Plaza de San Agustín
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Contenido
Situación
La plaza de San Agustín o compás de San Agustín es una plaza rectangular y comunican con ella la calle Huerto de San Agustín (al norte), la calle San Agustín (al este), la calleja del Rohoyo (al sur) y la calle Rejas de Don Gome (al oeste).
Historia
Esta plaza también es conocida como “Compás de San Agustín”, al encontrarse en lo que debió ser el patio de acceso al Convento de San Agustín. Este convento fue fundado por el rey Fernando III el Santo en las afueras de Córdoba, pero más tarde Alfonso XI donó a esta orden el lugar que ocupa hoy.
Se tiene constancia de la creación como tal de la plaza de San Agustín, cuando en escritura otorgada el 8 de diciembre de 1512 el prior del Convento de San Agustín declara haber formado una plaza almenada delante del propio convento, derribando para ello muchas casas con conocimiento del propio Concejo.
- "se avia fecho en la dicha casa e monesterio çiertos reparos e nuevos edifiçios convinientes e neçesarios a la dicha casa e convento entre los quales para el hornato de la dicha casa se avia fecho una plaça e para la faser se avian derribado muchas casas profanas e que por mas hornao e abultamiento del dicho monesterio los muy magnificos señores concejo e corregidor de la dicha çibdad de cordova avia consentido en que la dicha plaça se çercase de almenas sefund estava çercada"
Tenemos noticia de que la fuente que existió en el centro de la plaza se construyó en 1854, aunque actualmente esa fuente ha desaparecido y su lugar lo ocupa una escultura del compositor de temas cordobeses Ramón Medina.
También sabemos que desde el año 1872 se celebraba un populoso mercado en esta plaza, que muchos de nuestros vecinos mayores han conocido y que se extendía por las calles adyacentes.
Hoy día la plaza no es tan populosa como en décadas anteriores debido a la progresiva desaparición del mercado. Además del monumento a Ramón Medina, se encuentran en ella una pequeña fuente para beber y bellos bancos metálicos, está plantada con palmeras y plátanos, pero necesita –al igual que la iglesia que le da nombre- de una profunda intervención a fin de que verdaderamente sea un lugar de disfrute y esparcimiento para el vecindario. La restauración de la iglesia se está llevando a cabo, quedando pendiente la intervención en la plaza.
Existen otras calles cercanas cuyos nombre están igualmente relacionadas con el convento de los agustinos, como son la calle Dormitorio y la del Huerto de San Agustín.
Compás de San Agustín según Paseos por Córdoba
- El Compás de San Agustín es una bonita plaza delante del convento de aquella advocación. La palabra compás era muy común a casi todas las plazuelas regularizadas delante de las iglesias, y así lo encontramos en muchas poblaciones. Hay en este sitio algunos árboles, por cierto muy raquíticos, plantados en 1854, y una fuente muy fea, colocada en dicho año por el alcalde interino don Antonio García del Cid, con una paja de agua de la iglesia, donde hay otra llave para cuando hace falta. Entre la entrada y la calle del Huerto hubo hasta 1841 una imagen de Jesús, con unas puertas casi siempre cerradas.
- También hay cerca del mercado una calleja sin salida que le dicen el Rehoyo, por formar hondonada y por consiguiente correr las aguas hacia adentro. Tenía una plazuela con varias casas, según se ve en los padrones antiguos, pero incorporadas al hospital de Jesús tomó todo el terreno posible, menos el necesario para entrar en una casa que no adquirió, y dejar la servidumbre de dos postigos de otras.
Plaza de San Agustín en Rincones de Córdoba con encanto [1]
La plaza de San Agustín es como la sala de estar del barrio, donde los jubilados ven la vida pasar, juegan los niños y se concentran los jóvenes en animadas tertulias. Es una plaza rectangular, elevada como un podio sobre el nivel de las calles que la rodean, y pavimentada de granito y cantos rodados. Dieciséis bancos de fundición alrededor del rectángulo ofrecen asiento bajo las copas de los plátanos de sombra alineados en el perímetro, mientras que en la plataforma crece una decena de palmeras más o menos alineadas, cuyo verdor desfallecido reclama más cuidado. En medio del rectángulo, el busto de Ramón Medina, envuelto en su capa, sobre un sobrio pedestal de granito, preside la vida cotidiana del barrio que vivió y cantó. “Al Cristo de Scala Celi / le llevamos un jardín / para que no falten flores / en su lindo camarín, / que así son las nenas / de San Agustín...”, por ejemplo. La cercana taberna del Pancho, en la calle Montero, aún conserva en su patinillo el limonero que dio nombre a la peña del maestro, bajo el que tantas canciones nacieron. Como en todos los barrios de la Ajerquía, la vida cobra un ritmo más pausado que en la urbe; no hay prisa. Esta tranquilidad se rompe por Carnaval, cuando Córdoba baja a San Agustín para ver las máscaras, que convierten la cercana calle Montero en el epicentro de la fiesta popular, bulliciosa y colorista. También por Semana Santa la multitud ocupa la balconada que es la plaza para ver salir a la Nazarena o recibir la visita a su antiguo barrio de la Virgen de las Angustias, permanentemente recordada en el mural de azulejos que decora la fachada de la iglesia. Ay, la iglesia. La iglesia conventual de San Agustín, cuya fachada preside la plaza desde el costado oriental, es la asignatura pendiente del barrio, pues la inconclusa restauración mantiene sus puertas cerradas. Los agustinos se establecieron en el barrio en 1328, pero el aspecto barroco que hoy presenta la iglesia responde a la reforma emprendida en el primer tercio del siglo XVII, que enmascaró el templo primitivo, decorándolo con yeserías y pinturas murales de mérito, atribuidas a Cristóbal Vela y a Juan Luis Zambrano. De esa misma época es la ocrácea portada, un vano adintelado escoltado por dos pares de estriadas columnas sobre las que descansa el entablamento rematado por un frontón partido, en el que se inscribe la hornacina con la imagen de San Agustín, titular del templo. En intercolumnios, cornisas y volutas buscan refugio las palomas. Corona la fachada la torre renacentista de dos cuerpos. El abandono circunstancial del templo confiere a la fachada una belleza decadente, pero aún así engalana la plaza Como suele ocurrir, un cinturón de automóviles –muchos de ellos aparcados en las aceras– ahoga la plaza y lastima su encanto; ni siquiera respetan la portada del templo. Al igual que los vecinos se movilizan Aprisa –es decir, Asociación Por la Restauración de la Iglesia de San Agustín– para activar la recuperación del templo, debieran emprender también una benefactora campaña por la liberación automovilística de la plaza, que ganaría belleza. El aspecto actual de la plaza responde a la remodelación emprendida por Vimcorsa en 1999, empresa municipal que tanta atención presta a la recuperación de rincones cordobeses con encanto. Al término de la intervención suele colocar un texto mural que resume los rasgos más característicos del lugar. “El entorno de la iglesia, tanto la calle como la plaza o Compás de San Agustín –informa un panel de metacrilato sobre la fachada de una casa– ha tenido desde antiguo una fuerte tradición comercial. Hasta 1872 se celebraba un mercado en la calle que pasó a la plaza a partir de ese año, y que ha perdurado en ese lugar hasta que a finales de los años sesenta se reurbanizó”. Esta tradición comercial pervive en los pequeños negocios establecidos en los bajos de las casas; predominan las de dos plantas, lo que confiere al entorno de la plaza un grato aspecto de pueblo, mientras la torre sin campanas sobrevuela las copas de plátanos y palmeras. </div> |
Referencia
- ↑ MÁRQUEZ, F.S.. Rincones de Córdoba con encanto. 2003. Diario Córdoba
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