Sindicato gremial cordobés de patronos y obreros
A continuación, el discurso que pronunció Ricardo Martel y Fernández de Córdoba "IX Conde de Torres Cabrera" en febrero del año 1906 abogando por la integración de un Sindicato Gremial compuesto por los patrones y por los obreros, en la Real Sociedad Económica cordobesa de Amigos del País.
Especialmente es relevante el discurso del Conde de Torres-Cabrera por su visión sobre cómo debían cooperar el patrono que dirigía, el obrero que ejecutaba y el capitalista que lleva su interés.
Su propuesta fue aprobada por unanimidad, pero no tuvo continuidad en el tiempo[1] y [2].
Señores Permitidme una breve exposición de motivos, como preámbulo a una proposición que voy a someter a vuestro acuerdo. Hechos notorios me hacen creer que Córdoba resurge a la vida. Afortunadamente no son ya hoy, como eran ayer, las contrarias opiniones políticas, causa bastante para impedir que las voluntades se concierten y que la acción se una para realizar fines más prácticos y más en relación con las necesidades de este municipio, y esto da lugar a que las virtuales condiciones de este vecindario se manifiesten ya en el orden moral edificando templos como el de San Pablo y dando vida a instituciones cómo la Escuela Asilo de la infancia y el Comedor de la Caridad; ya en el orden intelectual en las nobles conferencias del Círculo de la Amistad y en el desenvolvimiento de la Academia de Ciencias, ya en el artístico, cómo se prueba en la bien regida Escuela Superior de Artes Industriales y ya también en el orden material, cómo se patentiza no solamente los éxitos de la Cámara de Comercio, debidas en gran parte a la actividad de su incansable presidente, sino también en los laudables esfuerzos de los que promueven el concierto de los intereses patronales y de obreros, en las fábricas recientemente establecidas. No se queda atrás, ciertamente, en este saludable el movimiento, la Real Sociedad Económica cordobesa de Amigos del País que aquí representa. Falta de recursos y atormentada alguna vez por exigencias de los partidos, solo vuestra perseverancia ha podido sostenerla y a vosotros también se iban las notas brillantes de su existencia que vienen dando periódicamente los Juegos Florales. Entiendo por esto yo el amor y la fe con que venís conservando y dignificando esta sociedad y vuestras condiciones de ilustración, son prendas seguras de que esta corporación realizaría más amplios fines, envía de Córdoba, si se os ayudáis proporcionando los elementos necesarios para el progreso, y a esto tiende precisamente la proposición que voy a someter a vuestra deliberación y acuerdo. De 2 clases pueden ser y de dos partes pueden venir estos auxilios; necesitamos dinero y gente, veamos dónde y cómo podemos encontrarlos: HECHOSEn el año de 1894 se constituyó en esta capital una Asociación Obrera "La Caridad", y además de ser humanitaria tenía otros muy amplios fines sociales. Llegó a su apogeo en 1895, puesto que contaba entonces con más de 3000 asociados, dos casas propias, amplio solares donde proyectaba construir otras y una buena suscripción de socios protectores. Varias causas influyeron a su decadencia y hoy no funciona; pero su espíritu vive en la clase obrera y un gran número de sus antiguos socios han solicitado mi concurso para reconstituirla. Muchas cosas han sucedido aquí desde entonces; mucha provechosa enseñanza han recibido patronos y obreros en sus lamentables querellas y entiendo que hable sernos útil el recoger hoy, para su reconstitucion, las lecciones de la experiencia. Conviene a mí juicio, y en esto han convenido ya los obreros inscritos, que la asociación se reconstituye de forma de sindicato gremial; es decir, los patronos y obreros de cada industria comercios agremia con reglamentos especiales y que estos gremios se asocien constituyendo un sindicato, con arreglo a unos Estatutos Generales cuyas bases de concierto se reflejen en todos los reglamentos gremiales. Era preciso, ante todo, convenir en ciertas ideas que está hemos de considerar fundamentales en esta asociación, porque sería locura pretender reglamentar nuestros organismos sin un acuerdo previo; por esto lo he procurado en varias platicas con los obreros, y hoy que tengo ya la conformidad de un gran número, vengo a poner mis convicciones en este culto centro y a solicitar su patronato si tengo la dicha de que con las mías concuerden vuestras opiniones en la materia. IDEAS FUNDAMENTALESSe cree generalmente que con el salario jornal se paga el trabajo y no, porque lo que se paga es el producto del trabajo. El trabajo que despierta la idea de remuneración, es aquel esfuerzo que se emplea por ser necesario para tener un servicio o un producto, de manera que lo que realmente se paga con el salario o jornal, no es el trabajo sino el producto o el servicio que se obtiene con el trabajo. Sentado esto, es evidente que siendo el consumidor quién compra y paga el producto, es el consumidor quién realmente paga el salario. El capital, en cada industria, no hace otra cosa que adelantar y garantizar el salario; en el capital encuentra, pues, el obrero, la facilidad y la seguridad de la subsistencia, y claro está que si el capital no se repone con la buena venta del producto, el obrero pierde, para lo sucesivo, ambas cosas. Es cierto que también pierde el patrón, pero también lo es que a este casi siempre le queda algo, mientras que al obrero lo pierde todo, y no se diga que le quedan sus brazos, porque sabido es que el obrero que pierde su colocación se queda en la calle y se convierte en estorbo y enemigo de los demás de su clase, porque casi siempre le es forzoso desalojar a alguno para poder de nuevo ocupar plaza. La suerte del obrero, la del patrono y la del capitalista dependen, pues, de la buena o mala venta del producto; los tres deben, por lo tanto, poner todo su empeño en que el negocio prospere, y claro está, que prescindir de la explotación del negocio y dedicarse el obrero explotar al patrono o este al obrero, es la mayor de las insensateces. En el orden social y económico, cada uno de los tres dichos elementos tiene funciones propias y de ninguna de ellas se puede prescindir sin que todas pereza. El patrón es la cabeza que dirige el negocio; el obrero del brazo que ejecuta, y el capital la sangre que los nutre; porque el capital no solamente facilita las primeras materias, lo utensilios, sino que, además acude al mercado y es el consumidor y paga el producto; acude a la enseñanza y da la producción de los indispensables recursos de las ciencias y del arte; acude a la Gobernación del Estado y garantiza el orden, la propiedad, la libertad y el tráfico. De esta manera que el que nace pobre, pero cuerdo, lleva sus brazos al taller y come; lleva su inteligencia libro y aprende; pasa de obrero a patrón, y cuando consigue llegar a capitalista, tampoco descansa, porque el disfrute de la renta, que es acumulado, impone al rentistas también sus brazos y su cabeza en otras labores no menos precisas, la labor intelectual y la laboral que desenvuelve en el espíritu y van nutriendo el alma de los pueblos, de generación en generación. Ahora bien; conforme ya en qué es necesaria está ordenada división del trabajo y conformes también en que la acción combinada de unos y de otros debe dirigirse a perfeccionar la explotación del negocio licito y jamás a la explotación del hombre por el hombre, veamos ahora de qué manera ha de concertarse esta acción dentro de cada gremio y con relación a cada empresa. Para apreciar debidamente el valor en venta de un producto hay que aprender a distintos factores, como son: 1º- el coste de las primeras materias; 2º- el de la mano de obra; 3º- la parte que corresponde a la dirección; 4º el interés y la amortización del capital; 5º-, la importancia de los tributos; 6º- el coste del arrastre hasta el mercado y siguen comisiones, seguros, imprevistos, etc. etc. Es preciso que la suma de los gastos quepa con holgura en el precio corriente que determinan en el mercado la oferta y la demanda y hay que ver que solo de los dichos factores, el segundo el tercero y el cuarto dependen de la voluntad de los interesados en el negocio y se presta a un acomodamiento entre el patrono el capitalista y el obrero con el fin de beneficiar el producto y ponerlo en condiciones de venta; pero estos tres factores tienen un límite mínimo, porque me el obrero puede acomodarse a no ganar lo necesario para la vida y el patron de prescindir por completo de la parte debida a su dirección, ni el capitalista resignarse a no sacar del negocio un rédito que puede obtener en otra parte. Esta es, pues, la cuestión batallón, la que da pábulo a que se armé el brazo de unos contra otros, y, sin embargo, esta es ya cuestión resuelta por la ciencia y por la práctica en todos los países culto y aún en esta misma ciudad de Córdoba. Veamos como: En toda industria establecida se sabe la cantidad de obra que resulta hecha por día o la faena que puede hacer cada obrero por obra y sobre estos datos giran multitud de combinaciones se sabe también lo que se gastan jornales; pues bien, para evitar , es un procedimiento práctico el de estimular al obrero pagándole sobre su jornal el exceso de obra o de tiempo, a un precio que no le ves del producto sobre el que tiene en el mercado, en cuya forma también se beneficia el patrono y se asegura el reembolso y al interés del capital; De esto tenemos en Córdoba un notable ejemplo. La fábrica de hierro esmaltado, recientemente instalada, no ofrecía condiciones de vida,porque trabajando en ella 250 obreros, toda la obra hecha en cada día no llegaba 500kg, resultando así extremadamente cara; pero su nuevo director, el joven don Saturnino Llorente, adaptó uno de los indicados sistemas, el tipo de 750kg como obra que debía hacerse cada día con el mismo personal y prometió a los obreros, sobre la obra que excediera de este de este tipo, y la obra hecha diariamente se elevo a 1200 kg; compite hoy en calidad y precio con la de Suiza; los obreros miran la fábrica como cosa propia, te vigilan, se estimulan, rechazan todas excitación de huelga y es seguro que si las tarifas ferroviarias y los tratados de comercio protegerse en algo, está fábrica ampliaría su potencia y contribuiría poderosamente a quitar la miseria en Córdoba. De todo esto se han hecho cargo los patronos y obreros y para reconstituir su asociación han solicitado mi concurso; en sus ánimos bien preparados hicieron impresión mis consideraciones y aquí las dejo consignadas para que siempre conste que, fundándose en lo dicho, se constituye este sindicato gremial con el objeto de concertar en el los intereses materiales de la producción y del trabajo, gestionar la reforma de las disposiciones legales que se opongan a sus fines lícitos y crear un fondo para recompensas y socorros. SU ORGANIZACIÓNConformes en las dichas ideas fundamentales y en los propósitos dichos, fácil ha de ser á los patronos y obreros orgnizarse por gremios dentro del Sindicato, y de esta manera disfrutarán todos de los beneficios, exenciones y derechos que promete la neuva Ley de Sindicatos y la que también ha de promulgarse sobre agremiación obrera, cuya proposición, presentada al Senado por el señor Obispo de Astorga, ha sido aceptada por la Alta Cámara; ensancharán sus negocios y tendrán en la misma comunidad garantías eficaces de consdieración por los los poderes públicos amparándose en la ley, también novísima, de responsabilidad civil de los funcionarios del Estado, de la provincia y del Municipio. Para realizar este proyecto, sólo nos falta ya un centro, que sin tener una significación comercial ni industrial determinada, tenga la de todas las clases productoras, a fin de que como en campo propio, pero neutral, puedan concertarse; centro en el que además encuentren la eficaz ayuda de las clases intelectuales, y ningúa otro centro reúne para esto tantos títulos como la Real Sociedad Económica de Amigos del País, por las mismas condiciones de su instituto. Yo he aconsejado, pues, á los ya inscritos, que se acojan al patronato de esta Sociedad Económica; que en su seno busquen fórmulas de concierto, que podemos darles especiales y concretas para cada empresa, informándoles de lo que se hace en Inglaterra y Alemania, y claro está que esta noble ocupación elevará también los prestigios de esta Sociedad Económica, colocándola en su prístino lugar de amparadora y fomentadora del interés social en Córdoba. En virtud de todo lo dicho, tengo el honor de presentar á esta Real Sociedad la siguiente proposición, que he redactado en forma articulada y abarcando en ella algunos detalles de procedimiento, con el fin de que pueda ser fácilmente discutida por partes en su fondo y en su desarrollo, en cuanto es en un proyecto de bases, que no otra cosa puede ser este trabajo. PROPOSICIÓN1º. Propongo, pues, á la Junta directiva de la Real Sociedad Económica Cordobesa de Amigos del País: Que acepte el Patronato que por mi conducto solicita da esta Sociedad la Asociaoión de patronos y obreros LA CARIDAD, que se constituyó en esta ciudad en el año de 1894 y que hoy se está reorganizando con la razón social de Sindicato gremial de Córdoba. 2°. Que aceptado el Patronato, proceda a ejecutar lo siguiente:
3º En los estatutos consigne qué es de Patronatode la Sociedad Económica tiene por objeto:
Córdoba 23 de febrero de 1906.— El Conde de Torres Cabrera.
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referencias
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVII Número 16845 - 1906 marzo 10
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVII Número 16846 - 1906 marzo 11
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