Córdoba y la Generación del 98

De Cordobapedia
Saltar a: navegación, buscar

La Generación del 98, un movimiento literario y artístico que surgió en España a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, encontró en Córdoba una fuente de inspiración significativa. Este artículo se enfoca en la relación entre Córdoba y algunos de los miembros más prominentes de esta generación, incluyendo a Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado y Miguel de Unamuno.

Azorín

Azorín, en su obra España, hombres y paisajes, observa el panorama cordobés, sus tierras, montañas, calles y plazoletas, con una visión espiritualista que refleja la sensibilidad característica de los hombres del Noventa y Ocho.

En su artículo Horas en Córdoba, Azorín ofrece una tierna y conmovedora visión de la ciudad andaluza durante su lento peregrinaje por los pueblos de España. No intenta captar el alma cordobesa directamente, aunque lo hace de manera indirecta al describir con evocador sentido ancestral el ser de la ciudad, el misterio de sus calles, patios y jardines. Azorín recorre la ciudad en las horas tempranas de la mañana, admirando el azul intenso del cielo y el aire fresco y sutil que emana por doquier. A través de callejuelas estrechas y angostas, se adentra en la Judería, donde todo es tranquilidad y silencio, una ciudad que parece dormir recreándose en el sueño de su pasado glorioso.

Pío Baroja

Pío Baroja, en su obra La feria de los discretos, nos da una visión realista de la Córdoba de principios del siglo XX. Aunque las aventuras de su protagonista, Quintín García Roelas, constituyen el eje de la narración, Baroja también supo captar la esencia del alma cordobesa. Su estancia en Córdoba le sirvió para profundizar en la esencia de unas gentes sencillas y humildes junto a una aristocracia decadente, bandidos y ladrones, artistas y trabajadores honrados. Pocos escritores han sabido calibrar mejor que Baroja la diversa fauna humana de la Córdoba finisecular, aunque adopta una actitud más bien contemplativa;.

Antonio Machado

Antonio Machado también dedicó atención a Córdoba en su obra. En su poema Olivo del camino, de Nuevas canciones, Machado evoca a Córdoba como símbolo de sus queridas tierras castellanas. Describe los campos cordobeses con la misma gracia y encanto que descubriera en las parameras sorianas adornadas por el halo vivificador de su queridísima Leonor. Machado ha calificado a Córdoba con una serie de adjetivos que determinan su esencia espiritual, como en Apuntes, VII de Nuevas canciones: Tus sendas de cabras y tus madroñeras, Córdoba serrana. Estos versos reflejan la profunda conexión del poeta con la ciudad y su entorno natural.

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno, aunque no conoció Córdoba de primera mano, expresó su admiración por la ciudad y su influencia cultural en numerosas composiciones críticas sobre la historia moderna y antigua. Unamuno exaltó sobremanera a Lucano, el inmortal autor de la Farsalia, y reconoció la influencia de Séneca en su propia obra y pensamiento. En un artículo publicado en La Nación de Buenos Aires, Unamuno se refiere a Lucano como el maestro, el cordobés, el español. Las tragedias unamunianas Fedra y Medea están basadas en las obras del mismo título de Lucio Anneo Séneca, mostrando una clara conexión entre el filósofo cordobés y el escritor vasco.


Bibliografía

Córdoba en la Generación del Noventa y Ocho. José María Ocaña Vergara. Boletín 112. Real Academia de Córdoba. Página 51. Año 1987

Principales editores del artículo

Valora este artículo

0.0/5 (0 votos)