Parroquia de San Bartolomé (Espejo)
Templo gótico mudéjar levantado en 1483 y ampliado hacia los pies en 1579. Consta de tres naves sin crucero, con arcos apuntados que descansan en pilares cruciformes, recorridas por sendos medios baquetones, unos lisos y otros estriados, y en su parte superior una pieza horizontal, a modo de capitel.
A la nave del Evangelio se abre la antigua capilla de Nuestra Señora de la Fuensanta, de estilo barroco, erigida a la patrona en el segundo tercio del siglo XVIII, tras haber sido derruida su ermita primitiva, extramuros de la población. Se trata de la capilla más importante de esta iglesia, y se abre a la altura de la cabecera de la nave del Evangelio. Tiene las dimensiones y estructura propias de una iglesia. Es de una sola nave con crucero, cuya cúpula, de media naranja, se decora en sus pechinas con pinturas de los cuatro Evangelistas, en forma de óvalo, rodeadas de abundante hojarasca. Cuentan con amplia sacristía y camarín, que hoy alberga la imagen del Nazareno.
El retablo con que se decora su altar mayor es asimismo de estilo barroco de madera tallada y policromada, que descansa sobre un banco de 100 cm. de altura. La predella sostiene un orden que se corona de un frontón semicircular, que se adorna de una pintura al óleo sobre lienzo, en forma de medallón, que, al parecer, representa el "Nacimiento de la Virgen". Cuatro columnas salomónicas, de cinco espiras, con capiteles compuestos y decoración adventicia floral, dan lugar a las tres calles en que se distribuye dicho retablo.
Museo de orfebrería
Dentro del templo existe una zona dedicada a la exposición de piezas artísticas de incalculable valor como el retablo de San Andrés de comienzos del siglo XVI, pieza maestra salida del taller de Pedro Romana; la Cruz Procesional del siglo XVI obra de Diego Fernández o la espléndida Custodia Procesional, punzonada por el gran orfebre cordobés Bartolomé García de los Reyes en 1726. Obras de Damián de Castro y otros orfebres cordobeses de primera línea completan la nómina de las más de cincuenta piezas que se exhiben en este museo parroquial.
Retablo de San Andrés
Obra maestra del pintor cordobés Pedro Romana, se ubica en la capilla mayor de la iglesia, donde fue trasladado después de 1939 al haber sido destruido el retablo mayor que la presidía. Su primitivo emplazamiento estaba en esta misma iglesia en la denominada capilla de San Andrés, construida hacia 1504, para la cual se erigió tan impresionante retablo.
Se compone de una estructura arquitectónica en madera en la que se insertan cinco tablas pintadas al óleo. Dicha estructura se divide en banco y dos cuerpos, separados en tres calles, entre las que se disponen baquetones y doseletes y se corona con esbeltos pináculos; al exterior aparece enmarcado por un guardapolvo adornado con decoración de carina floral, de estilo gótico.
En los baquetones de separación de calles se sitúan ménsulas sobre las que se asientan seis esculturas polícromas, que representan a otros tantos apóstoles, realizadas en madera, a excepción de dos, hechas en escayola e incorporadas en épocas recientes al retablo.
El banco se articula mediante arquerías tardogóticas y en el centro debió figurar un sagrario-tabernáculo, que no se conserva en la actualidad.
Las calles laterales del cuerpo se componen de 4 tablas, en las que se han representado, en el cuerpo inferior y de la izquierda a derecha, la Natividad de Jesús (136 x 72 cm.) y la Adoración de los Reyes (103 x 72 cms.) (ésta firmada por el propio Pedro Romana), mientras que en el superior figuran otras dos, alusivas al martirio de San Andrés en la cruz: San Andrés rindiendo culto al instrumento de su martirio (136 x 72 cms.) y el Martirio de San Andrés (136 x 72 cms.). En la zona superior de la calle central se exhibe una quinta tabla con el tema El Calvario (149 x 91 cms.) que preside la composición. La decoración de las vestiduras o la incorporación de arquitecturas en los fondos, son fiel reflejo de influencias flamencas e italianas en su composición.
La parte baja de esta calle central contiene una sexta tabla con panes de oro cincelados que daba fondo a una imagen de "chuletas" de San Andrés, de tamaño algo menor que el natural como todavía puede comprobarse en su huella en el lugar de gloria de la calle central. Esta talla desapareció durante la guerra civil. En 1993-1994 el retablo fue sometido a una conseguida y espléndida restauración.
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