Peña Los Vinicilinos

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Angel García Castro, presidente de la Peña Los Vinicilinos
LOS VINICILINOS


Año de fundación: 1945

Numero socios fundadores: 14

Presidente fundador: Angel García Castro

Domicilio social: Plaza de San Agustín (Bar Andaluz), posterior Ocaña nº4

Actividades: Peroles; Veladilla de San Agustín; Cruz de Mayo; Romerías; Pasillos Cómicos.

Premios: Cruz de Mayo; Romerías.

Personajes:Rafael Ordóñez guitarrista; Pepe Prieto recitales; Manuel Cañete Torres cantaor, hermano del fuera becerista José Cañete "Pepillo" llamado también "Lagartijo de San Agustín" su presidente Angel Castro que tenía una voz maravillosa cantado en las serenatas y el buen cocinero de peroles Rafael Carretero Peña. Como simpatizantes la tonadillera Antoñita Ordóñez y el cantaor "Tamajón" y su presidente Angel Castro que tenía una voz maravillosa cantado en las serenatas.


Comentario: Se le llamaba la "Peña de la Gracia", pues ya su nombre lo indicaba, "Los Vinicilinos" dado que se funda la peña cuando la "pelicilina" esta en pleno auge. Estos peñistas compararon este medicamento con los benefícios del vino que cura los dolores del cuerpo y las penas del espíritu. Su emblema estaba compuesto por una garrafa de vino y una jeringuilla de inyecciones. La mayorías de sus socios eran tenderos de la plaza de abastos de San Agustín, pues había algún carnicero o pescadero como el "Carriles".

Sus "velaillas" (ver Otras desaparecidas verbenas de agosto) en la plaza de San Agustín en el mes de agosto eran sonadas en el barrio por el ambiente que despertaban entre el vecindario, en ellas había de todo: cante flamenco, copla española, recitales y hasta pasillos cómicos que los interpretaban los mismo peñistas. Lo más peculiar de esta fiesta era la carrera de burros por el compas de la plaza; decían las gentes que era como un recuerdo a la Peña Los 99 que fue modelo a seguir por las Peñas en los años cuarenta y cincuenta.

Sus "peroles" eran del mejor estilo cordobés, donde el fruto de Baco estaba rondando desde que empezaban a primeras horas de la mañana hasta que terminaban a altas horas de la tarde-noche, donde la "jumeras" eran norma, todas llevadas con gran dignidad y elegancia.

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