1649

De Cordobapedia
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Año 1649
Años: 1646 1647 1648 - 1649 - 1650 1651 1652
Siglos: Siglo XVI - Siglo XVII - Siglo XVIII


El año 1649 en los Anales de Córdoba[1]

En Córdoba se hicieron rogativas por la salud de esta ciudad, desde el 5 de abril, y la preservación de aquellas, pero no quiso Nuestro Señor oírlas; ante las muchas precauciones que empleó Córdoba para evitar el contagio, fueron inútiles. El Obispo Don Fray Domingo Pimentel, su sucesor Don Fray Pedro de Tapia y el Cabildo, ofrecieron limosnas para la curación de los enfermos y dispusieron fuesen asistídos con el mayor esmero.

Por noviembre estaba bastante extendida la peste y habiendo entrado en Córdoba a 9 de diciembre el Obispo Don Fray Pedro de Tapia, fue a visitar el Hospital de San Lázaro y con su presencia, amonestaciones y limosnas, consoló mucho a todos. El Cabíldo eclesiástico, a imitación del Prelado, socorrió también al Hospital con 200 ducados, entre otras limosnas, que determinó distribuir a 20 de diciembre. Faltando clérigos que administrasen los sacramentos, se ofrecieron a ello los PP. Trinitarios descalzos y lo ejecutaron con grande beneficio de los fieles

Comunicóse la peste a esta ciudad por unos sevillanos fugitivos que estaban ocultos en un cortijo, a los cuales llevaba la comida un hombre que vivía en una calleja de la calle Pedregosa. La mujer de este hombre, un deudo suyo y ocho personas más murieron muy pronto en el corral nombrado de Bañuelos y en la calle de la Madera, acometidos de landres y carbunclos. Desde esta calle se comunicó a la plazuela de Aladreros y barrio de San Nicolás de la Villa, encendíéndose el fuego por toda la ciudad, de modo que en quince días murieron más de treinta personas de la expresada enfermedad.

Se disputó por los médicos si era o no peste, lo que obligó a don Juan de Góngora, Consejero de Castilla, a remitir a S. M. las consultas del doctor Alonso de Burgos, que estuvo por la peste y de otro médico docto, que no se nombra, y se declaró por la contraria; pero la rapidez con que se cebó en la gente pobre y mal alimentada, muriendo más de seis mil personas en poco tiempo, desvaneció toda duda y se declaró ser peste. El vulgo publicaba que habían muerto de treinta a cuarenta mil personas, número muy exagerado, y que de haber sido cierto hubiera quedado destruida la población, pues tendría en aquel tiempo unos cuarenta mil habitantes; pero el doctor Burgos asegura que no pasaron de diez y seis mil los muertos, sobre poco más o menos. Principió el contagio en noviembre y en todos los meses anteriores hasta julio, había tanta salud en la ciudad que los médicos y cirujanos no tenían ocupación alguna.

Referencias

  1. Anales de la ciudad de Córdoba. Luis María Ramírez de las Casas Deza


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