Recuerdos de las Portatiles en las Margaritas

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Recuerdos de las Portatiles

Recordando una escena de la película Regreso al futuro me vino a la cabeza el siguiente articulo. En dicha escena El profesor Doc queda con su amigo Marty en el aparcamiento del centro comercial “Twin Pines”. Alli Doc comienza a recordar como anteriormente esa misma zona del centro comercial era una explanada en la que el propietario solo quería plantar pinos (quizás de hay el nombre del centro comercial). Despues aparece el fantástico Delorian y su condensador de fluzo y el resto ya lo conocéis todos.

De esta escena vino a mi recuerdo la explanada que marcaba el límite del barrio de las margaritas y la falda de la sierra. Años después plantarían en esa explanada un centro comercial. Al igual que en la película me gustaría echar un vistazo en el pasado, recordar lo que una vez fue solo una solución pasajera de construir unas casitas portátiles para alojar a unos vecinos unos 18 meses y se convirtió en un barrio mas con casi 30 años de vida. No disponemos del condensador de fluzo para tunear un coche, así que echaremos mano de las fotografías que estamos recopilando entre todos en la página de facebook sobre las casitas portátiles de las Margaritas. Además de los recuerdos que han ido surgiendo a raíz de las entrañables fotos.

La explanada, donde posteriormente iria el Pryca y hoy dia Carrefour. Era básicamente un terreno abierto que de pequeño recuerdo haberlo visto plantado con boniatos y otras plantas. Otro lado que cercaba el barrio era la línea de tren Muriano- Almorchon y la carretera Trassierra. La línea ferroviaria también desapareció, era el límite con el también clásico barrio de la Huerta la Reina. Paralelamente a las vías se solía colocar el mercadillo de los sábados justo enfrente del Mercado de la huerta la reina. Por ultimo la carretera Trassierra hasta la altura de la Iglesia de las Margaritas y el Pireo.

En ese triangulo se si situaban las casitas, a modo de barracones militares divididas en 4 zonas A, B, C y D y nombrando sus calles con letras del alfabeto. Este Barrio improvisado fue creciendo y consolidándose con el paso del tiempo. La iglesia de las Margaritas dio cobijo con su labor al nuevo barrio. De esta Iglesia me gustaría mencionar al sacerdote D. Moisés Delgado Caballero por su labor al frente de esta iglesia gran parte de su vida.

Dentro de las casitas portátiles también se adecuaron tres guarderías o colegios con los nombres de los tres reyes magos de oriente. A esto se le unieron los Colegios Obispo Osio y La Inmaculada. En la remodelación del barrio se construyo un tercer colegio, el Antonio Gala. Además de un pequeño polideportivo Era un barrio de gente humilde y trabajadora que la situación les había llevado a vivir en esos 45 m2 de techos de Uralita y paredes prefabricadas. La casita se componía de dos dormitorios, comedor, salón y cocina juntos y patio trasero.

Con el tiempo y el trabajo de madres y abuelas fueron cambiando la fisonomía de las calles. Cuidaban esas casitas por dentro y por fuera para que fueran hogares. Por dentro aun recuerdo esos papeles de decoración en las paredes o simplemente pintarlo de otro color. Las juntas de las vigas de aluminio servían de sujeción para los cuadros, cortinas y el canario en su jaula que solía haber en todas las casas. En las pequeñas ventanas se colgaban maceteros alargados e incluso en algunas casas, al lado de la puerta había un pequeño jardín que con esmero cuidaban sobre todo las abuelas. Pos fuera, refrescar la puerta en verano con un cubo de agua o la manguera era necesario para superar el sofocante calor. Recoger las hojas en otoño para que no se atrancara la reguera y mantener la calle lo mejor posible. En invierno los braseros de carbón y como no la decoración navideña con su nacimiento, todos estos gestos y muchos mas hacían de las casitas un hogar.

En verano el calor era sofocante (como todos los que hemos vivido en Córdoba un agosto sabemos) y las puertas estaban abiertas, y por el atardecer se tomaba literalmente la calle con corrillos para tomar el fresco y charlar o jugar a las cartas. Incluso alguno que tenia tele pequeña se hacia su sesión de cine particular en la calle o el un, dos, tres el viernes noche que era casi sagrado. En invierno el frió tampoco daba tregua sobre todo en diciembre y enero. Aunque en navidad creo que se notaba menos ya que siempre había mas de un vecino que ofrecía polvorones o la copita de anís para brindar. Controlar el nivel de la bombona de butano que no te quedases sin agua caliente, que era una faena. Menos mal que el invierno en Córdoba se pasa en apenas tres meses. No te das cuenta y comienza el buen tiempo casi después de los carnavales, que también se celebraban en los colegios con los desfiles de disfraces de los nenes. Seguimos mas adelante y ya estamos comiendo caracoles y esperando el espectacular mayo. Las cruces que se hacían en el barrio las flores y el buen tiempo. Y vuelta a empezar con el ciclo.

Los locales de las portátiles, ultramarinos o tiendas que vendían desde lentejas, punto para la lavadora y montan-man para los niños. Bares y el mercado de los sábados e incluso un cine de verano. Gente que vendía por las calles higos chumbos en las tardes noches de verano, melones y sandias, castañas asadas en otoño, el afilador con su moto y el sonido característico de la flauta, el piconero en invierno picòn para el brasero, hasta un hombre que hacia rifas con cartas en miniaturas metidas en macarrones…. personas que hacen que una zona este viva en definitiva.

Con el tiempo llego la remodelación del barrio, las casitas fueron desapareciendo en pos de los pisos. Así se empezó por la zona C justo al lado de la Iglesia y en la entrada del barrio. El Corral de la Pacheca se le llamo y en su entrada sigue estando el pequeño homenaje a las casitas portátiles. A principios del 92 cayeron las ultimas casitas portátiles, muchos recuerdos, historias y vida que se vivió en esos escasos 45 m2 que sin embargo dieron para toda una vida.

--Coba 21:48 6 nov 2013 (CET)

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