Calle Lope de Hoces

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Situación
Parte del paseo de la Victoria y llega hasta la plaza de la Trinidad
Barrio
Barrio del Centro Comercial
Otras denominaciones
Muladar de la Trinidadno se conoce
Transporte
Parada de bus: no
Parada de taxi: no
Puntos destacados


La calle Lope de Hoces parte del paseo de la Victoria y llega hasta la plaza de la Trinidad. A ella dan las calles Eduardo Dato (por el norte) y Tejón y Marín (por el sur). Entre los edificios más importantes de la zona se encuentran el Hotel NH Califa y la conocida como Zona Militar

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Calle Lope de Hoces según Paseos por Córdoba

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Desde la plazuela de la Trinidad hasta la puerta del mismo nombre hay una calle bastante ancha titulada de Lope de Hoces porque el Ayuntamiento de 1862 la dedicó al héroe antes mencionado, y a propuesta del cronista entonces de la ciudad don Luis Maraver y Alfaro; antes se llamó Muladar de la Trinidad, y más antiguo aún, callejón de los Frailes.
Lo que coge la iglesia ha tenido el ancho actual, pero desde este punto estrechaba hasta quedar en una calleja como de dos varas de anchura, que daba la vuelta al rincón e iba a desembocar en la calle de la Madera. Todo el terreno de la calle y el que cogen las casas fronteras al cuartel de la Remonta era el solar de una de las casas principales de los Venegas, que el tiempo destruyó y estuvo durante siglos convertido en un montón de escombros en que echaban toda clase de inmundicias, de donde dieron en llamarle el Muladar, hasta que hacia 1845 lo vendió su dueño el señor conde de Gavia por la línea que señaló el arquitecto municipal, y quedó la calle expedita.
En 1859 el celoso alcalde don Rafael Chaparro concibió el pensamiento de abrir allí la puerta llamada de Tetuán, adquiriendo al efecto un solar que daba a la muralla. Feliz idea que realizó su sucesor don Carlos Ramírez de Arellano con arreglo al plano que dio el arquitecto don Rafael de Luque y Lubián, quedando terminada para la feria de 1861. Resultando a los lados de esta puerta, en su interior, dos solares o casas casi hundidas, el maestro de obras don Antonio López Carrillo, con un celo que lo distingue, y a pesar de no contar con grandes recursos, los adquirió e hizo las dos bonitas fachadas que allí vemos, llevándolo su buen deseo a comprar el huerto ya mencionado y hacer las otras casas que tan buena vista han dado a todo aquel trayecto, por lo que, con gusto, lo consignamos en nuestros apuntes.

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