Diego Albañil Barrena
Don Diego Albañil Cabeza, hijo de Diego Albañil Cabeza y Serafina Barrena Ruiz, un matrimonio humilde y católico, fue bautizado el 5 de junio de 1903. Sus padres lo educaron cristianamente y fue confirmado en la Parroquia de Ntra. Sra. del Castillo de su pueblo natal el 14 de febrero de 1909, por el Obispo de Badajoz, Mons. Félix Soto Mansera.
Con 11 años de edad, ingresó en la Preceptoría local y comenzó sus estudios teológicos en el curso 1914-1915. Tres años más tarde, fue enviado al Seminario de San Pelagio. Su párroco lo describe como "un estudioso de conducta intachable, que muestra su vocación asistiendo diariamente a la Misa y comulgando con frecuencia".
Don Diego recibió el presbiterado el 29 de mayo de 1926. El 1 de julio de ese mismo año, tomó posesión de la coadjutoría de la Parroquia de San Sebastián de Espiel, en la que trabajó hasta la primavera de 1928. A continuación, regresó a su pueblo natal esperando un nuevo destino. Escribió a su Obispo, Mons. Adolfo Pérez Muñoz, solicitando un destino pastoral.
La respuesta del Obispo fue rápida: nombró a don Diego cura ecónomo de la Parroquia de San Juan Bautista de Argallón, una aldea de Fuente Obejuna, de la que tomó posesión el 1 de junio de 1928. La Iglesia de Ntra. Sra. del Rocío de Piconcillo depende de esta parroquia como filial.
En 1930, el arcipreste don José Castro Díaz (también mártir) informó sobre la vida y la parroquia de don Diego: "Observa una vida ajustada a los sagrados cánones y cumple con sus deberes de residencia, predicación y visita de enfermos, etc.". Los cuatro informes conservados sobre él contienen las mismas apreciaciones positivas sobre su vida sacerdotal. Entre otras actividades formativas, perteneció y asistió regularmente al centro de conferencias sacerdotales de Fuente Obejuna.
Los pueblos donde don Diego ejercía su ministerio pastoral eran muy sencillos y humildes, con una actividad pastoral, devocional y cristiana relativa, pero con pocos recursos, lo que le causó dificultades económicas.
Al quedar suprimida la llamada paga del estado en 1931, se hizo inviable la residencia de don Diego en la aldea, por lo que, a petición del arcipreste se le señaló residencia en Fuente Obejuna desde la cual sirve a la parroquia de esta localidad, y desplazándose a su parroquia los domingos y festivos, además de atender las necesidades espirituales de sus feligreses cuando se lo requerían, a pesar de la indiferencia religiosa y cierta hostilidad patentes.
Estallido de la Guerra Civil
El 21 de julio de 1936 fue arrestado el Arcipreste y conducido a la cárcel del Partido donde se encontró con otros cinco sacerdotes, entre ellos don Diego. Allí, rezaba el Rosario por la tarde, junto con los demás presos, y el Oficio Divino. Antes de ser sacado de la cárcel para la muerte, recibió la absolución del Arcipreste, y él mismo se la impartió a éste y luego a los demás presos de la sala adjunta.
La noche del 20 al 21 de septiembre, ya pasada la medianoche, siete camiones cargados de presos salieron de Fuente Obejuna. Junto con otras 42 personas, don Diego fue montado en uno de ellos, con los otros sacerdotes, y conducidos a Granja de Torrehermosa (Badajoz). Durante el trayecto los presos fueron sometidos a numerosas vejaciones y torturas. Seis camiones se detuvieron allí, y uno continuó hacia Azuaga (Badajoz), llevando a los siete beatos mártires Franciscanos de Fuente Obejuna y siete laicos.
Se cumplió el fusilamiento en tandas de seis en seis junto a las tapias del Cementerio de Granja de Torrehermosa, alumbrados por los focos de los vehículos, para ser rematados con un tiro de gracia. Los cadáveres quedaron sin sepultar y en montones a las puertas del Cementerio, siendo luego enterrados en una fosa común. Tras unos meses, fueron exhumados y trasladados a Fuente Obejuna y sepultados con todos los honores humanos y con toda la piedad cristiana. Don Diego fue sepultado junto con todos sus compañeros, pero esa tumba no se ha localizado.
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