Aureliano González Francés

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Aureliano González Francés

Aureliano González Francés (* Cuenca, 16 de junio de 1844 - Córdoba, 21 de mayo de 1889) fue abogado y notario.

Biografía

Hermano del destacado e ilustre Magistral de Córdoba, Manuel González Francés, al igual este y desde temprana edad, mostró claras muestras de una inteligencia precoz y vasta, tanto en sus clases de educación primaria como en el Seminario Conciliar de la Diócesis, donde destacó en sus estudios y recibió numerosos premios de mérito mientras cursaba la carrera de Derecho Civil y Canónico.

Primera estancia en Córdoba

Continuó sus estudios en Córdoba, donde su hermano Manuel acababa de obtener la Canonjía Magistral mediante un brillante concurso.

En ese momento, la insurrección carlista estaba en marcha y el pretendiente Don Carlos de Borbón designó al Brigadier Don Manuel López Caracuel como Comandante General de la Provincia de Córdoba, quien fundó un periódico diario llamado El Mediodía en 1869. Aureliano fue uno de los cuatro redactores del periódico y al mismo tiempo ejerció como Vicepresidente de la Junta Católico Monárquica del Sagrario de Córdoba.

El 21 de junio de 1871, y por unanimidad de votos en la Universidad de Sevilla, obtuvo el grado de Licenciado en Derecho Civil y Canónico, y de inmediato el Brigadier Caracuel lo nombró vocal y secretario de la Junta Provincial Secreta de Guerra en Córdoba. Comenzó así su carrera como abogado defensor de los carlistas presos por sus ideas políticas, además de ser Abogado Consultor de las Juntas de Coalición Carlista en las elecciones.

III Guerra Carlista (1873-1876)

Cuando estalló la Guerra Carlista, se unió a su hermano Manuel y marcharon juntos a Navarra. El 6 de noviembre de 1873, el General Elio ordenó su incorporación a Irache, donde ayudó en el socorro de los heridos de Montejurra hasta el 17 de noviembre, fecha en que recibió el nombramiento de redactor del periódico El Cuartel Real y cronista de guerra del mismo, con el rango de Oficial del Ejército Real. El 18 de noviembre se trasladó a Vizcaya para unirse a la Comandancia General, donde permaneció hasta la toma de Bilbao.

El 28 de enero de 1874 fue destinado a la Comandancia General de Castilla la Vieja y participó en los combates de los días 24 y 25 de febrero, 25, 26 y 27 de marzo en los campos de Somorrostro, 28 de abril en el Alto de las Muñecas y 25, 26 y 27 de junio en los campos de Abarzuza. Durante ese tiempo, fue corresponsal de la Real Junta de Castilla la Vieja en la División de Batallones Castellanos y escribió varios artículos bajo el nombre de "Glorias de Castilla".

El 9 de julio de 1874, por Real Orden, fue designado Asesor interino de la Comandancia General en la Provincia de Santander y se incorporó en Santa Cruz de Campero. El 23 de julio marchó con la División de Cantabria en dirección a Peñaranda, ocupando en la noche de ese día la cadena del Alto del Puerto de Herrera para evitar el paso de las fuerzas enemigas que marchaban en socorro de la villa de La Guardia, la cual fue tomada por sorpresa por la División de Álava.

El 22 de agosto, por Real Orden, fue nombrado Asesor de la Comandancia General de Navarra y del Consejo Militar de dicha provincia, con el rango de Fiscal de Guerra de 2ª clase (asimilado a Comandante). Desempeñó este cargo de manera elogiable, obteniendo excelentes resultados con su trabajo acertado. Se entregó incansablemente a su labor, ocupándose día y noche en la pronta y justa administración de justicia, redoblando su celo cuando la naturaleza de los casos lo requería. Fue conocido por su inclinación hacia la clemencia, pero también por su firmeza y serenidad al imponer castigos merecidos, convirtiéndose en el alma del Tribunal gracias a su competencia y rectitud de criterio. Siempre estuvo dispuesto a proporcionar informes con honestidad y conciencia ante las numerosas consultas del Presidente y los cuatro Fiscales. Participó en 118 casos que concluyeron con su archivo y en 57 casos en trámite. Además, realizó informes en las Prisiones Militares de Estella y emitió dictámenes sobre 50 detenidos, lo que resultó en la liberación de muchos inocentes. Siempre se ofreció incondicionalmente al Jefe para cumplir cualquier misión en momentos de peligro.

El 7 de octubre de 1875, por Real Orden, fue nombrado secretario particular del Secretario de Estado y del Despacho de Guerra. El 5 de noviembre, en reconocimiento a sus méritos y servicios, se le concedió la Cruz de Segunda Clase del Mérito Militar, seguida de otra el 11 de noviembre en la que se le otorgaron la Medalla de Montejurra y la de las acciones de Somorrostro y Bilbao.

El 23 de diciembre de 1875, por Real Orden, fue nombrado Abogado Fiscal del Juzgado de la Real Casa, sin perjuicio del cargo que ya desempeñaba.

En virtud de sus méritos, el 27 de febrero de 1876 fue ascendido a Fiscal de Guerra de Primera Clase del Cuerpo Jurídico Militar (Teniente Coronel) y nombrado Auditor de Guerra de Segunda Clase del mencionado Cuerpo.

Una vez concluida la Campaña, el 8 de marzo de 1876 se exilió a Francia, estableciendo su residencia en Bayona. Sin embargo, el 19 de junio regresó a Córdoba después de acogerse al indulto general.

En Andalucía

En diciembre de 1876, Aureliano González Francés se trasladó a Sevilla para participar en las oposiciones a Notarías vacantes en el distrito territorial. Su desempeño fue tan destacado que recibió felicitaciones no solo de los asistentes, sino también de los jueces del tribunal calificador. Como premio a su brillante actuación, se le otorgó la plaza de la Notaría vacante en Chiclana de la Frontera, en la provincia de Cádiz.

El 28 de enero de 1878 contrajo matrimonio en Córdoba con Purificación Soriano Barragán, proveniente de una noble familia de Alanís y hermana del párroco de Santiago, Antonio Soriano Barragán. Una hija casó con el catedrático Agilio Fernández García.

Durante su estancia en Chiclana, su principal deseo era ayudar y brindar apoyo a los necesitados. Dedicó mucho esmero a la protección de los pobres, las viudas y los desamparados, tanto en los tribunales de justicia como en los asuntos contencioso-administrativos. Su dedicación lo hizo merecedor del honorable sobrenombre de "padre de los pobres". En ese tiempo, el Obispo dimisionario de la diócesis de Cádiz, don Fray Félix María de Arriete, residía en Chiclana. Un día, de manera sorpresiva, el obispo se presentó en la casa de Aureliano buscando al "padre de los pobres" para conocerlo y abrazarlo, lo cual sucedió con palabras de modestia y gratitud por parte de Aureliano.

Más tarde, cuando el Ilustrísimo Sr. Catalá asumió el cargo de esa diócesis, se repitió la misma escena durante la primera y única visita pastoral que el prelado realizó a los pueblos de su obispado.

El 24 de octubre de 1883, mediante un concurso de traslado, Aureliano tomó posesión de la notaría en Córdoba, que anteriormente había sido desempeñada por Manuel Barranco.

Falleció de una pulmonía en mayo de 1889, a los 44 años de edad.

Bibliografía

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