Torrezno

De Cordobapedia
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Torrezno fue un mendigo conocido en el último cuarto del siglo XIX en Córdoba y apodado como el "idiota confidente del gobernardor Zugasti"

Según cuenta Ricardo de Montis en sus Notas Cordobesas[1].

El primero que viene a la memoria del narrador do antiguallas es el de Torrezno, aquel mendigo semi imbécil, aireado, sucio, astroso, que ostentando generalmente una gorrilla de quinto y con pantalón encarnado, de militar, roto y descolorido, recorría con gran trabajo le población para implorar le caridad del vecindario. A Ia horas de repartir las sobras del rancho véiasele invariablemente en Ias puertas de los cuarteles; durante las noches, si no había reunido el dinero necesario para albergarse en una casa de recogimiento, dormía, como en mullido colchón de plumas, en una era o en cualquier rincón de un paseo si era verano; bajo los arcos del Puente si llovía; junto a los templados muros de la Fábrica de gas o en la torre de la Malmuerta si era invierno. Había una época del año en que el pordiosero convertíase en comerciante, le época en que se publican Ios calendarios.
Entonces se dedicaba a la venta de almanaques -, anunciándolos con un pregón especial, casi ininteligible, que más que articulación de palabras parecía un mugido. Y no limitaba este negocio a Córdoba, sino que recorrió todas las cortijadas y caseríos próximos y basta efectuaba excursiones a algunos pueblos de la provincia.
Torrezno, pare quien el obsequio más valioso consistía en un pedazo de tocino, por lo cual pusiéronle eso apodo, lo mismo cuando actuaba de mendigo que de vendedor de calendarios y algunas veces de periódicos, ere una especie de judío errante; no tenia un momento de reposo, andaba, mejor dicho, se arrastraba sin cesar; bailábase en todas partes, recorría tabernas, tugurios, mancebías; siempre indiferente, como si viviere en medio do un mundo extraño pare él; entre seres que no comprendía.
Sólo cuando alguna moza o algún rapaz mofábase del Idiota parecía que fulgureaba en su cerebro on chispazo de inteligencia, animábanse sus ojos y contestaba con una frase grosera, volviendo su lengua al mutismo y su rostro a adquirir el sello de la imbecilidad.
Y sin embargo Torrezno se enteraba bien de todo y Ias conversaciones sostenidas a su alrededor quedabánsele grabadas en le memoria, quizá inconscientemente, como el disco del fonógrafo los sonidos que recoge su bocine. Este don y le confianza que a todo el mando inspiraba el mendigo a cansa de su idiotez, fueron aprovechados por un famoso gobernador de Córdoba, Zugasti, pare su campaña contra el bandolerismo. Y merced de las confidencias de Torrezno evitaron muchos robos concertados en presencia de él, descubriéronse no pocos crímenes y se logró Ia captura de algunos malhechores. Zugasti, en la obra que escribió acerca del Bandolerismo en Andalucía, mencione el individuo en cuestión y consigue los buenos servidos que prestara. He aquí nuevamente demostrado que hasta el ser más humilde, ruin y miserable, resalta útil a la humanidad.

Referencias

  1. Tipos Callejeros. Notas Cordobesas. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos : Año LXIV Número 19497 - 1913 diciembre 28

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