Puente de Calatrava

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Como proyecto previo al puente de Miraflores Córdoba también podía haber tenido, como Sevilla, Mérida, Venecia y otras importantes ciudades del mundo, un puente diseñado por Santiago Calatrava en 1989, pero este plan promovido por la Administración Autonómica nunca se llegó a realizar.

El Ayuntamiento aceptó su construcción, pero no en el lugar proyectado y siempre que su ubicación se alejara hasta una zona que no causara impacto visual con la Mezquita y el Puente Romano.

El arquitecto valenciano no aceptó tal traslado. Quería que su obra compitiera, en los siguientes siglos, con el símbolo de Córdoba, obra que dos años más tarde recibió el Premio Internacional de Diseño.

Tensión entre el hoy y el ayer, siempre presente en el debate. Lo nuevo en el entorno urbano genera conflictos. El centro Pompidou, en París, hoy considerado un referente del arte contemporáneo, fue construido sobre un mercado tradicional tenido a su vez como ejemplo de la arquitectura industrial del siglo XIX. Sin salir de la Ciudad de la Luz, la parisina Torre Eiffel o la conocida como Pirámide :del Louvre, del arquitecto Ieoh Ming Pei, fueron proyectos duramente criticados por intelectuales y artistas de la época, aunque con afortunados resultados.

Córdoba y Mérida son dos ciudades romanas de las más importantes de la Península Ibérica. Ambas, en estos temas, han desarrollado una conducta completamente opuesta en el tratamiento de los monumentos de aquella época. Mérida conserva con todo su carácter su magnifico Puente Romano de 60 arcos y no ha tenido inconveniente en instalar a poca distancia del mismo el puente que Calatrava diseñó para la ciudad de Córdoba, aquí despreciado para después construir en su lugar el llamado Puente de Miraflores (con su incomprensible joroba), ejecutar la polémica restauración del Puente Romano y proyectar el Palacio del Sur sin consideraciones, por tamaño y situación, respecto los impactos visuales sobre su “delicado” entorno.

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