El Legionario

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El Legionario

Existió por los años cincuenta y sesenta en las calles de Córdoba un tipejo al cual le llamaban “El Legionario”. En aquellas fechas debería tener los sesenta y algunos años más. Físicamente era de mediana estatura, flaco y de piel curtida, falto de la mayoría de los dientes, mal aseado y peor vestido, sus características eran de un mendigo.

Malvivía en las inmediaciones de la Fábrica del Plomo o en el Cementerio de los Protestantes. Su base de operaciones pedigüeña la tenía entre la plaza de Colón y la llamada Avenida del Generalísimo, en la cual, recogía limosna pedida de una forma correcta.

Era habitual verlo con una lata en la mano a la hora del almuerzo junto a la puerta de la Base Militar de Automovilismo, (ubicada en el camino de los Santos Pintados hoy avenida de los Almogávares) de esta de forma, todos los días comía de las sobras rancheras que dejaban los soldados del Cuerpo de Guardia de dicha Base. El día de más relevancia festiva de esta unidad militar, llámese San Cristobal patrón de los automovilistas, “El Legionario” exhibía ciertas medallas colgadas sobre su pecho, éstas según decía, las había ganado por méritos de guerra luchado con la Legión Francesa e igualmente en la Española.

Pues bien, -siempre según su propio relato- desde pequeño le gustaba las venturas y buscándolas se enroló a los 18 años en la Legión Francesa para participar en la I Guerra Mundial, en la cual, -comentaba- estuvo como chofer en la famosa "Voie Sacrée" (Vía Sagrada), carretera de acceso a la sangrita y mortífera batalla de Verdún. Puede que estuviera en la verdad, pues hablaba un aceptable francés. Fue licenciado al final de la contienda, y fundada la Legión Española en 1920 se alistó a la llamada de José Millán-Astray. Se mantuvo en ella, tomando el apodo del “Francés”, por aquello de contar las batallas que pasó en las trincheras francesas de la Gran Guerra. Participó en la guerra de Marruecos 1921 con motivo del levantamiento de las cábilas de Abd el-Krim. Estuvo en el tercio español hasta su jubilación actuando, -según su propia narración- en la Guerra Civil Española, dónde participó en operaciones como la toma de Badajoz, siendo herido en el campo de batalla a consecuencia de la metralla de una granada.

Este personaje, según comentarios de otros indigentes, era pendenciero con sus compañeros pedigüeños por creerse superior en jerarquía a ellos, pues blasonaba sus medallas y heridas de guerra como signo de valor y dignidad.

Llegó un tiempo en que no se le vio más callejeando, lo que es de suponer desapareció, lo más probable, como consecuencia de su fallecimiento. Personajes pertenecientes a la Legión siempre ambularon por las calles, no sólo de Córdoba, sino de la mayoría de las ciudades importantes de toda España. Distinguiéndose por sus formas, comportamientos excéntricos y sobre todo, por contar sus aventuras de guerra a los adolescentes.

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