Marqués de Jover

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El marquesado pontificio de Jover tiene su origen en José Jover y Paroldo, nacido en Córdoba en 1830 y miembro de una familia de banqueros. Su padre era Amador Jover y Toro (Compons, 1803-Córdoba, 1859), un inversor catalán llegado a Córdoba unos años antes.[1] También llegó a Córdoba su hermano Diego Jover y Toro (Compons, 1802 - Córdoba, 1857). Ambos hermanos casaron en esta ciudad en 1825 con miembros de la burguesía local, las hermanas Antonia († Córdoba, 1872) y Josefa Paroldo y Sánchez-Cantarero, respectivamente.[2] Su padre pronto entró en política del lado del partido progresista; de modo que su progenitor en 1840 ya era concejal. Su tío Diego Jover y Toro también fue edil, pero con mayor fortuna política, pues era seguidor de Joaquín Francisco Pacheco, y sería Diputado a Cortes en 1847, 1851, 1853 y 1857 por Córdoba.[3] Otro hermano sería Rafael Jover Paroldo, director de El Tiempo, periódico que codirigió con su hermano José Jover Paroldo y en el que colaboró Ricardo Jover Paroldo, quien junto a su padre y el propio José Eduardo, crearon la financiera Amador Jover e Hijos. A iniciativa de su madres se debe la compra de los terrenos del convento de San Pablo, que continuó con el cuidado de la iglesia, permitiendo que esta joya artística se conservase. El templo se convirtió en uno de los puntos identificativos de la familia Jover, donde plasmaron gran parte de su religiosidad. Por otro lado, José Jover, al igual que su padre y tío, entró en política del lado del partido progresista, evolucionando hacia el unionismo. Entre 1854-1855 fue teniente alcalde de Córdoba, tiempo en el que se cruzó como caballero de San Juan de Jerusalén (1854). Volvió a ser concejal durante 1855-1856 y también Diputado provincial, incluso en 1857 durante unos meses ocupó un escaño de Diputado por Córdoba. En 1864 fue nombrado Gobernador de Canarias y más tarde de Cuenca; trasladándose en 1865 a Murcia y al año siguiente ya estaba en el gobierno de Santander. Con los ultramoderados fue relegado de la política, tiempo en el que casó con Purificación Cabezas Saravia, hermana de Mariano Cabezas Saravia, V conde de Zamora de Riofrío, en 1868 alcalde de Córdoba.

Durante el Sexenio Revolucionario mantuvo una actitud distante, aunque a principios de 1871 se adscribió en Córdoba a la Junta provincial católica monárquica, apoyando su candidatura los carlistas en febrero para las elecciones. Sin embargo Jover en un manifiesto de principios de marzo retiró y pidió al electorado católico que apoyase la candidatura republicana. Finalizando aquel periodo, en 1875, su madre falleció en Córdoba, pérdida muy sentida por su gran labor devota, tomando el testigo este personaje y sus hermanos. Así las cosas aquel año se estableció en esta iglesia conventual de San Pablo un jubileo circular por esta señora y su esposo, que se mantendría durante todo el siglo XIX. De su implicación con la Iglesia da cuenta que en febrero de 1877 formó parte de la comisión organizadora de la peregrinación a Roma para acompañar al Obispo cordobés. En aquella visita a la Ciudad Eterna fue cuando recibió de manos del Papa el título pontificio de I marqués pontificio de Jover. A su retorno asistió a las reuniones del partido carlista para alcanzar una nueva reorganización, aunque su compromiso no pasó a la vida pública. Una de las facetas socialmente más reputadas del marqués fue su dedicación a las artes, convirtiéndose en un admirado poeta en los salones de la aristocracia. En la década de 1870 dedicó poesías a los pontífices, sobresaliendo sus dos odas “A Pío IX” y “A la muerte de Pío IX”. Gracias a su fama, en 1880 era presidente de la Real Academia de Córdoba y fue muy conocido por sus participación en numerosos certámenes, siendo muchas de sus creaciones de carácter religioso, como la letra que hizo para el himno que en 1882 se estrenó en Córdoba en los cultos del III Centenario de Santa Teresa de Jesús; en 1884 también hizo la letra del himno dedicado a la imagen cordobesa de Ntra. Sra. del Socorro. Publicó en revistas católicas diferentes obras cuyo tema central eran las tradiciones y costumbres cristianas. En 1894 tuvo gran divulgación nacional su Poesía a la Virgen del Rosario y al año siguiente la que creó en homenaje al Cardenal Cisneros. En 1906, su sobrino -el poeta Vázquez de Aldana- le dedicó su poema titulado “¡Cervantes!”, clara alusión a la personalidad del noble pontificio. Desde el ultimo tercio del siglo XIX el marqués y su familia viven en Madrid, donde el 30 de marzo de 1900 falleció su esposa. En los años de su viudedad se centró aún más en la poesía, continuando con su temática religiosa y haciendo algunos alegatos en favor de la abolición de la pena de muerte, como denunció en su poema dedicado a los muertes de Don Benito. Cuatro años después, en 1908, moriría en su casa de Carabanchel, dejando cuatro hijos: José, María Jover Cabezas (†1942), casada primero con Fernando de Santiago y Aguirrebengoa, fallecido en 1887 en Córdoba y casada en segundas nupcias en 1894 -en un enlace doble con su hermano José-, con Antonio Gallego Campoy, rico minero de Cartagena y secretario de varias delegaciones del gobierno; de cuyo matrimonio, celebrado el 30 de octubre de 1899, nació -entre otros- de Pilar Gallego Jover, casada en 1923 con su primo Antonio Jover Bedia (Valladolid, 1900-Madrid, 1964), coronel de la guardia civil y su primo segundo. Emilia Jover Cabezas, casada en Madrid en 1893 con el abogado Enrique Romá y Figueras († 1933), copropietario de las minas de hulla Peñarroya de Belmez. Y Blanca Jover y Cabezas, que fue una reputada artista cordobesa, miembro de su Real Academia. José Jover Cabezas se bautizó en Córdoba y casó en 1892 -en un enlace doble con su hermana María Jover- con Francisca Gallego Campoy. A la muerte de su padre, en 1908, fue el II marqués pontificio de Jover y, emulándole, en la Noche Vieja de 1910 ofreció un banquete a los miembros de las academias cordobesas. Marchó a Madrid para ocupar un alto cargo del ministerio de Hacienda y falleció el 7 de octubre de 1927 en la Villa y Corte. De este enlace nos consta que nació un hijo: José Jover Gallego, funcionario del ministerio de Hacienda que no usó el título pontificio, y que casó en Chamberí en 1935 con María del Rosario de Ibarra G. Montilla.
SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano: Los cortesanos del Papa en Andalucía: los títulos nobiliarios pontificios. Estudio particular de los linajes católicos.[4]



Referencias

  1. Amador Jover y Toro era hijo de Amador Jover y Brufau (1775-1854) y de Rosario de Toro Copons (Barcelona, 1775-1854). Vid. ROMERO ATELA, Teresa. «Antonio Jover Brufau [c.1775-1854] y Amador Jover Toro [1803-1857]», en PAREJO BARRANCO, José Antonio (coord.): Cien empresarios andaluces. Sevilla, LID editorial empresarial, 2011. pp. 43-49.
  2. Hijas del empresario piamontés asentado en Córdoba, José Paroldo Abadia, natural de Cotiglioli d´Asti y propietario de la empresa José Paroldo y Cía, y de Rafaela Sánchez Cantarero. Y ambas hermanas del también comerciante Juan Bautista Paroldo Cantarero. ROMERO ANTELA, Teresa. «Una dinastía de banqueros. La sociedad de banca de Amador Jover e hijos». Actas del V Congreso AEHE. San Sebastián: 1993, pp. 9-19.
  3. SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano: Los cortesanos del Papa en Andalucía: los títulos nobiliarios pontificios. Estudio particular de los linajes católicos. Anuario de Historia de la Iglesia andaluza, Vol. 13, 2020, págs. 227-340. ISSN 1888-7368. Disponible en Internet.
  4. Anuario de Historia de la Iglesia andaluza, Vol. 13, 2020, págs. 227-340. ISSN 1888-7368. Disponible en Internet.

BIBLIOGRAFÍA

  • SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano: Los cortesanos del Papa en Andalucía: los títulos nobiliarios pontificios. Estudio particular de los linajes católicos. Anuario de Historia de la Iglesia andaluza, Vol. 13, 2020, págs. 227-340. ISSN 1888-7368. Disponible en Internet.

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