Carlos Álvarez de Sotomayor
Carlos Álvarez de Sotomayor y Reina nace en Castro del Río en 1947, aunque a los pocos días de nacer marchará a Puente Genil, pueblo natal de sus padres, donde transcurrirán los primeros años de su infancia. Poblaciones como Figueras, Alcoy, Viatoz, Peñón de Vélez de la Gomera, Targuist o Melilla, serán parte importante de su niñez, unida a las exigencias itinerantes de la profesión militar de su padre. Infancia viajera y compañeros de pupitre multirraciales: marroquíes, indues y judios, entre otros, influirán desde esa temprana edad en su espíritu cosmopolita y global que luego caracterizará su personalidad adulta.
Imágenes de interminables viajes en barco y en trenes de carbonilla con asientos de listones de madera, largos túneles y trasbordos marroquíes en Bobadilla, se sucederían en aquellos veranos de su infancia, teniendo como hilo conductor el cordón umbilical familiar de Puente Genil; cordón que se irá acortando hasta su traslado definitivo a Córdoba, donde terminará su bachillerato en el Instituto Luis de Góngora.
Cursa sus estudios de filosofía en la Universidad de Salamanca, alternando sus vacaciones universitarias con actividades como organización de escuelas de alfabetización de adultos en barrios de Córdoba, o con escapadas de trabajo al país vecino, curtiéndose con peonadas en la fruta, o en cuadrillas de pintores de rulo, gorra y fregona, que le permitirían, además de practicar el francés, sacar algunas pelillas para libros y celtas cortos.
Tras sus incursiones en el pensamiento del filósofo alemán Ernest Bloch, que le serviría de base para su trabajo de licenciatura, deja la ciudad del Tormes con un buen puñado de buenos amigos repartidos por toda la geografía y con los que difícilmente perderá el contacto en el futuro. Atrás quedan las charlas interminables en habitaciones de colegio mayor, delegación de alumnos, movidas de Facultad y luchas contra el franquismo que conformarán su compromiso social y político.
Con pesadas maletas de libros como casi único equipaje vuelve a Córdoba, donde comienza su actividad profesional en el mundo de la enseñanza. Profesor de filosofía en bachilleratos diurno y nocturno en el entonces Instituto masculino Séneca de la capital, o de poblaciones como Palma del Río, o su corta estancia en la Normal de Magisterio, marcarán esta primera etapa de años duros, pero ilusionantes, de conflictos y huelgas de p.n.n.. Son años de inestabilidad laboral, nacimiento de su primer hijo, finales del franquismo, del Juan XXIII, de Parque Figueroa, de la J.E.C. y de la ruta diaria de docentes en carretera.; de sueño y casete en el coche con lecciones de francés que habrá de simultanear con las horas de Filosofía.
El tirón familiar y la influencia decisiva de su buen amigo Pepe Cardenete, le hace pensar en su acceso a la función pública a través de las oposiciones a cátedra de Instituto, teniendo como primer destino un blanco centro de enseñanza con olor a mar y a pinos de la bahía gaditana, donde comenzará a hacer sus primeros pinitos con funciones de responsabilidad académica y de trabajo en equipo, y que luego volverá a emprender en otros centros por donde pasa.
Atardeceres en Sancti-Petri, otro puñao de buenos amigos, charlas con Fernando Quiñones, olores a esteros, a bodegas, a cante jondo, a carnaval, a río Iro y a pañales de Blanquita, darán el contrapunto a su etapa gaditana. Un par de Institutos más en Córdoba y provincia, el Instituto Español de Lisboa, y el Ibad en el barrio de la Fuensanta, completarán, por el momento, su itinerario de funcionario.
De espíritu inquieto y emprendedor, lo mismo desplaza a toda una coral de Fernán Núñez a su instituto de Lisboa, que en las jornadas sobre Andalucía en Portugal monta un espectáculo flamenco con la familia Plantón, que viaja con sus alumnos al parlamento europeo de Estrasburgo, que organiza Aulas Abiertas en el I.B.A.D., o que lleva adelante, junto a un buen equipo de gente, el ilusionante proyecto del INET en Córdoba. Instituto de Estudios Transnacionales que, desde su fundación en 1994, y paralelamente a sus publicaciones periódicas y grupos de estudio, dinamizará la vida cultural de la ciudad a través de conferencias de destacados conocedores y especialistas a nivel internacional, junto a sesiones de trabajo que servirán de base al análisis, discusión y reflexión sobre los grandes temas que afectan a nuestra sociedad en el orden mundial: inmigración, ecología, conflictos bélicos, Pensamiento Único, etcétera.
Por todos los sitios por donde Carlos pasa, va dejando estelas de su talante de hombre emprendedor, profundamente preocupado y comprometido con el entorno social, cultural y político que le rodea, no abandonando nunca el análisis y su capacidad crítica de reflexión que tan bien sabe transmitir a sus alumnos.
Enlaces
- Post dedicado a Carlos Álvarez de Sotomayor desde La Condena de Sísifo
- Recibió la Fiambrera de Plata del año 2000 concedida por el Ateneo de Córdoba.
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