Minas de La Fortuna

De Cordobapedia
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Antigua explotación minera en la zona de antracitas de la Cuenca Minera del Guadiato, muy próxima a la localidad de Peñarroya.


Historia

La concesión llamada “Fortuna” y tradicionalmente conocida como “La Parrilla”, fue una de las primeras explotaciones de la zona de antracitas de esta cuenca minera. Su riqueza fue tal que se la nominó también como “Segunda Terrible” por equiparación con “La Terrible” que fue la primera y mayor de la zona hullera.

Al comienzo de las extracciones en la zona, los mayores esfuerzos tecnológicos y personales se emplearon en las minas de hulla, mientras que las antracitas se explotaron mediante procedimientos más rudimentarios y pobres por varias compañías como la Compañía de Los Santos, La Unión Ferro-Carbón y otras que abrieron numerosos pozos de poca profundidad como los llamados: “Parrilla”, “San Antonio”, “La Ballena”, “San Ricardo”, “Santa Alina”, “San Rafael”, etc., siendo el más significativo el pozo “Langreo”, dotado de un bonito castillete de mampostería que fue derribado ante el avance de la Corta Cervantes. De él se dice que produjo el carbón más puro del continente europeo, hecho que parecen corroborar las escasas muestras que aún se conservan.

Tras los primeros años de explotación se sucedieron unos años en que disminuyó el interés por las antracitas hasta que el Banco de Castilla entró en el negocio minero de la zona de La Parrilla y La Raña, levantando algunas edificaciones que con el paso del tiempo darían origen a los poblados de La Parrilla y El Porvenir de la Industria.

A principios del siglo XX las minas pasaron a propiedad de la S.M.M.P. que comenzó la explotación a gran escala y tras la extracción a cielo abierto de una capa superficial acometió la explotación de interior llegando en 1905 a una producción de 400 Tm. diarias, a pesar de las dificultades suponía el arroyo de La Parrilla, que cruzaba la concesión y producía filtraciones que hacían inviable la explotación de algunas capas y la comunicación interior con los pozos "Santa Alina" y "San Rafael". Para eliminar las filtraciones se desvió el arroyo en 1905 excavando una trinchera de 334 m. de longitud , 10 m. de profundidad y 14 m. de ancho a la que, para asegurar la impermeabilización, se recubrió de chapas de hierro soldadas y remachadas. Una labor titánica, dada la tecnología disponible, que permitió explotar casi medio millón de toneladas de carbón y abarató los costes al permitir la conexión interior de los pozos.

Paralelo al aumento de la explotación fue el uso de nuevas tecnologías y así, en 1906 se sustituyó el sistema de alumbrado por nuevas lámparas de seguridad; en 1907 se instaló un arrastre mecánico de 1.200 m. mover las vagonetas en superficie y un aserradero para atender las necesidades del grupo, al tiempo que se centralizó la producción en el pozo Langreo.

La existencia de formaciones calizas hizo que S.M.M.P. abriera la cantera de San Rafael y llegara a tener 11 hornos para atender su propia expansión que demandaba grandes cantidades de piedra. En 1908 comenzó la explotación de una cantera de piedra arenisca en La Parrilla, de la que se extrajo el material utilizado en la construcción del Hospital Minero o el edificio de La Dirección.

En 1908 La Parrilla ocupaba a 978 trabajadores, muchos de los cuales vivían en Peñarroya o Pueblonuevo del Terrible, pero otros se afincaron en el poblado de La Parrilla, con lo que el suministro de agua, alterado por el desvío del arroyo, resultó insuficiente y motivó la construcción de una nueva traída de aguas desde las faldas del Peñón de Peñarroya y años más tarde desde los montes de La Garganta, a lo largo del trazado del Ferrocarril de Peñarroya a Puertollano. Este último estuvo en servicio hasta la década de los setenta del siglo XX.

La explotación se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo XX. Posteriormente, la apertura de una gran corta para la búsqueda a cielo abierto de las capas aún no explotadas hizo desaparecer cualquier vestigio de las explotaciones anteriores.

Fuentes

  • Doscientos años de minería en la cuenca de Peñarroya y Belmez. Francisco J. Aute.

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