Arroyo de Pedroche (1903)
Crónica periodística aparecida el 3 de marzo de 1903 en la revista mensual Actualidades[1] sobre la celebración del día de la Candelaria, en el arroyo de Pedroche.
Córdoba, la antigua y hermosa sultana de los árabes, extendida al pie de la sierra sobre un manto de eterna verdura, se engalana el día de la Candelaria y todo el pueblo, sin distinción de clases, acude al Arroyo de Pedroche, donde se pasa un día alegre y divertido. El Comercio costea una magnífica función en la ermita de San Pablo, y terminada ésta, el público asalta los carruajes estacionados en la Fuensantilla, camino de las Ollerías y donde anualmente se celebra una feria. La gente andaluza, resuelta y amiga del derroche, cabalga también en los airosos caballos cordobeses; y es de ver el lujo de los arreos, la gentileza de los caballos, y el acierto de los excelentes ginetes. Todo ese cuadro, iluminado por un sol espléndido y por la belleza del paisaje, adquiere una tonalidad rosada que difumina la luz en suaves matices, y contagia con su alegría á los espíritus más melancólicos. Mucha gente joven se extiende por el Arroyo, frente al magnífico Puente de Piedra, que reproduce nuestra fotografía; algunos hacen ejercicios de salto para atravesar el agua y no escasean las escenas cómicas, pues por mucho cuidado que se ponga, no falta quien pierda el equilibrio y en lugar de encontrarse con la orilla opuesta, entre en el agua, recibiendo una mojadura y... hasta el año próximo que volverá á saltar el arroyo. Gran parte de público hace estación en el ventorrillo del Brillante; es ésta una finca situada en el camino de la célebre huerta de los Arcos; alli se sirve de todo; se come, se bebe, se disfruta de vistas pintorescas, y se sale contento. Como este ventorrillo se halla cerca de la población, todos los domingos, desde el día de los Santos, se llena de su público y es el punto donde empiezan ó acaban las grandes juergas. La huerta de los Arcos, cuyo camino aparece en la fotografía, es una de las haciendas más ricas de Andalucía, y todos los paraísos del Asia no podrían competir con ella. El columpio también resulta una nota original de la gira campestre, y aunque las jóvenes gustan de utilizarlo todo el año, es sin embargo la Candelaria el día clásico en que basta un árbol y una cuerda para improvisar el paseo por los aires. No faltan á veces sorpresas desagradables, pero los jóvenes no se desaniman por las contrariedades, impulsando con todas sus fuerzas á las cuerdas en tensión. Cuando la noche comienza á esparcir sus sombras, regresan las familias, quedando sólo, allá lejos, alborotando todavía, los juerguistas y los borrachos, mientras que en el cielo de azul obscuro se destacan las blancas casas de la ciudad, cuya pérdida, como la de Granada, lloran aun los musulmanes. |
Referencias
- ↑ Arroyo de Pedroche. Costumbres andaluzas. Actualidades. 3 de marzo de 1903. Madrid. Disponible en Internet
Principales editores del artículo
- Aromeo (Discusión |contribuciones) [6]
- Fmaestre (Discusión |contribuciones) [1]
- Ildelop (Discusión |contribuciones) [1]