Priego de Córdoba -2 (Rincones de Córdoba con encanto)

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Los pueblos
Rincones de Córdoba con encanto
Francisco Solano Márquez (2003)
[1]


Priego de Córdoba / El sueño de Neptuno

La Fuente del Rey –debe este rey ser Carlos IV, en cuyo reinado fue erigida– es el canto de cisne de un barroco tardío, pues se construyó entre 1802 y 1803 con proyecto de Remigio del Mármol, artista alcalaíno afincado en Priego, a caballo entre el barroco y el neoclásico. Se organiza la fuente en tres estanques ligeramente escalonados, en cuyos simétricos perfiles predominan las curvas. Si observa el viajero, el primer estanque tiene forma de trébol, y reúne en sus caños los mascarones más vistosos y artísticos, todos diferentes; en el centro del estanque un león lucha con un dragón, obra temprana del escultor neoclásico José Álvarez Cubero.

En el segundo estanque, que es también el mayor, destaca un vistoso grupo escultórico labrado por Remigio del Mármol, que representa a Neptuno, dios romano de las aguas, conduciendo un carro tirado por dos caballos marinos, y su esposa Anfitrite, abrazada a un pez. Delicados relieves mitológicos decoran el carruaje que transporta a ambas figuras. El tercer estanque, de contorno bulboso, carece de escultura central pero la incorpora a los pies: un mascarón flanqueado por animales marinos cuyas grandes fauces constituyen el sumidero del agua.

Pero la mayor fascinación de la fuente reside sin duda en sus dorados caños –pruebe el viajero a contarlos, a ver si son 139–, entonando al unísono un coro acuático, que unido al rumor del agua al desbordarse en los estanques, crea un envolvente y refrescante murmullo. La concepción teatral de tan vistosa fuente incluye bancos de piedra adaptados a su perímetro para que así el viajero pueda contemplar el espectáculo cómodamente sentado desde cualquier perspectiva que elija.

Los corpulentos plátanos de sombra que crecen a la izquierda del espacio –remodelado en l997 “en beneficio de su conservación y mayor esplendor”, según reza una lápida– son como una cortina vegetal que aísla del entorno urbano este sueño de Neptuno, compendio de agua y barroco, las dos palabras que mejor resumen a Priego. Este sí que es un lugar para vivirlo más que para verlo deprisa, por lo que el viajero deberá olvidarse del reloj y dejarse envolver por el mágico ambiente que emana de tan sabia conjunción de elementos.

Aunque la del Rey sea la fuente vedette de este singular espacio por su originalidad y emplazamiento, no hay que pasar de largo por la fuente de la Salud, que permanece discretamente agazapada detrás, como si sintiera un cierto complejo de inferioridad. Se trata de una fuente manierista fechada en 1585, que conjuga la naturaleza del manantial con la arquitectura del muro almohadillado y el templete para la Virgen de la Cabeza. En l987 se produjo el desgraciado robo de la imagen, reemplazada hoy por una digna réplica, obra del escultor Manuel Jiménez.

Dialogan en tan cercanas fuentes los lenguajes del manierismo italiano y el barroco tardío, separados por más de dos siglos. La primera es como un espejo del renacimiento, que traslada al viajero a la época del humanismo, mientras que la segunda le sumerge en una fiesta acuática llena de teatralidad

Tienen las fuentes por hermosa antesala la calle del Río –topónimo evocador del curso fluvial que circuló por su superficie, hoy oculto bajo el pavimento, al que se adaptó el trazado sinuoso de las líneas de fachada–, el mejor escaparate de casas señoriales que existe en la provincia. Y aunque ya desaparecieron algunas de sus antiguas mansiones para dar paso a edificios modernos que desentonan por su diseño y altura, perduran una docena de buenas casas señoriales; así, en la acera de los impares conviene que el viajero se fije en las números 9, 27, 31, 33 –casa natal de don Niceto Alcalá-Zamora, presidente de la II República Española, convertida en museo–, 39, 41, 45 y 47, mientras que en la acera de los pares destacan los números 30, 50 y 54. En general son mansiones de principios del siglo XX, algunas de ellas con rasgos modernistas y regionalistas.

Compitiendo con la arquitectura civil se asoman a la calle dos de los templos que enriquecen el legado artístico de Priego: la recoleta ermita de la Virgen de las Angustias, de 1775, comparada con un joyero rococó, y la iglesia del Carmen, terminada en 1821, que conjuga el último rococó con el primer neoclásico, patente en la sinigual fachada, coronada por teatrales estatuas.



Referencia

  1. MÁRQUEZ, F.S.. Rincones de Córdoba con encanto. 2003. Diario Córdoba

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