Taberna Curro Navarro

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La Taberna "Curro Navarro" se encontraba situada en la plaza de Santa Teresa a la bajada del Puente Romano. Taberna regentada por Francisco Navarro llamado popularmente Currito el tabernero, ya desaparecida. Era frecuntada por las gentes el barrio viejo del Campo de la Verdad, por hortelanos de las huertas cercanas y por forasteros que iban de paso por Córdoba, camino de la provincia o de otras partes del sur de Andalucía.


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Recuerdos de la taberna [1]

En la salida del Puente Romano, a mano izquierda de la explanada, más bien Patio de Armas de la torre guardiana de la Calahorra, estaba situada la taberna de Currito donde partían los caminos de Córdoba por la campiña a diversos, próximo y lejanos lugares de la provincia y de Andalucía.
Camino de Fernán Núnez, carreteras de Espejo, Castro, Granada, y frente a la taberna, la de Sevilla y Cádiz.
En esta taberna, antiguamente los labradores y madrugadores, que iban a sus fincas cercanas de la campiña detenían sus jacas y caballos, para matar el gusanillo con la copa de anís y el café caliente.
No existían construcciones modernas. Todo eran huertas y desde la misma puerta de la taberna podía contemplarse la campiña con sus trigales y sus campos de ejércitos de olivos en hilera.
Era casi todavía la campiña romana de Séneca, de la que éste fue propietario de muchos miles de hectáreas de terreno, aunque en su obra la “Vida fácil” se contradice cuando dice: “Más no quiero ser jamás, como el que amontona el oro; que no goza del tesoro por acrecentarse más”.
Los hortelanos que poblaban esos terrenos que hoy se denomina Sector Sur, eran los mismos asiduos clientes de Currito a saborear su fino cristalino, su vino especial.
Muchas tardes en mi juventud, atravesé el puente en atardeceres dignos de la metáfora de Juan Ramón, con una larga despedida de la tarde, para saborear el cristalino y el paisaje.
Curro era un hombre agradable y bondadoso, algunas veces me invitaba en su despacho de mimbre que tenía al lado del la bodega.
Su hijo, Pascua, era amigo mío. Murió relativamente joven, culto e inteligente había estudiado y obtenido el título de perito industrial y había sido capitular del Ayuntamiento.
Se estableció en la calle Morería con taberna y restaurante y más tarde se trasladó a la calle de la Alegría, hoy calle Menéndez Pelayo.
Por esta época murió Pascual y el negocio pasó a otra propiedad.
En la taberna del Campo de la Verdad nos reuníamos por Semana Santa, Ricardo Cuesta, que era dueño del cortijo Los Alqueyos, a poco más de un kilómetro, y varios amigos más para pasar los días festivos en una larga perolada en la finca.
Currito vivió muchos años. No hace muchos que murió finalizando el siglo.
Descansa en paz y mi recuerdo más sentido para ellos.


Referencias

  1. "Memorias Tabernarias". Manuel Carreño Fuentes en Diario de Córdoba. 27 de noviembre de 1988

Testimonios

En el libro Coplas al aire de Córdoba, Manuel Medina González evoca esta taberna de Currito.

  • La Taberna de Currito, acreditada por sus vinos y por una clientela fija de gente trabajadora, huertanos, albañiles, constructores de carros y obreros agrícolas del Campo de la Verdad.


La taberna de Currito
tiene un vino florecido
que provoca el apetito.


El vino de la amistad,
el que me sirvió Currito
del Campo de la Verdad.

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