Pedro Abad (Rincones de Córdoba con encanto)

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Los pueblos
Rincones de Córdoba con encanto
Francisco Solano Márquez (2003)
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Pedro Abad / La colina del Cristo milagroso

Se reviste de calma el Guadalquivir al aproximarse a Pedro Abad, pueblo ribereño que en la soledad de su altozano irradia una cierta serenidad espiritual. Varios detalles explican esta espiritualidad que transmite la villa. El primero, su propio origen, que enseguida detallaré. El segundo, ser la cuna de Santa Rafaela María Porras, fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, en cuya casa natal se erigió un templo en 1950, que deslumbra por la riqueza de sus mármoles policromos. Y el tercero, la insólita presencia de la mezquita basharat –buena nueva– de la comunidad Ahmadía, que desde el remoto Pakistán se fijó en este sosegado paisaje cordobés para levantar un templo en 1982.

Pero si hay que buscar un lugar con encanto en Pedro Abad, convendrá dirigirse a través de la Cuesta de Jesús a la ermita del Santo Cristo de los Desamparados, que se alza sobre una suave colina. El topónimo Pedro Abad está relacionado con el abad Pedro de Meneses, santo varón gallego que acompañó a Fernando III en la conquista cristiana –cuyos restos reposan en la ermita–, que portaba en su jamelgo un Crucificado. Cuando el rey conquistador levantó el campamento, dice la leyenda que la imagen se resistió a abandonar el lugar, pues aumentó su peso hasta el punto de que ninguna fuerza humana logró moverla, y a la vista del prodigio el propio Rey Santo aportó 3.000 maravedíes para la construcción de la capilla, origen del pueblo.

La iglesia que hoy se aprecia no tiene nada que ver con aquella ermita fundacional, que sufrió numerosas reformas a través de los siglos, la última en 1960, a la que corresponden las bóvedas y su decoración neobarroca. Tiene tres naves separadas por arcos de medio punto apoyados en rojizas columnas de piedra. El Cristo que hoy se venera en el camarín dieciochesco, decorado con coloreadas yeserías de motivos vegetales, no es el que trajo el legendario abad gallego, sino una imagen tallada en 1939 por el escultor Jacinto Higueras. Del antiguo crucificado, destruido en la Guerra Civil, pervive como testimonio sentimental un brazo amorosamente conservado en una urna. Para amantes de curiosidades piadosas conviene añadir que en la habitación de la santera se conserva una piedra con la firma de Santa Teresa estampada.

Al exterior de la ermita destaca la austera torre de ladrillo, de tres cuerpos, erigida en 1909, aunque parece más antigua, y a sus pies se extiende el blanco templo. Junto a la portada que se abre en el costado, un sencillo azulejo muestra al Cristo de los Desamparados con la Virgen, San Juan, el abad Pedro de Meneses y San Fernando, monarca cuya efigie se repite en la pequeña hornacina situada sobre la puerta. No cesa en la tarde el goteo de devotos que suben a rezarle al Cristo. Otras gentes vienen simplemente a gozar de esta beatífica tranquilidad, que se rompe por septiembre cuando sube el pueblo en masa para asistir a la novena y entonar, un año más, las coplas del Cristo: “Dulce, dulce Jesús, dueño amado, consuelo de Pedro Abad...”.

La explanada semicircular recorrida por un poyo con barandilla que se extiende en el costado del templo constituye también un plácido mirador sobre el caserío perabeño, en el que se ve despuntar la espadaña parroquial. Una cruz de piedra flanqueada por sendos árboles pinta un rasgo de espiritualidad en el rellano.

Callejeando por Pedro Abad aún es posible apreciar otros encantos, como los labrados dinteles rojizos que decoran algunas casas antiguas de porte señorial, y valga como ejemplo la número 82 de la calle principal. No debe olvidar el viajero que se halla en la zona de la piedra molinaza, procedente de la Sierra de Montoro, cuyos sillares pintan de rojo almagra tanto los edificios nobles como muchas casas populares. También conviene asomarse a la plaza de Andalucía, animado salón al aire libre festoneado de naranjos, dominada por la rojiza fachada de la parroquia de la Asunción.



Referencia

  1. MÁRQUEZ, F.S.. Rincones de Córdoba con encanto. 2003. Diario Córdoba

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