Guerra Civil

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La Guerra Civil española o guerra de España, también denominada como Guerra Civil por antonomasia, fue un conflicto bélico que se desencadenó tras el fracaso parcial del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936 llevado a cabo por una parte de las Fuerzas Armadas contra el Gobierno de la Segunda República. Tras el bloqueo del Estrecho y el posterior puente aéreo que gracias a la rápida colaboración de la Alemania nazi y de Italia, trasladó a las tropas rebeldes a la España peninsular en las últimas semanas de julio, comenzó una cruenta guerra que concluiría el 1 de abril de 1939 con el comienzo de la Dictadura franquista.[1]

Antecedentes

Encuentro de Las Raíces, 17 de junio de 1936. Imagen de Adalberto Benítez.

El 16 de febrero de 1936 se celebran elecciones en toda España a las que concurren dos grandes coaliciones de partidos: el Frente Popular (coalición de partidos de izquierda) y el Frente Nacional (una alianza de distintos partidos de derechas). En Córdoba, como en toda España, vence el Frente Popular, con 158.011 votos y 10 diputados frente a los 110.165 votos y 3 diputados que obtiene la coalición conservadora. Tras los comicios se renuevan algunos de los Ayuntamientos con gestoras formadas por miembros del Frente Popular, como ocurría en la capital. En otros pueblos de la provincia, sin embargo, se decretó la restitución de los concejales de 1931. Se elige como gobernador civil a Antonio Rodríguez de León, de Unión Republicana.

Para el mes de julio la situación social era tensa: con una burguesía a la que la República quitaba cada vez más privilegios y una clase obrera cada vez más concienciada y organizada en torno a los sindicatos UGT y CNT.

El Golpe de Estado (julio 1936)

Córdoba capital

Ciríaco Cascajo Ruiz

18 de julio. La llegada de las primeras noticias del levantamiento militar

El 18 de julio se produce en toda España el golpe de estado militar comandado por Franco, Mola y Queipo de Llano. Ese mismo día, el jefe del Regimiento de Artillería Pesada nº1 en Córdoba, el coronel Ciriaco Cascajo, recibe de Queipo de Llano la orden de declarar la guerra. Se cree, sin embargo, que esta orden no le pilla de sorpresa y que ya antes de las elecciones de febrero circulaban por algunos círculos cordobeses directrices de José Calvo Sotelo (líder derechista), traídas de Madrid por José Cruz Conde y comunicadas en reuniones privadas con representantes del Ejército (el propio Cascajo), de la Guardia Civil.

Aunque el golpe está impulsado por la derecha, en Córdoba recibe el impulso de la burguesía agraria: grandes terratenientes afincados en la capital que el 18 de julio acuden al Cuartel de Artillería y a los que se unen grandes arrendatarios, administradores de fincas y profesionales pertenecientes a familias latifundistas. También se sitúan del lado de los golpistas el Círculo de Labradores, la Cámara Agrícola y otras organizaciones patronales que temen la Reforma Agraria emprendida por el gobierno de la República. Además de la burguesía agraria, también se unen a los sublevados una importante representación de la élite industrial y comercial cordobesa proveniente del Círculo Mercantil, la Cámara de Comercio e Industria y el Círculo de la Amistad.

Dentro del Ejército, el principal comprometido con el golpe era el cuartel de Artillería con el Coronel Cascajo al frente, aunque en la provincia es la Guardia Civil la principal fuerza golpista.

Proclamación del bando de guerra

Municipios sublevados el 19 de julio de 1936.

A las 4 de la tarde del mismo 18 de julio se proclama el bando de guerra, que firma el propio Cascajo, y la fuerza conformada en el cuartel de Artillería por más de 200 hombres parte hacia el Gobierno Civil, situado en la avenida Gran Capitán, frente a la antigua plaza de Toros. El bando reza así:

Don Ciriaco Cascajo Ruiz, coronel de Artillería, comandante militar de esta plaza, hago saber: Que, habiéndose declarado el estado de guerra en esta provincia, me hago cargo del mando de ella a partir del momento de la fijación de este Bando, por el cual hago pública dicha determinación y el anuncio de que oportunamente se fijará el que dicte la autoridad militar de la región con las órdenes y prescripciones que han de cumplirse como garantía del orden. Dado en Córdoba, a las dieciseis horas del día 18 de julio de 1936. El comandante militar, Ciriaco Cascajo

Se destituye a varios mandos de la Guardia Civil cuyo apoyo no estaba asegurado y se coloca a Luis Zurdo al frente del cuartel de la Victoria, garantizando el apoyo de la Guardia Civil. Al mismo tiempo, más de un centenar de derechistas concentrados en el cuartel de Artillería reciben armas y forman un escuadrón paramilitar de apoyo.

Asalto al Gobierno Civil

Sobre las 18:00 de aquella tarde el Gobierno Civil de Córdoba, donde se encuentran reunidos el gobernador civil así como diferentes políticos tanto del Ayuntamiento como diputados, y dado que seguía sin rendirse, Cascajo dio órdenes explícitas al comandante Aguilar Galindo para hacerse cargo de la situación y lograr su rendición. Al comprobar que el edificio estaba fuertemente custodiado y que el número de guardias de asalto superaba al de su escuadrón militar, Aguilar Galindo solicitó dos cañones del calibre 15,5 milímetros. Minutos después, al lugar acudió también el comandante de la Guardia Civil Luis Zurdo. Tras un forcejeo, en el que hubo varios heridos, Zurdo logró entrar en el Gobierno Civil. Se dirigió directamente al gobernador civil para que se rindiera en diez minutos o empezarían a disparar los cañones. Entonces, el jefe de Tercio de la Guardia Civil Francisco Marín, que estaba allí, le dijo que respetase el orden legalmente establecido. En unos segundos, los guardias de asalto le estaban apuntando a la cabeza, y Zurdo ya no pudo abandonar el edificio.[2]

A los pocos minutos, el comandante Aguilar Galindo, que dirigía el asalto, entró junto a varios oficiales con la intención de tomar el Gobierno Civil. Cuando llegó al despacho del Gobernador fue detenido él y todos sus hombres. Entonces, el capitán Tarazona llamó directamente al coronel Cascajo para exigirle que cesara la operación militar o ejecutaría a los rehenes. Cascajo nombró a un nuevo comandante, Francisco Arteaga, al que ordenó tomar el edificio a toda costa.[3] Sobre las 21:00 horas, Arteaga ordenó dos disparos de cañón. La bandera blanca que salió de los ventanales del despacho del Gobernador fue el inicio del control absoluto de la capital cordobesa por las tropas del coronel Cascajo.

Posteriormente lidera en los primeros días de la guerra Civil el ataque a Pedro Abad como a Fernán-Núñez, localidades donde se producen alguna de las primeras matanzas de la provincia de Córdoba. Participaría también en diferentes acciones militares en el frente de Madrid y en Teruel[4]

Parece admitido que el gobernador Rodríguez de León estaba dispuesto a entregar el Gobierno a los insurrectos pero la firme decisión de varios personajes, entre los que se encuentran el alcalde Manuel Sánchez Badajoz, los diputados Vicente Martín Romera y Manuel Castro Molina y el presidente de la Diputación José Guerra Lozano lo evita, formando una guardia comandada por el capitán Manuel Tarazona Amaya. El asalto se prolongó hasta las nueve de la noche, cuando los cañones de los golpistas pusieron fin a la resistencia. Salvo el gobernador civil, que se había mostrado colaborativo, el resto de dirigentes fueron apresados y serían posteriormente fusilados (Manuel Castro Molina lograría escapar a la zona republicana).

Control de la ciudad por parte de los sublevados. Primer asesinato de la Guerra Civil. Nombramientos civiles y primeras detenciones

Antes de las doce de la noche los sublevados se hicieron con el control de las zonas más importantes de la ciudad, como eran Correos, la plaza de las Tendillas y el Ayuntamiento. La resistencia fue sofocada rápidamente con los incendios de las sedes de la Casa del Pueblo de la CNT y del PCE, quedando los actos de lucha obrera reducidos al asesinato de un abogado de la CEDA José María Herrero Blanco y a pequeños incendios en las iglesias de Santa Marina y la San Agustín.

Esa misma noche el Coronel Cascajo, comandante de facto de la plaza, nombra a Salvador Muñoz Pérez nuevo alcalde, a Eduardo Quero presidente de la Diputación y a José Marín Alcázar gobernador civil. Se cortan los accesos a la capital, tanto por carretera como ferroviarios, interceptando en la Estación de los Cansinos a varios diputados malagueños que se dirigían a Málaga desde Madrid (Antonio Acuña Carballar y Luis Dorado) y que serían fusilados entre el 28 y el 30 de julio junto con los diputados cordobeses Antonio Bujalance López y Bautista Garcés Granell.

Represión en la Sanidad cordobesa

Los primeros días de represión se cebaron con el sector sanitario. En la represión llevada a cabo por los sublevados en Córdoba, se efectuaron detenciones y fusilamientos, por un lado, de eminentes doctores que participaron en política, como el diputado socialista Vicente Martín Romera o el director general de Prisiones, Manuel Ruiz Maya; pero también se reprimió a médicos y sanitarios sin resonancias políticas o sindicales, como el director del Sanatorio Antituberculoso, Lorenzo Claro Isla Carande (18 de agosto de 1936); el director del Dispensario Antivenéreo, Ramón Hombría Íñiguez en la misma fecha; detuvieron al doctor del Hospital Psiquiátrico Julián Roldán Arquero, que fue en última instancia salvado por un familiar falangista; igualmente salvó la vida el famoso analista Celestino Infante Luengo por encontrase en el extranjero o el doctor Sama Naharro que le pilló en Madrid, siendo éste condenado en la posguerra a 30 años de cárcel. Otro médico detenido en Córdoba fue el alcalde socialista de Cádiz Manuel de Pinta Leal que venía de Madrid en el tren retenido por los rebeldes en Alcolea en la madrugada del 19 julio, donde realizaron el arresto de dos diputados socialistas malagueños. Pinta Leal fue trasladado a dicha capital andaluza y posteriormente fusilado. Hay que destacar la detención y posterior asesinato del afamado epidemiólogo Sadí de Buen Lozano, que se encontraba de forma casual durante aquellos días en Córdoba. Igualmente, fue fusilada el 28 de agosto de 1936 la comadrona María Vázquez Molina, que fuera tesorera del Colegio de Comadronas.

Provincia de Córdoba

La situación en la provincia se muestra favorable para los golpistas tras dar órdenes a los distintos cuarteles de la Guardia Civil para que se concentren en los pueblos más importantes. En todos los casos, la acción combinada de la guardia civil con elementos derechistas fue decisiva. Así, la mañana del 19 de julio la provincia de Córdoba se despertaba con 48 de los 75 municipios en manos del bando sublevado. Para la causa republicana, revistió gran importancia la resistencia ofrecida por potentes organizaciones de jornaleros de la CNT en Bujalance, Cañete de las Torres y Valenzuela, únicos casos en que las guarniciones de guardias civiles no se atrevieron a enfrentarse a la masa de jornaleros. Algo parecido ocurre en Villa del Río, ante la proximidad de columnas procedentes de Jaén. Excepcionalmente, algunos puestos de guardia civil se mantienen fieles a la República, como ocurre en Nueva Carteya, Santaella, Montalbán y La Victoria. Por ausencia de la guardia civil, concentrada en la localidad de Luque, tampoco triunfa inicialmente la sublevación en Doña Mencía y Zuheros. La única zona de la provincia que queda consolidada inicialmente en manos republicanas es la combativa cuenca minera de Peñarroya-Pueblonuevo con algunos pequeños pueblos más o menos próximos, como El Viso. En el caso de Peñarroya, fue muy importante la mediación del alcalde Fernando Carrión Caballero y el diputado Eduardo Blanco Fernández, que consiguieron mantener la lealtad al Gobierno de la Guardia Civil de toda la comarca, que quedó concentrada en Peñarroya.

El 23 de julio se trasladó a Córdoba el coronel Eduardo Sáenz de Buruaga para hacerse cargo de esta localidad, que se encontraba aislada en el territorio republicano. Inmediatamente organizó columnas para marchar sobre los pueblos y el 25 de julio ocupó El Carpio y desalojó a los republicanos de la estratégica Alcolea. El 28 tomó Baena, donde la represión fue especialmente violenta,[5] con el fusilamiento de numerosos milicianos. Aseguró las comunicaciones con Sevilla y durante agosto tomó nuevas localidades como Almodóvar del Río, Montalbán de Córdoba, Santaella y La Rambla. En septiembre, con una resistencia republicana cada vez más fuerte, caían Cerro Muriano, El Vacar y Hornachuelos ante el avance de su columna.[6]

A finales de agosto, los sublevados controlan el río Guadalquivir al oeste de Córdoba, ocupando Palma del Río y Posadas; del 5 al 6 de septiembre se ocupa Cerro Muriano. Del 22 al 26 de septiembre caen los importantes núcleos de Espejo y Castro del Río, de importante filiación anarquista. La tenaza sobre las Subbéticas cordobesas se cierra así desde el Norte y desde el suroeste, con la penetración franquista hasta Alcalá la Real desde Montefrio (Granada), el 22 de septiembre. En octubre Sáenz actuó sobre el valle del Guadiato, terminando por tomar Peñarroya-Pueblonuevo el 15.

El 14 de diciembre, los sublevados siguen avanzando hacia la provincia de Jaén, ocupando Lopera y Porcuna, pero donde finalmente son detenidos.

Con la toma de Málaga de febrero de 1937 el teatro de operaciones en Andalucía pasa a un segundo plano en la estrategia franquista, y la guerra de columnas da paso en la zona republicana a la fijación de posiciones defensivas, lo que se refleja en la definición de los sistemas de trincheras en el norte y sudeste de la provincia cordobesa.

Los dos primeros meses (julio a septiembre 1936)

La respuesta militar republicana. El terror rojo

Localidades sublveadas y las fieles al gobierno republicano -31 de julio de 1936

Después del golpe, en muchos pueblos se empiezan a conformar los llamados Comités de Defensa de la República, integrados por personas de izquierdas y que luchaban, de manera local, para recuperar las poblaciones tomadas por los sublevados. De esta forma, el mismo 19 de julio la masa obrera sofocó la sublevación en Almodóvar del Río y milicianos llegados de Jaén tomaron parcialmente Montoro. El día 20, miembros de la CNT y las JSU de Palma del Río, liderados por el joven José España Algarrada forzaban la rendición de los sublevados atrincherados en el cuartel. En Baena los anarquistas, dirigidos por Joaquín Gómez Tienda "El Transío" se adueñaban de todo el pueblo.

El 21 de julio vuelven a control republicano las localidades de Nueva Carteya (donde había llegado una columna procedente de Córdoba el día anterior), Santa Eufemia, Villaralto y Pedro Abad.

El día 22 campesinos de Espejo y Castro del Río acaban de manera sangrienta con los derechistas, que también pierden Montoro (donde mueren más de 40 personas) y Villafranca de Córdoba. En Pedro Abad muere una decena de republicanos a manos de una columna llegada de Córdoba. La lucha se hacía cada vez más violenta.

El 23 de julio el bando popular se imponía en Posadas y Puente Genil con gran derramamiento de sangre, algo que sucedía también en Fernán Núñez.

Durante los días siguientes volverían a control republicano las localidades de El Carpio, Fuente Palmera, Villanueva de Córdoba (todas el día 24), Torrecampo (el 25) y Pedroche (26). El día 27 los izquierdistas, ayudados por una columna de mineros de Peñarroya, intentaban entrar en Hinojosa del Duque aunque la defensa logró sofocar el ataque gracias al auxilio de la Guardia Civil de Pozoblanco. Después de haberlos perdido el día 28, los republicanos vuelven a tomar Fuente Palmera (el día 29, con el joven José Bernete Aguayo "Chimeno" al frente) y Nueva Carteya (el día 30).

Tras estas escaramuzas, organizadas siempre a nivel local por obreros de los mismos pueblos, la defensa cambia con la llegada de una columna de milicias y regulares bajo el mando del general Miaja. Esta columna llega a Montoro procedente del este el día 28 de julio, siendo su primer objetivo la rendición de Córdoba. Entre los hombres de Miaja se contaban varios diputados socialistas, estando entre ellos el cordobés Antonio Jaén Morente que pronuncia un discurso desde Radio Jaén dirigido a los sublevados en los que les exhorta a su rendición. Además el propio Miaja negocia con Ciriaco Cascajo por teléfono mientras se suceden los bombardeos sobre la capital, entre ellos los días 2, 17, 20 y 21 de agosto alcanzando diferentes puntos de la ciudad,

descripción=Ataque de Miaja

Dada la dificultad en tomar la capital, Miaja se centra en los pueblos, comenzando por la zona norte y el Valle de los Pedroches donde recupera Añora (5 de agosto), Adamuz (10), Belalcázar (14), Alcaracejos, Villanueva del Duque, Hinojosa del Duque y Pozoblanco (todas el día 15), donde aún resistían numerosos derechistas y guardias civiles que serían enviados en dos trenes a Valencia, donde casi todos fueron fusilados. El 25 de agosto las tropas republicanas se hacen con el último reducto sublevado en Los Pedroches al conquistar Dos Torres. El 20 de agosto el general Miaja planea un ataque por cinco frentes sobre Córdoba, que se encontraba desguarnecida. Sin embargo, el ataque fracasa y sólo una columna consigue acercarse a 7 km de la capital por la carretera de Espejo, pero es detenida por la aviación rebelde. Esta operación es conocida como la Ofensiva de Córdoba.

El bando franquista

La actividad de los sublevados fue igualmente febril durante los primeros días, inmersos en pequeñas refriegas en casi todos los pueblos de la provincia, que tan pronto eran capturados como recuperados por los republicanos. El 25 de julio una de estas refriegas se vuelve especialmente sangrienta cuando el comandante Aguilar Galindo ordena una incursión en Fernán Núñez, donde levanta el asedio del cuartel y practica la primera gran matanza de la guerra en la provincia. Sucedería lo mismo el día siguiente en Villafranca de Córdoba, y el 28 en Baena, tras cuya captura, y al mando del coronel Sáenz de Buruaga y del teniente Sánchez Ramírez, se producen los fusilamientos de centenares de campesinos en la plaza del pueblo. El 1 de agosto, una columna llegada de Sevilla ocupa Puente Genil y ejecuta a más de un millar de republicanos. Desde Córdoba se envían tropas que ocuparían Almodóvar del Río, Montalbán de Córdoba, Santaella y La Rambla; y otra columna venida de Sevilla realizaría otra sangrienta incursión, esta vez en Palma del Río, tomada el 27 de agosto y donde fueron fusilados cerca de 400 campesinos.

Campaña de la Aceituna

En diciembre de 1936 se realiza la denominada “Campaña de la Aceituna” que intenta forzar el paso hacia Andújar y Despeñaperros. Esta ofensiva consigue el control completo de la Campiña de Córdoba y el valle del Guadalquivir al este de Córdoba antes de 1937, con la toma de Albendín, Valenzuela, Cañete de las Torres y Bujalance a manos de tropas salidas de Baena, entre el 15 y el 20 de diciembre. Otra columna salida de Córdoba ocupa el día 24 Villa del Río y Montoro.


Campaña de Peñarroya

Tras la caída de Málaga, el 6 de marzo de 1937 Queipo lanza un fuerte ataque con varias columnas desde Peñarroya, Espiel y Villaharta, consiguiendo el éxito inicial. El día 10 los franquistas entran en Villanueva del Duque y el 15 otra columna franquea el Puerto del Calatraveño y toman Alcaracejos, obligando a los republicanos a retirarse a Pozoblanco. Aquí, el comandante Pérez Salas reagrupa las fuerzas republicanas organizando varios batallones que, apoyados por cobertura aérea y contando con una pequeña fuerza de blindados rechazan a las fuerzas rebeldes y recuperan en abril todo el terreno perdido en marzo, amenazando incluso la localidad de Pueblonuevo y la cuenca minera aledaña.

Otoño de 1936

Hospital de sangre de El Vacar durante la Guerra Civil.

Durante el mes de septiembre se suceden los enfrentamientos entre ambos bandos, primero en las cercanías de Córdoba, con refriegas en Cerro Muriano y El Vacar iniciadas el 6 de septiembre; y posteriormente en la campiña, con la captura por parte de los sublevados de Hornachuelos el día 7 y la batalla de Espejo, que se prolongó durante tres días y en la que murieron cientos de personas, y tras la cual los rebeldes lograron entrar en la población, evacuada por órdenes de Pérez Salas.

Durante el mes de octubre se sucede la ofensiva franquista sobre el Valle del Guadiato, siendo el objetivo principal Peñarroya-Pueblonuevo, para lo cual se había planeado un ataque desde dos frentes: el noroeste, con tropas venidas desde Badajoz; y el sureste, con columnas llegadas desde Córdoba. Estas últimas se vieron frenadas por la defensa republicana en El Vacar y fue necesaria una tercera columna, procedente de Posadas, para lograr llegar hasta Peñarroya el día 13 de octubre. Una vez tomada la localidad más importante de la comarca, no tardaron en caer el resto de poblaciones. Hacia el 15 de octubre el ejército sublevado ocupó Posadilla y controló el límite provincial con Badajoz.

Por otra parte, el 21 de octubre de 1936 el sublevado Batallón de Cádiz toma Castro del Río.

La última ofensiva franquista de 1936 se centró en el valle del Guadalquivir. Las tropas franquistas buscaban llevar sus líneas de vanguardia al límite provincial con la provincia de Jaén. Así, columnas salidas de Baena tomaron Albendín (15 de diciembre), Valenzuela (19), Cañete de las Torres (19) y Bujalance (20), obligando a replegarse a las tropas republicanas, formadas por anarquistas y milicianos. Posteriormente, tomaron Pedro Abad y El Carpio, donde se apresó y fusiló al comandante del republicano Batallón "Garcés" Enrique Vázquez. Otra columna salida de Córdoba toma el día 22 de diciembre Villafranca de Córdoba, poniendo en retirada al Batallón Villafranca, comandado por Francisco del Castillo y cuyo comisario era el poeta Pedro Garfias. La segunda fase de esta ofensiva se orienta al Alto Guadalquivir, entrando el día 24 de diciembre en Villa del Río y Montoro, consiguiendo las fuerzas franquistas el control de toda la campiña antes de 1937. Unos días más tarde las tropas franquistas toman Lopera (4 de enero de 1937) y Porcuna, ya en la provincia de Jaén.

1937

Terminada la caída de Málaga en febrero de 1937, las trincheras de la provincia de Córdoba se consolidan hasta el final del conflicto.

El domingo 3 de enero de 1937 dos bimotores del ejército republicano son abatidos por un avión de las fuerzas sublevadas a la altura de Andújar. Uno cae 6 km al este de Andújar, en la margen del río. Al rato, el mismo aviador abate otro bimotor republicano a unos 12 km al noreste de Andújar.[7] Las líneas de Montoro y Villa del Río son reforzadas.

El 9 de marzo de 1937 se publica el llamamiento para la incorporación a las cajas de reclutas en 48 horas de los mozos de los reemplazos de 1931, 1932, 1933, 1934, 1935 y 1936, es decir, de los nacidos entre 1911 y 1916, sin excepciones.[8]

El domingo 14 de marzo de 1937 la aviación franquista bombardea la zona este de Pozoblanco. También bombardean las líneas de Alcaracejos. Al día siguiente las tropas franquistas conquistan Alcaracejos con un doble ataque. Una columna procede del Puerto Calatraveño, la columna de Baturones, y una segunda desde Villanueva del Duque, tomada cinco días antes (el 10 de marzo). La población civil de Alcaracejos había sido previamente evacuada, siguiendo una táctica repetida en sus líneas.

El frente de los Pedroches (1937-1938)

Una vez aseguradas las partes central y sur de la provincia, el bando nacional se centra en la toma de la parte norte, siendo el principal objetivo la toma de Pozoblanco y la comarca de los Pedroches. Se conoce como la batalla de Pozoblanco. En efecto, en Pozoblanco, los republicanos habían constituido el VII Cuerpo del Ejército para organizar la defensa. Queipo de Llano lanzó su primera ofensiva el 6 de marzo de 1937 atacando con varias columnas desde Peñarroya, Espiel y Villaharta, cada una con un objetivo limitado. El día 10 de marzo los franquistas logran entrar en Villanueva del Duque, aunque tuvieron que soportar un intenso contraataque republicano, hasta que el 15 de marzo, otra de las columnas enviadas, la columna de Baturones franquea el Puerto Calatraveño, cruza el Cuzna y toma Alcaracejos, obligando a los republicanos a retirarse a Pozoblanco.[9]

Pérez Salas consigue reunir fuerzas y forma varios batallones que, apoyados por la aviación republicana y pequeños carros blindados, repelen a las fuerzas franquistas y recuperan en abril el terreno perdido durante el mes de marzo.

Durante el resto del año se suceden los combates entre los franquistas, parapetados en sus posiciones iniciales de Peñarroya, Espiel y Villaharta.

En 1938 la situación no cambia, y a las ofensivas franquistas de junio en las que toman varias localidades del Valle del Guadiato se opone el "Plan Córdoba", una contraofensiva del VII Cuerpo del Ejército que consigue avanzar hacia Villafranca, Espiel y Belmez.

Bombardeos durante la Guerra Civil (julio de 1936 a diciembre de 1938)

Se conoce como los bombardeos de Córdoba a los bombardeos de aviones del bando republicano sobre la ciudad de Córdoba y que tuvieran lugar durante la Guerra Civil entre los años 1936 y 1939. En total se produjeron unos 46 bombardeos efectivos que arrojaron un total de unos 250 muertos[10] entre el 27 de julio de 1936 y el 9 de diciembre de 1938.

Hasta diciembre de 1936, las bombas arrojadas por los aviones republicanos no fueron realizadas hacia ningún objetivo militar concreto sino a la propia población civil. Cayeron bombas entre otros en la Casa de Socorro, el Hospital de Agudos, Hospital Psiquiátrico así como en numerosos comercios y edificios. Será ya a partir de diciembre de 1936 cuando los objetivos pasan a ser estratégicos y se centra la atención en la Electromecánica.

En noviembre del año 1938 se produce uno de los episodios más desconocidos de la Guerra Civil Española. EL día 7 de ese mes la aviación republicana bombardea con tres aviones Tupolev SB Katiuska que arrojaron unas 2 toneladas de bombas que provocaron la muerte de 108 civiles.[11].

Fin de la guerra (1939)

Es en 1939 cuando la situación se resuelve con la batalla de Valsequillo, una de las últimas operaciones militares planificadas por el Gobierno de Madrid y en la que participan más de 160.000 hombres de ambos bandos. El 5 de enero un primer y rápido ataque desde Badajoz comandado por el general Antonio Escobar consigue abrir brecha en el frente franquista y penetrar hasta las cercanías de Fuente Obejuna, donde toparon con una dura resistencia en la sierra Trapera y en el cerro Mano de Hierro que detuvo el avance republicano el día 9. El día 14 comienza la contraofensiva franquista, que recupera todas las poblaciones perdidas, de las que ya apenas quedan sino escombros y devuelven al ejército republicano a sus posiciones iniciales. Durante esta batalla más de 8.000 personas murieron (2.000 franquistas y 6.000 republicanos), y después de la misma la resistencia republicana en el norte de Córdoba fue mínima. A finales de marzo, a las órdenes del general Yagüe, las tropas franquistas entran en todos los pueblos de la zona, contándose por millares los prisioneros, que abarrotaban los campos de concentración.

Víctimas de la Guerra Civil

Además de los muertos en combate, durante la guerra eran frecuentes los paseos, en los que los soldados de un bando, tras la toma de una ciudad, eliminaban todo atisbo de resistencia fusilando a los habitantes de la misma que pudieran estar en su contra. Estas víctimas se contaron por miles durante la guerra en toda la provincia.

El bando republicano fue especialmente violento en la zona norte (en pueblos como Pozoblanco, Belalcázar o Hinojosa del Duque fueron ejecutadas más de 150 personas) y en pueblos como Montoro, Bujalance o Puente Genil, donde los represaliados superaron la centena. En total, se estima que más de 2.300 personas fueron ejecutadas durante la guerra por parte del bando republicano, entre las que se incluyen 100 clérigos. Estas acciones eran conocidas como terror rojo.

La represión por parte del bando sublevado fue aún mayor, calculándose en 7.500 víctimas durante los tres años de guerra, la mayor parte de las mismas, unas 4.000, en Córdoba capital según Francisco Moreno. Otros pueblos donde la represión fue especialmente cruel fueron Puente Genil (unos 1.000 fusilados), Baena (700), Palma del Río o Fuente Obejuna.


Según Moreno Gómez, un documento de la Cruz Roja en respuesta a un requerimiento con relación a los registros en la guerra, dice que “hasta junio del año 38 se han fusilado en Córdoba 3.495 personas”. A los que se suman los 700 fusilados en la postguerra; más otros 756 muertos en la prisión de Córdoba; más los fallecidos por privaciones en los campos nazis; más los 160 muertos en la represión del maquis. Los expertos elevan las víctimas de la provincia a 15.000 personas, cifra parecida a las de las provincias de Málaga o Sevilla.

Entradas relacionadas

Bibliografía

Referencias

  1. Vestigios y testimonios de la Guerra Civil en Córdoba, por Luis Gabriel Naranjo Cordobés, Rafael González Requena, Andrés Fernández Martín y Manuel Vacas Dueñas; Córdoba, Foro por la Memoria de Córdoba, 2020.
  2. ¿Qué pasó en Córdoba hace hoy justo 80 años?, por Alfonso Alba, en el diario Cordópolis, 18/07/2016
  3. ¿Qué pasó en Córdoba hace hoy justo 80 años?, por Alfonso Alba, en el diario Cordópolis, 18/07/2016
  4. El General Galindo falleció ayer. 11 de febrero de 1954. Diario Córdoba
  5. Paul Preston (2006). Dos siglos de imagen de Andalucía. Sevilla: Centro de Estudios Andaluces, pp. 240-242.
  6. Manuel Ángel García Parody (2009). El Germinal del sur. Conflictos mineros en el Alto Guadiato, 1881-1936, Centro de Estudios Andaluces, pág. 121.
  7. Dos bimotores rojos son derribados, en el diario Azul, 4 de enero de 1937, pág. 6.
  8. Gobierno Militar. Incorporación a las cajas de reclutas, en el diario Azul, 9 de marzo de 1937, pág. 2.
  9. La toma de Alcaracejos, en el diario Azul, 16 de marzo de 1937, pág. 2.
  10. Entrevista a Patricio Hidalgo. ABC Córdoba. 26 de junio de 2013
  11. La Masacre que cayó desde el cielo Reportaje de ABC Córdoba. 9 de noviembre de 2008

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