Francisco Alarcón Rubio

De Cordobapedia
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Francisco Vilaplana Sevillano fue un sacerdote español nacido en Hinojosa del Duque el 3 de enero de 1880.

Ingresó en el Seminario de San Pelagio en 1893 y fue ordenado sacerdote en 1904. Después de servir en varias parroquias, fue nombrado cura regente de Espiel en 1916, pero fue diagnosticado con esclerosis arterial generalizada.

En 1917 fue destinado a Montoro y luego a El Viso, donde desempeñó su labor pastoral con devoción y dedicación.

La parroquia de El Viso era un lugar muy activo, donde se llevaban a cabo una amplia variedad de actividades religiosas y espirituales. Estas actividades eran organizadas en gran parte por don Francisco Vilaplana Sevillano, el sacerdote que lo había precedido en el cargo. Sin embargo, con la proclamación de la Segunda República, esta vida religiosa se vio interrumpida, como cuando el alcalde republicano prohibió la celebración de la Procesión del Corpus. A pesar de estos obstáculos, don Francisco siguió trabajando incansablemente en su parroquia, logrando una notable asistencia de niños a la catequesis.

Estallido de la Guerra Civil

El 21 de julio de 1936, un sargento de la Guardia Civil armó a la población de El Viso en defensa de la Segunda República. Don Francisco fue requerido por el comité revolucionario para que realizara un registro en la iglesia y la casa parroquial, pero fue dejado en libertad para volver a su casa. Sin embargo, no se sintió seguro allí y al día siguiente, cuando llegaron mineros de Almadén y otros pueblos cercanos, huyó a la casa de su vecino Pablo Ramírez Ruiz como refugio más seguro. Allí permaneció hasta la tarde del día 24, cuando se fue a Pozoblanco con la llegada de fuerzas de derechas.

Pozoblanco no resultó ser un lugar seguro para don Francisco, ya que cuando las fuerzas republicanas lograron vencer allí el 15 de agosto, fue detenido y encarcelado en la cárcel del Partido, en la celda número 2, junto con otros presos durante casi un mes. Luego fue trasladado a la Prisión Provincial de Jaén, donde permaneció durante casi un mes más. El director de la prisión reservó un espacio especial para aquellos condenados a muerte, llamado "Villa Cisneros", y propuso a los sacerdotes encarcelados que se instalaran allí para ayudar espiritualmente a los condenados. Durante seis meses, un grupo de unos veinte sacerdotes trabajó en esa "parroquia" para mantener la fe y la esperanza de los sentenciados.

Don Francisco fue condenado a muerte y ejecutado el 8 de octubre de 1936 en el campo de tiro de Jaén, junto a tres de sus feligreses de El Viso. Su partida de defunción señala irónicamente que su muerte se debió "a consecuencia de hemorragia interna". Sus restos fueron trasladados a El Viso, donde descansan en el cementerio de San Antonio. Don Francisco nunca se metió en política y fue asesinado únicamente por ser sacerdote. Según el informe del Provisorato de Córdoba para la Causa General, en muchos casos la única razón para la detención, el tormento y la muerte de los sacerdotes era su condición de tales.

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