Convento de San Pablo
El Real Convento de San Pablo de la Orden de Predicadores de Córdoba fue fundado por Fernando III tras la conquista de la ciudad en 1236. Al año siguiente fue aceptado por el Capítulo Provincial de la Provincia de España, celebrado en Burgos, junto al convento de Oporto, si bien hasta pasados cinco años no será emitido el primer documento de confirmación del terreno, huertas y aguas que el convento ya poseía desde la conquista de la ciudad. La data de esta carta de confirmación es 20 de febrero de 1241. El convento de San Pablo de Córdoba es la única fundación real, realizada durante el período objeto de nuestro estudio, en el Reino de Córdoba. Con ello podríamos concluir que la presencia de fundaciones reales en territorio cordobés es casi inexistente. Estadísticamente sólo representa el 5% del total de fundaciones realizadas entre 1236 y 1591. El valor de la fundación real, sin embargo, no vendrá determinado por el aspecto cuantitativo, como vemos casi insignificante, sino por el cualitativo. Lo que se pretende con la fundación de San Pablo por parte de Fernando III es dotar, a la recién conquistada ciudad de Córdoba, de «servicios» que la hagan atractiva para la repoblación, quedando la fundación real incardinada en el proceso de conquista y repoblación del territorio. Repoblación que pasaba, necesariamente, por la cristianización del medio urbano: creación del Obispado, purificación de la mezquita alhama, creación y dotación de vicarías y parroquias y dotación y fundación de conventos que completasen el panorama espiritual y las necesidades de los nuevos pobladores de la antigua capital del Califato. Fue un convento dominico, Orden de Predicadores, que esta orden tuvo en la ciudad de Córdoba y que estuvo en funcionamiento como tal desde el año 1241 hasta el año 1848 cuando fue ordenado su derribo. Ocupaba una notable extensión incluyendo la actual iglesia así como una amplia huerta.
Historia
Tras la conquista de la ciudad, Fernando III donó a los Dominicos los terrenos en la zona de la Ajerquía, ratificando en 1241 la concesión mediante un privilegio en el que establecía: "Os doy y concedo en Córdoba aquel lugar, con sus pertenencias donde está el monasterio con todo lo que los frailes tuvieron por donación mía y con la tercera parte del agua que corre al pie del muro y cerca de la barbacana entre la cerquía y la almedina..." Fue tal la extensión de los terrenos que los Dominicos pudieron construir un gran edificio y dotarlo de una huerta conocida como Almesa, para cuyo riego se utilizó el agua concedida por el rey.
Las primeras construcciones se dedicaron a vivienda y a continuación se erigió la iglesia cuya obra culminó en el siglo XV. Posteriormente se añadieron nuevas construcciones y se reformaron las anteriores. Durante la dominación francesa, en 1810, el convento fue convertido en cuartel y sólo la iglesia mantuvo su función original.
Gobierno Civil
Tras la desamortización, el convento pasa a propiedad pública. En 1848, ante el estado ruinoso del convento se ordenó su derribo, quedando de él solo las referencias de los escritores del siglo XIX. La iglesia y dependencias anejas se conservaron en propiedad de la Diócesis de Córdoba y a principios del siglo XX, Castiñeyra, Inurria y P. Pueyo realizaron una gran restauración, eliminando del interior la decoración barroca del siglo XVII.
La parte interior se dedicó a Gobierno Civil e incipiente Diputación Provincial, abriéndose una puerta a la calle Carreteras.
Referencias
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