Bernardo Moreno de Pedrajas

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Bernardo Moreno de Pedrajas, (*Villanueva de Córdoba (1745) - †Villanueva de Córdoba (1818) sacerdote del siglo XVIII y siglo XIX de Villanueva de Córdoba

Nació en Villanueva de Córdoba el día 11 de marzo del año 1745 y fueron sus padres Don Bernardo Moreno de Pedrajas, familiar del Santo Oficio en la localidad, y Doña Marina Ruiz Moreno, pertenecientes a familias distinguidas de la localidad. Ambos progenitores dieron a su hijo una excelente educación.

Desde su más tierna edad demostró tener una despejada inteligencia y, sobre todo, unos sentimientos muy delicados. Su aplicación al estudio, su natural bondadoso y su trato afable le granjearon el aprecio de sus vecinos e hicieron concebir a sus padres grandes esperanzas sobre el porvenir del niño, que se distinguía entre los demás por su talento y nobles acciones.

Mostró también desde pequeño gran afición a la carrera sacerdotal y le gustaba mucho asistir a los actos religiosos y ayudaba en misa constantemente a su tío Don Bernardo, que fue el que lo bautizó, y por ello, sus padres, al ver que tenía vocación para el sacerdocio, dispusieron que ingresase en el Seminario Conciliar de San Pelagio de Córdoba, en octubre de 1761, cuando contaba 16 años de edad.

Allí estuvo cuatro años, manteniendo una excelente conducta y siendo muy apreciado por sus profesores e incluso por el obispo de la diócesis, Don Martín de Barcia. En diciembre de 1765 abandonó San Pelagio y se matriculó en el seminario de Sigüenza, donde permaneció cuatro años, estudiando con buen resultado Filosofía y Letras. Después regresó a Córdoba, donde terminó los estudios de la carrera sacerdotal con singular aprovechamiento, según consta en una nota colocada en el libro-registro donde fue inscrito al reingresar en el seminario. Terminada la carrera de un modo tan sobresaliente, fue nombrado pasante del seminario, hasta que en 1773 se le concedió el cargo de cura rector de la iglesia de Santiago, por haber obtenido el número primero en las oposiciones.

También hizo oposición a la beca del colegio de San Antonio de Sigüenza, de patronato del cabildo de Córdoba, obteniendo un rotundo triunfo, hechos que evidencian la ilustración e inteligencia del sacerdote jarote, que no tenía otra aspiración que ejercer su sagrado ministerio entre sus propios vecinos.

En 1773 fue designado cura rector de Villanueva de Córdoba y cuatro años después fue nombrado vicario de la localidad, cargo que ejerció hasta su muerte. Durante los cuarenta y cinco años en los que estuvo al frente de la Iglesia de San Miguel Arcángel fue un modelo de sacerdotes y todos sus feligreses le estimaban. Contribuía también a ello su generosidad desinteresada.

Durante su estancia en Villanueva de Córdoba, procuró suavizar y hacer desaparecer las disputas que se habían iniciado en 1773 en el seno de la Hermandad de la Virgen de Luna, del mismo modo que procuró fomentar el desarrollo de otras cofradías de la localidad, tales como la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, la de San Sebastián, la de San José, la de San Isidro, la de San Gregorio, la del Ángel de la Guarda, la de Ánimas, la de la Aurora, la de la Caridad, así como algunas otras, todas ellas desaparecidas.

Una de sus mayores preocupaciones fue la de sostener e intensificar la Hermandad conocida como la Santa Escuela de Cristo, que fue fundada y autorizada para toda la provincia de Córdoba por el obispo Fray Pedro de Salazar en 1677. La Santa Escuela de Cristo existió en Villanueva de Córdoba hasta bien entrado el siglo XX. Estaba compuesta por doce miembros, en memoria de los Doce Apóstoles, y celebraban sus rezos y prácticas religiosas en la Ermita de Jesús, que estaba situada en la Calle Real. Los hermanos, como penitencia por sus culpas o faltas se disciplinaban o azotaban.

Habiendo ordenado el gobierno del país en diferentes ocasiones que los ayuntamientos construyesen cementerios en las afueras de las poblaciones, y habiendo sido ignoradas tales órdenes en Villanueva de Córdoba, en la que aún continuaba enterrándose a la gente en los templos o en sus alrededores, construyó a sus expensas el Cementerio de San Gregorio en 1813, y la ermita de San Gregorio de la localidad sirvió como capilla del nuevo cementerio. Dicho cementerio fue clausurado en 1906, reinando Alfonso XIII, cuando fue inagurado el actual, ubicado en otra parte de la población.

El 27 de agosto de 1817, a los 72 años y hallándose enfermo, otorgó testamento, en el que entre otras muchas disposiciones, ordenaba que sus albaceas fundasen un hospital en su municipio natal para atender a los enfermos de la población, el cual debía regirse por la misma regla por la que se regía uno similar establecido en la cercana villa de Pozoblanco. Para contribuir al mantenimiento del hospital dejaba todas sus fincas, detalladas en su testamento.

Aún conservaría la vida durante otro año y al fin murió en Villanueva de Córdoba el día 6 de octubre de 1818, siendo enterrado en el cementerio que él había ordenado construir. Según recoge Juan Ocaña Prados en su obra "Historia de la villa de Villanueva de Córdoba", publicada en 1911:

"Su muerte fue muy sentida y a su entierro acudió todo el vecindario, dando muestras de gran sentimiento, siendo sepultado su cadáver, según lo dispuso, en el cementerio construído a sus expensas cinco años antes, a la entrada de la capilla o ermita de San Gregorio. Una lápida negra que allí existe y cuya inscripción está muy borrosa, cubre el sepulcro donde reposan sus restos mortales"

Posteriormente, en 1906, fue clausurado el cementerio de San Gregorio de la localidad, y en 1955, al iniciarse la extracción de todos los cadáveres depositados en él, y siendo párroco de la Iglesia de San Miguel Arcángel Don Marcial Rodríguez Urbano se trasladaron sus restos mortales (depositados en una pequeña caja de madera) al Hospital de Jesús Nazareno de Villanueva de Córdoba, donde aún permanecen, cubiertos bajo una lápida de mármol en la que se colocó la siguiente inscrpción:

"J. H. S. Aquí yacen los restos mortales del Fundador de este Santo Hospital Rvdo. D. Bernardo Moreno de Pedrajas, Cura Párroco de esta villa. Falleció: 6 de octubre 1818. -Se trasladó: 19 de agosto 1955. -Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia. -R. I. P. A."



Bibliografía

-Merchán Rodríguez, Bartolomé. Cosas y Costumbres de mi pueblo. Publicaciones del Ilustrísimo Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba. 1980.

-Ocaña Prados, Juan. Historia de la Villa de Villanueva de Córdoba. Publicaciones del Ilustrísimo Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba. 2ª edición. 1982.

-Ocaña Torrejón, Juan. Villanueva de Córdoba en el siglo XIX (Datos históricos). Publicaciones del Ilustrísimo Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba. 1977.

-Ocaña Torrejón, Juan. Callejero de Villanueva de Córdoba (colección de datos históricos). Pozoblanco. Imprenta Pedro López. 1972.

-Ocaña Torrejón, Juan. Moreno de Pedrajas y el Hospital de Jesús Nazareno de Villanueva de Córdoba. Imprenta de Pedro López. 1968.

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