Semana Santa en Espejo

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La Semana Santa de Espejo, es, como en otros tantos pueblos de España, una manifestación externa que el pueblo católico vive rememorando la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. su celebración encuadra el sentir de Andalucía con leves matices de personalidad.

La Semana Santa tiene lugar en la calle, aunque básicamente la liturgia católica tiene los oficios religiosos en iglesias durante esta semana mayor.

Los atractivos de esta Semana Santa especialmente es para los cofrades, es el tiempo de sus prolegómenos, empleando para ello toda la cuaresma.

En este municipio la Semana Santa tiene carácter de expresión religiosa social y popular.

Todas las hermandades tienen su carrera oficial así como una Agrupación de Cofradías que son las que marcan los horarios procesionales.

Esta fiesta religiosa atrae a gran cantidad de espejeños de allende de nuestro contorno o fronteras que vuelven por estas fiestas para sacar en procesión a sus “pasos”, de los que son hermanos. Estos encuentros entre hermanos le dan una pincelada de fe, devoción, penitencia y religiosidad a esta Semana Mayor de Espejo.

La historia de la Semana Santa espejeña, viene determinada por la propia historia del pueblo a cuyos acontecimientos están vinculadas las hermandades, tanto para lo bueno como para lo malo, conociendo días de esplendor y como no también penurias, incluso destrucción de algunas imágenes en invasiones y periodos revolucionarios.

La propia historia no se puede explicar sin la devoción de los hermanos por Cristo y María. La fe lleva a las hermandades a sobrevivir entre tantas dificultades.

La Semana Santa nació impulsada por el mismo pueblo, siendo regulada después por la Iglesia.

Todos los pasos de las hermandades suponen un elevado exponente artístico, gracias a las magníficas tallas que poseen. Estas tallas se sustentan sobre otro gran elemento artístico como son los extraordinarios bordados en mantos, palios y ropas que hacen del conjunto la mayor y más popular exaltación de su belleza.

El hombre y la mujer forman parte del cortejo procesional; nazarenos con túnicas y capirotes siguiendo las normas de cada hermandad, la banda de música, los penitentes sin capirotes y portando cruces de madera para cumplir una promesa con los pies descalzos recorren toda la carrera procesional detrás de las imágenes de su compromiso.

Los costaleros tienen una vital importancia, sobre sus hombros llevan la carga de los santos, conjuntando sus esfuerzos y contribuyendo de manera importante al realce y calología de los “pasos”. El número de costaleros varía según el peso del “paso” y son dirigidos desde fuera por la voz del capataz.

Otro fenómeno de expresión popular lo constituyen las saetas, de especial intensidad cuando la hermandad saca en procesión a Cristo y María.

Una curiosidad de la Semana Santa de antiguamente es que las mujeres debido a su religiosidad no se peinaban ni el Jueves ni el Viernes santo ya que decían que era tirarle de los pelos al Señor.

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