Antonio Soriano Barragán

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Antonio Soriano Barragán (Alanís, 1842 - †Córdoba, 1906) fue sacerdote. Rector de la Iglesia de Santiago.

Biografía

Era hermano de Purificación Soriano Barragán, casada con el notario Aureliano González Francés y hermana a su vez del magistral Manuel González Francés.

Obituario publicado en Diario de Córdoba el día 13 de diciembre de 1906[1]

De familia noble y opulenta nació en Alanís, provincia de Sevilla, siendo hijo legítimo y de legítimo matrimonio de los señores don Juan Soriano de la Cámara y Moreno de Tejada y de doña Ana María Barragán Rodríguez-Zapata y Montero de Espinosa, el día 13 de Julio de 1842.
Estudió las primeras letras con gran aprovechamiento en la escuela pública de dicha villa, pasando, cuando había cumplido los diez años, al colegio particular de San Pedro Alcántara, de Sevilla, incorporado al Instituto de dicha provincia, donde estudió primero y segundo año de Latín y Humanidades, que probó con nota de sobresaliente.
Trasladado á Córdoba con sus padres en hulio de 1854, cursó en este Instituto los cuatro años que le restaban de segunda enseñanza, también con nota de sobresaliente, y concluida esta hizo el grado de Bachiller en Artes, con la misma calificación en ambos ejercicios, precisamente en el primer año que los ejercicios de este grado se hicieron en Córdoba, pues anteriormente debían de recibirse dichos grados en Sevilla.
Terminada la segunda enseñanza se matriculó en las Facultades de Sagrada Teología y Derecho Canónico en el Seminario Conciliar de San Pelagio, de esta capital, cursando siete años de Teología y dos de Cañones, obteniendo en todos ellos la nota de meritissimus. Recibió I03 grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Teología en el Seminario Central de San Cecilio, de Granada, con la calificación de némine discrepante y con la misma calificación, en el Seminario de San Pelagio, el de Bachiller en Derecho Canónico.
Ordenóse de Presbítero el 21 de diciembre de 1866 y cantó su primera Misa en la parroquial de la Magdalena el 27 de dicho mes, siendo nombrado al día siguiente Coadjutor de la de Santiago de esta capital, cargo que desempeñó hasta el 21 de Abril de 1871, en cuya fecha fué nombrado Rector y Cura Ecónomo de la misma, donde estuvo hasta el I de Agosto de 1879, en que, habiendo tomado parte en el concurso á Curatos de la Diócesis, siendo aprobado con la primera censura, fué nombrado Rector y Cura propio de la parroquia de San Miguel, tomando posesión del mismo en Septiembre de dicho año, cuyo Curato ha venido desempeñando sin interrup ción desde aquella fecha hasta el día de su óbito.
En el curso de 1869 al 70 fué nombrado por el obispo D. Juan Alfonso de Alburquerque, catedrático de elemental de Religión y Moral é Historia Universal que explicó durante aquel curso gratuitamente en atención á que los Seminarios carecían entonces de su dotación, que les había sido retirada por el Gobierno de la Revolución en 1868.
Hecha la restauración, vino á regir la Diócesis de Córdoba el Excmo. Sr. Fray Zeferino González, el cual le nombró Catedrático de Teología Dogmática, car go que desempeñó desde 1876 al 79 inclusive, y que renunció al concluir este curso, por sus muchas ocupaciones. En el curso de 1877 al 78 tuvo á su cargo el discurso de apertura, que mereció los honores de la publicidad en el Boletín Eclesiástico de la Diócesis. El Excmo. Sr. D. Sebastián Herrero volvió á nombrarle Catedrático de Religión y Lugares Teológicos, cuya cargo desempeñó desde el año 1884 al 1893, fecha en que renunció por motivos de salud.
Los Excmos. Sres. Obispos de esta Diócesis D. Sebastián Herrero y D. José Pozuelo le nombraron en diferentes trienios Examinador Prosinodal, desempeñando dicho cargo en este Obispado y en los de Ceuta, Canarias y Jaén, en donde fué nombrado por el Emmo. señor Monescillo, Cardenal que fué después de Toledo. Verificada la Revolución en 1868 y en vista del aluvión de errores religiosos, sociales y políticos que inundaron la Península, alentado por sus superiores los ilustres Prelados señores Alburquerque, González y Herrero y por el Arcediano que fué de esta S. I. C. don Ricardo Miguez, escribió y publicó á su costa varias hojas sueltas contra los errores protestantes y masónicos, mereciendo por ello calurosos plácemes de sus superiores y personas eruditas, así como también del pueblo, que fué entusiasmado por la claridad, valentía y lógica conque fueron escritas dichas hojas.
Conocidas sus especiales aptitudes de publicista y polemista fué invitado siempre para escribír en las publicaciones católicas de esta capital, colaborando en la revista La Tradición, que se fundó el año 1869 por el inolvidable Magistral González Francés y por el insigne Catedrático de la Universidad Central don Rafael Conde y Luque. El primero de Enero de 1870 se fundó el diario religioso-político El Mediodía, del cual fué redactor en compañía de los ilustrísimos é inolvidables don Rafael Aguilar y Medina, presbítero, y don Aureliano y don Saturio González y Francés, estudiantes meritísimos á la sazón de la facultad de Derecho.
Más tarde fundó, en unión del actual Prelado de Córdoba, Canónigo entonces, y de don Ricardo Miguez, la revista semanal El Antídoto, en unión del señor Aguilar y Medina, hasta la desaparición de dicho periódico. El referido señor Magistral González y Francés (q. e. p. d.) fundó la revista religiosa El Amigo Católico, donde colaboró el señor Soriano hasta Octubre de 1873 en que se hizo cargo de la dirección del mismo por ausencia del repetido señor González Francés hasta 1875. en cuya fecha hubo precisión de suspender el periódico por razones políticas.
El Diario de Córdoba cuenta también con bastantes artículos del señor Soriano, firmados algunos de ellos con el pseudónimo de Un observador. En esta última época colaboró también en el diario católico El Noticiero Cordobés. En 29 de Junio de 1898 fué elegido Presidente de la Ilustre Comunidad de Curas párrocos de esta capital, siendo reelegido en igual fecha de 1901 y vuelto á reelegir en 1904, cargo que desempeñaba cuando le sorprendió la muerte.
El señor Soriano Barragán era socio correspondiente de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. La redacción del Diario, que ha sabido con sentimiento el triste desenlace que ha tenido la enfermedad de su antiguo y distinguido amigo, se asocia de todo corazón al pesar que experimenta la apre ciable familia de aquel respetable sacerdote, y ruega á Dios por el eterno descanso de su alma.

Referencias

  1. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVII Número 16820 - 1906 febrero 13

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