Manifestaciones públicas (Notas cordobesas)

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Escrito por Ricardo de Montis en su libro Notas cordobesas (1914).[1]


El Pueblo expresa lo mismo sus grandes entusiasmos que su profunda indignación por medio de las manifestaciones públicas e igualmente se vale de ellas para rendir un tributo de admiración a una persona insigne que para recordar un hecho glorioso o protestar contra un vejamen o un abuso.

Por eso tales manifestaciones tienen gran importancia para la historia. consignar hemos aquí las principales que ha habido en esta ciudad desde la segunda mitad del siglo 19 hasta nuestros días.

La primera que recordamos fue motivada por el regreso del Batallón Provincial de Córdoba, al concluir la última guerra carlista.[2].

Las tropas que formaban dicho cuerpo se batieron heroicamente y al volver, sus paisanos tributaronles uno de los recibimientos más entusiásticos de que se tiene memoria.

El vecindario en masa invadía las calles por donde pasaba el batallón, vitoreándolo y aplaudiendo y desde balcones y ventanas caía sobre los soldados una verdadera lluvia de flores, palomas y hojas de papel multicolores con inspirados versos.

Algunos de aquellos valientes cuando llegaron al cuartel, iban materialmente cargados de coronas.

Otra acogida semejante obtuvo la primera sección de tiradores Mausser destinada al ejército de Cuba durante la última campaña a su paso por Córdoba.

Detúvose aquí algunas horas y su visita provocó también un entusiasmo delirante; oficiales y soldados fueron obsequiados con una espléndida comida en el Círculo de la Amistad y un gentío inmenso acudió a la estación de los ferrocarriles para esperarles y despedirles, haciéndoles objeto de toda clase de atenciones.

Luego repitieronse casi diariamente tales demostraciones al paso de las tropas que iban a batirse allende los mares, en aquella época en que la marcha de Cádiz enardecía los corazones, hasta que los desastres coloniales abatieron nuestro espíritu y apagaron el fuego de nuestros entusiasmos, quizás para siempre.

Una noche circuló la noticia de que las escuadras de Eulate había derrotado a la temible flota Yankee; un grupo de jóvenes exaltados por el patriotismo, salió del café del Gran Capitán dando vivas y gritos de júbilo; en un establecimiento de la calle del Paraíso le facilitaron la barra de una cortina y unas cuantas barras de tela roja y gualda para improvisar una bandera; de allí fue en busca de la Banda Municipal de Música que ensayaba en su academia y poco después recorría las calles una manifestación compuesta de 4 o 5000 personas, llenas de gozo y de esperanza.

A la mañana siguiente sufrimos una terrible, una espantosa decepción; el triunfo supuesto se había convertido en el apresamiento de uno de nuestros barcos.

El domingo próximo al día en que esto ocurrió verificose otra manifestación contra los Estados Unidos y los concurrentes a ellas quemaron ante el gobierno militar un cartelón en el que aparecía, pintado, un cerdo.

Al propagarse por toda España el rumor, todavía no hemos podido averiguar si fundado o no, de que el gobierno trataba de vender a Alemania las islas Carolinas, organizose en Córdoba una manifestación de protesta, en la que tomaron parte todas las entidades de la capital.

Algunos asistentes al acto, entre ellos el conde de Torres Cabrera, pronunciaron enérgicos discursos.

En nuestra ciudad solo ha habido una procesión cívica. Constituyó uno de los números del programa de fiestas organizado con motivo del centenario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón.

En ellos figuraron las autoridades, todas las corporaciones, sociedades y centros y la mayoría de los gremios con estandartes y banderas.

En pocas ocasiones el entusiasmo de los cordobeses llego al punto que cuando nos visito el insigne y desventurado marino don Isaac Peral.

Millares de personas le seguían constantemente, llamándole sin cesar; las señoras le arrojaban flores; obsequiado con banquetes y serenatas y el recibimiento y la despedida que se le tributaron en la estación fueron manifestaciones imponentes, grandiosas.

También revistieron gran solemnidad las que todas las clases sociales, sin distinción de matices políticos, realizaron en honor de nuestro ilustre paisano don José Sánchez Guerra y Martínez cuando, con el carácter de ministro de Fomento, vino a inaugurar las obras del pantano del Guadalmellato.

Y simpática en grado sumo fue la organizada por los cordobeses para desagraviar a su pintor Julio Romero de Torres con motivo de la injusticia notoria que con el cometiera el jurado de una Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid.

Merecen, asimismo, los honores de la consignación, por lo respetuosas y expresivas, la clavé de Cataluña, una estudiantina portuguesa y los grupos regionales españoles que se detuvieron en esta capital algunas horas, de paso para Sevilla.

La última y una de las más cariñosas y espontáneas que hemos conocido obtuvieron la los alumnos de la Academia de Infantería de Toledo. Los habitantes de nuestra hidalga población se disputaban el honor de agasajar a los cadetes. Aquellos actos, merced a la iniciativa del distinguido escritor don José Osuna Pineda, valieron a Córdoba ser honroso dictado "Muy hospitalaria", que se agregó a la leyenda de su escudo.

Distinta de todas las anteriores y verdaderamente lamentable fue una manifestación en la que predominaban las mujeres, efectuada hace algunos años para protestar contra el impuesto de consumos.

Los manifestantes promovieron alborotos, quemaron algunas garitas de los empleados de la empresa recaudadora, y no cometieron mayores desmanes merced a la intervención de la fuerza pública y a la cordura del vecindario.

Por no considerarlas de interés para la historia de esta población, a causa de haberse generalizado en toda España durante los últimos tiempos, dejamos de mencionar otras manifestaciones ya de carácter político ya organizadas por obreros estudiantes, pero sí haremos constar con satisfacción que en todas ellas demostraron los cordobeses su sensatez nunca desmentida.

Referencias

  1. Manifestaciones públicas. DE MONTIS, R. Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba. 1981. Página 59. Tomo II
  2. Manifestación ocurrida el 29 de marzo de 1876. Crónica periodística en Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XXVII Número 7670 - 1876 marzo 30

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