Mateo de la Fuente
Mateo Diego de la Fuente, abad y eremita, nació en Tamajón, Guadalajara en 1524 y falleció en Montilla, Córdoba el 27 de agosto de 1575. Es reconocido como fundador de la Orden de los Basilios en España y un influyente precursor del movimiento eremítico organizado en la península ibérica.
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Educación y primeros años
Mateo de la Fuente se trasladó a Salamanca en su juventud para estudiar Gramática latina y Filosofía. Desde muy joven, mostró una profunda devoción religiosa y un amor ferviente hacia Dios. Inspirado por la vida ascética de los ermitaños de la sierra de Baeza, decidió emprender un camino similar. Con poco más que una Biblia, se dirigió inicialmente a Montilla, atraído por la fama del sacerdote Padre Juan de Ávila, un reconocido místico y teólogo de la época.
Vida eremítica
Bajo la guía del Padre Ávila, Mateo se estableció en el desierto de la Albaida, viviendo en una cueva y adoptando una vida de extremadas penitencias y austeridad. Su reputación de santidad creció rápidamente, atrayendo a otros ermitaños que buscaban un modelo de vida contemplativa. Mateo, junto con su compañero Diego Vidal y otros seguidores, se estableció eventualmente en una ermita abandonada en el monte "Don Martín", cerca de Hornachuelos. Allí, la comunidad creció en número y en necesidad de estructura.
Fundación de la Orden de los Basilios
Con el aumento de hermanos en su ermita, Mateo solicitó y obtuvo permiso del ayuntamiento de Córdoba para construir una iglesia y establecer una comunidad formal bajo la regla de San Basilio. En 1543, fundaron el Monasterio de San Basilio de Tardón, donde Mateo fue nombrado abad. La comunidad adoptó un estilo de vida cenobítico, viviendo juntos en pobreza y dedicados a la oración y al trabajo manual, rechazando la propiedad privada y las limosnas.
La comunidad ganó una gran reputación por su piedad y austeridad, siendo incluso mencionada por Santa Teresa de Jesús en su libro Fundaciones, destacando a Mateo de la Fuente por su liderazgo espiritual.
Últimos años y legado
Mateo de la Fuente falleció en Montilla el 27 de agosto de 1575, después de una vida dedicada a la práctica y promoción del eremitismo. Su muerte coincidió cerca de la de su mentor, el Padre Ávila. Su cuerpo fue trasladado a su convento en Hornachuelos, donde fue enterrado.
La influencia de Mateo de la Fuente en el desarrollo del monasticismo y la vida eremítica en España fue profunda. Su vida y obra sirvieron de modelo para futuras generaciones de eremitas y monjes, y su ejemplo inspiró la creación de otras comunidades eremíticas en España y más allá.
Referencias
Bibliografía
Principales editores del artículo
- Aromeo (Discusión |contribuciones) [4]