Leyenda del origen de la Virgen de las Angustias
Leyenda tomada de Ramírez de Arellano en Paseos por Córdoba
Cuenta la historia que un día un borriquillo llegó a la ciudad y entró en el patio del Convento de San Pablo, ante el descuido del hermano portero. Éste al encontrarlo, lo sacó de vuelta a la calle. El borriquillo, entonces, se dirigió a la Iglesia de San Agustín. Los hermanos, al verlo pensaron que pudiera estar perdido, decidieron darle albergue hasta que vinieran a reclamarlo. Le quitaron la pesada carga que llevaba y al abrirla, descubrieron maravillas una bella talla de la Virgen. Cuando la noticia corrió por la ciudad, los dominicos la reclamaron como suya, pues el borrico fue a su convento en primer lugar, a lo que los agustinos respondieron que puesto que ellos recogieron al borrico y los otros no, la talla era suya. Finalmente, presentado el caso ante la justicia, los agustinos pudieron quedarse con la imagen, a condición de que si por algún motivo la Virgen entraba en San Pablo, no volvería a salir de allí.
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