¡Ande el movimiento! (crónica satírica de la Feria de 1927)

De Cordobapedia
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Crónica de un día de la feria de Nuestra Señora de la Salud del año 1927 y publicada en la Córdoba Industrial[1]

Por la calle Gondomar no se puede dar un paso.

Es el primer día de feria y el gentío ha invadido la calzada con sus coches y negocio. Tratantes y hombres de negocios dispuestos a hacer la feria. Toreea el Zurito y....se acabó el carbón

Quema el sol y reina la alegría, porque Córdoba en estos días no es ni más ni menos que la matriz de España entera. Mi espíritu, algo reflexivo, sube de punto ante la extraordinaria característica que la población ofrece. Y aquí el dilema de Pan y Toros. Como todos no somos acreedores al disfrute de la vida cuanto hijo del infortunio se quedará sin toros y sin pan. En cambio, cuánto hijos favorecidos de la Gran Bretaña irán a los toros, para después seguir de parranda hasta acabar con la paciencia de los cordobeses y de Santo Tomás de Aquino!!

Y a propósito, cuando fuerza viva del antiguo régimen, en pasivos y particulares trapicheos con motivo de la lucha por los trompitos!...

Pero no sirvo desmayar. Estamos con los amigos en feria de la Salyd, y ¡allá penas! ¿Vamos a matar la espiritualidad de la cosa, que es su mayor encanto?

-¿Donde? -replica un mosquitito. (Este mosquito es un burgués de la platería cordobesa.)

-¿Que dónde? -indica un devoto de San Eloy y émulo del mitológico dios del mostagán-. ¿Dónde se va a ver?

Y, sin obligarnos mucho, ¡cataplún! en la Sociedad de Plateros con nuestros huesos.

Notamos que un hormigueo de gente lleva la misma dirección y que Rafael Pastor en la calle de San Álvaro no puede contener la invasión de clientes y despacha (no despide) hasta con la vista. Tomamos asiento y no falta quien diga que esto casi debiera declararse monumento nacional o instituto de la democracia.

El ambiente que allí se respira es tan embriagador, que se siente uno poeta, cómico, artista, y... como colmo, hasta político, que ya no se estila; y el casticismo más allí reposa es tan clásico, que parece como si dictara todo el supremo misterio de la infinita gracia de mi tierra.

-¡Vengan otras copas, señores, que estamos en Córdoba!

Seguimos nuestro plan y, al llegar frente a Correos, Pepe Jiménez anda de cabeza para atender a tanta gente sobre todo de la especie tipo...gráfica. Y nos dice aparte, ya tarumba:

- ¡Encantaos de la vida! Royendo huesos sin ser tan canina como ustés...se figuran

Momento solemne que el silencio embarga....

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En la calle San Francisco tomaremos la espuela - dice el cronista. Y nos encontramos en el callejón con Rafael Sánchez, inteligente y activo director del ilustre Patronato del Trasiego, y nos metemos en la tercera taberna de la fuerte Liga de la emancipación, si no de cabeza, bailando el sacatacón.

-¡Ande el movimiento y viva Córdoba la Vieja y también la Sinagoga! -dice Rafaelito Aumente, dirigiéndose a Chimenea.

Esto se complica. Y desde el patio se oye una voz que dice:

-¡Adelante, señores, que yo soy miembro de esta casa y no estoy dipuesto a consentir que se den voces subversivas

Y este intruso se suma a la reunión y dándole esquinazo a la cotidiana, prefiere estar a gusto con nosotros. Hace una pausa muy breve y, encarándose con Antonio Pasto, le ordenar poniendo la mirada en el Celeste Imperio

-¡Echa vino hasta que se caigan las chimeneas de Rute!

Antonio Pastor nos sirven maquinalmente unas copas con tapas de pescado en adobo, mascullando entre dientes unos monosílabos que no se entienden pero nos explicamos.

-Es tanta la gente que, así porque sí, se ha colao -dice el interfecto- que me trae verde. Son las diez, que son las nueve de la noche, y todavía no me han dejao almorzar las envidiables exigencias de mi cargo. ¿Pues no dicen que esta casa es el Paraíso terrenal o un Ateneo de la buena pata. Esto es la desesperación de Espronceda.

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Nos vamos a la feria y entramos en las vistas. Salimos de las vistas y vamos a ver las fieras. Junto a la barraca de las fieras hay un puesto de macanas averiadas y el fin de las macanas chilla y habla más que un sacamuelas. Al salir de la barraca de las fieras nos dirigimos a tomar café y en este escuchamos un murmullo entre unos feriantes, que nos resultan unos parvulitos de abrigo.

Y al retirarnos para dormir nos enteramos de que en la Comisaría hay más feriantes que pueda haber en San Sebastián de veraneo.

¡Ande el movimiento y ...vamos a seguir viviendo, entrando los escollos de este vegetativo vivir tan positivo!

Llega el último día de feria y entonces es cuando nos acordamos de doña Maria Córdoba, cachazuda y distinguida dama cordobesa, cuya esfinge de piedra persiste, a través de los años, en lo más alto de nuestras casas Consistoriales, aguantando mecha.

El Pico.

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Referencias

  1. Publicación anual con motivo de la Feria de Nuestr Señora de la Salud. Córdoba 1927.

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