Pay Arias de Castro
Pay Arias de Castro nacido en 1275, apodado "El Viejo".
La característica principal del fundador y I señor de Espejo, cuya cronología histórica se enmarca esencialmente entre la última década del siglo XIII y el primer tercio del siguiente, es su condición de hombre de armas fronterizo. Es uno de los ejemplos más significativos de la nueva nobleza que surge a partir de la conquista de las tierras del Guadalquivir, siendo precisamente este hecho el que le sirve para labrar su fortuna y su futuro. Su poder e influencia, que trascendió incluso el ámbito local, se vieron acrecentados y consolidados –como señala J. Padilla González- con un importante potencial económico y territorial y con una política matrimonial que vinculó a su familia con importantes casas nobiliarias cordobesas. Sin embargo, la extinción de la línea principal de su linaje explica su fracaso al pasar su patrimonio a ramas colaterales.
Pay Arias de Castro procedía probablemente de una familia oriunda de las tierras noroccidentales de la Península, cuyos miembros llegaron a Córdoba en 1236 con motivo de su conquista. Tradicionalmente se viene indicando que sus padres fueron Ruy Pérez o Páez de Castro y María Teresa Páez de Sotomayor, pero documentalmente no está probado. Tuvo dos hijos de su primera esposa, Teresa Páez, y ninguno de la segunda, Urraca Téllez. Su primogénito, Ruy Páez, le sucedería como señor de Espejo; pero su linaje, al morir sin descendencia masculina los dos hijos varones de éste, desaparecería, mientras que a través del segundo, Martín Sánchez de Castro, se perpetúa en los Valenzuela.
Los primeros datos sobre su persona son de fines del siglo XIII. En 1290 es alcaide de Cabra, y unos años después combate en la batalla de Andújar o Arjona (1296) –fecha en la que ya es señor de Castro el Viejo por compra de sus tierras- y en el cerco de Baena (1299). En los primeros años de la centuria siguiente se le concede el señorío de Espejo (1304), donde había construido un castillo, cuyas tierras repuebla. En este año es también alcalde del Alcázar de Córdoba y portero mayor del rey en Andalucía. En 1309 es nombrado por Fernando IV embajador extraordinario ante la corte aragonesa y la Santa Sede, obteniendo de ésta la concesión de los diezmos de sus tierras de Espejo. Al año siguiente compra el señorío de Madroñiz y ostenta un nuevo cargo: copero mayor de la reina doña Constanza.
En la década siguiente se dedica al cuidado de sus asuntos particulares y al dominio de cargos civiles y militares. En 1311 es, además de alcaide del Alcázar, alguacil mayor de Córdoba y, dos años después, alcalde mayor de la ciudad. En virtud de este último cargo intervino en la formación y desarrollo de la Hermandad General de Andalucía, siendo el principal gestor de la Paz de Baena (1320). Este fue el momento de su mayor prestigio e influencia, que perderá con el ocaso de dicha hermandad, iniciado en ese mismo año con la sublevación de Córdoba –aprovechando las tutorías de Alfonso XI- en defensa de la libre designación de sus alcaldes y alguaciles, en lugar de su nombramiento por el rey, lo que motivó que la ciudad adoptase como tutor al infante don Juan Manuel en contra de lo estipulado en la mencionada Paz de Baena.
A partir de este momento apenas existen noticias sobre Pay Arias de Castro, que como representante del poder real en Córdoba pierde toda su influencia y queda vinculado tan sólo a su señorío de Espejo. No conocemos la fecha exacta de su muerte, que se produciría en los días anteriores al 10 de enero de 1330, fecha en la que su hijo Ruy Páez de Castro dota la capilla de San Martín, donde será enterrado, en la iglesia-catedral de Córdoba.
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