Arroyo de San Cristóbal
El cerro de San Cristóbal es, además de muy inclinado -casi una pared- muy cerrado del monte; Cerca de la fuente se hallan unos viejos lavaderos de mineral, al parecer de época califal.
Un nido vacío de oropéndolas cuelga de un almendro, y una camada de polluelos de perdiz corre tras de su madre. La cañada del nacimiento de este arroyo, muy bravo, la indultan: el marrubio, la escabiosa, el cardo y la umbela en triunfo del hipérico o corazoncillo, y los verdes felices del torvisco y el hinojo que se renuevan cuando el otoño por estas tierras del sur.
El cauce baja entre pinos, testigos centenarios de las desbordadas crecidas de inviernos pródigos que apenas viven en el recuerdo. Junto a la fuente pasa un camino ancho que inunda el arroyo y une la casa de la finca con el Lagar de la Cruz. Monte abajo va este arroyo apropiándose tierras de Los Morales donde hay recuerdos de mi infancia. Pasa el arroyo ante la casa de recreo que en tiempos pasados era lugar de descanso., en arriendo, de familias pudientes. Cruza la carretera del Sanatorio y pisa el olivar de los Ballesteros donde hay avellanos y una planta muy desconocida por aquí que es el zumaque, utilizado por los musulmanes en el encurtido del cuero para los cordobanes. Alcanza muros de la Casa de Ejercicios San Antonio con almendros que blanquean la mañana cuando enero se aposenta en estos campos.
Entra embovedado por unos chalés y por olivos de la Huerta de Hierro con alberca a la entrada, y se le une un regato que viene entre eucaliptos añosos. Ahora, entre silencios de abandono del Jardinito va hacia el Maestre Escuela, donde da su frescor por liños de naranjos de la Huerta Saldaña que, en estío, da su ofertorio de sabores frutales. Anda rondando tapiales de huertos de la que fuera Cantera de Falange encantando las noches del paraje conocido por Molinillo de Sansueña, por donde cruza para entonar su canto litúrgico rozando apenas el silencio antiguo de la Huerta del Naranjo y más abajo, la de la Salud. Hay aquí una fuente con el nombre de Sánchez Peña, alcalde del recuerdo que fue restaurada al embovedarse el arroyo, que por aquí ya es conocido como de Las Piedras. Campos de mis correrías de niño. El cerro de la derecha, llamado de los Chinares, lo cruzaba un camino que unía las barriadas de San José y el Naranjo. Surtía el arroyo una última huerta, la de la fábrica del plomo, a la que pertenecía y seguía por la espalda de esta fábrica, dejando atrás el cementerio de los protestantes. Salía por la Haza de la Hormiguita cruzando la carretera de Almadén -hoy de Badajoz- e iba hacia las huertas de Miraflores, Chiquita, Pilero, Tras la Puerta y la Viñuela para pasar junto al cementerio de San Rafael donde había una fuente, y por la tapia de la antigua fábrica del gas llegaba a la Fuensanta donde entre unos macizos de cañas de la huerta El Moredal se daba al Pedroches.
El contenido de este artículo procede del libro Arroyos de Córdoba, libro publicado por el Ateneo de Córdoba y escrito por Francisco Carrasco.
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