Carlos IV
Carlos IV, llamado «el Cazador» (Portici, 11 de noviembre de 1748 - Nápoles, 19 de enero de 1819), fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Fue hijo y sucesor de Carlos III. Durante la Guerra de la Independencia permaneció en Francia e Italia, donde murió el 19 de enero de 1819, unos días después de su esposa. Nunca regresó a España. Su hijo Fernando VII se proclamaría rey en 1814.
Visita del rey Carlos IV a Córdoba (1796)
Entre los días 11 y 13 de marzo visitaron la ciudad los reyes Carlos IV y María Luisa, con toda la Corte, de vuelta de su viaje a Sevilla. La visita fue un evento de gran relevancia en la ciudad, simbolizando el poder real y la lealtad de los cordobeses hacia la monarquía. La planificación de esta visita comenzó el 17 de diciembre de 1795 con el anuncio de la próxima llegada de SSMM., cuando el corregidor de Córdoba recibió una orden del gobernador del Consejo, informando que el rey, junto con la reina y parte de su familia real, viajaría a Sevilla pasando por Córdoba. A partir de ese momento, se inició una serie de preparativos para garantizar que todo estuviera listo para recibir a los monarcas sin inconvenientes.
Fueron recibidos y obsequiados con muchas demostraciones de alegría y se hospedaron, según costumbre, en el Palacio Episcopal. El rey fue a cazar a la Ribera y se anunciaron tres corridas de toros para esos días, con la participación de los famosos toreros Pedro Romero y José Delgado Hillo. El primero no se presentó y el rey sólo acudió a una de las tres corridas programadas, que fue un auténtico fiasco desde el punto de vista económico.[1]
- Llegada de los reyes a Córdoba
El 10 de marzo de 1796, una delegación encabezada por el alcalde mayor de Córdoba, Luis de Herrera, se dirigió a La Carlota para recibir a los monarcas. A las diez y media de la mañana, la comitiva real fue recibida con dos llaves de plata elaboradamente trabajadas, símbolo de la lealtad de Córdoba. Los diputados municipales vestían trajes de terciopelo negro y chupa de glasé de plata bordada en oro, reflejando la jerarquía y el prestigio de sus cargos.
Al mediodía, los monarcas hicieron su entrada en Córdoba, recibidos con vítores y repiques de campanas. La entrada triunfal culminó con una serie de ceremonias y festejos que incluían besamanos, cacerías y eventos sociales, todos ellos cuidadosamente planificados para mostrar el poder y la lealtad de la élite local hacia la monarquía. El cabildo eclesiástico también tuvo un papel importante, organizando una ceremonia religiosa en la Catedral, donde el obispo y su cabildo recibieron a los reyes en la Puerta del Perdón, siguiendo un estricto protocolo ceremonial.
- Acontecimientos
Uno de los momentos más destacados fue el besamanos que tuvo lugar en los salones de la planta alta de la diócesis. Aquí, el cabildo, el consistorio, los jefes militares, los títulos y los caballeros particulares pudieron rendir homenaje al rey, mostrando su poder y aspirando a vincularse con la mística de la realeza. Este acto de cortesía se repitió al día siguiente con la recepción al Santo Oficio y, por la noche, a las damas de la nobleza.
Fueron recibidos y obsequiados con muchas demostraciones de alegría y se hospedaron, según costumbre, en el Palacio Episcopal[2]
- Jornada de caza
La visita también incluyó una jornada de caza en la Real Dehesa de Córdoba la Vieja. En un gesto que rompió con el protocolo, Carlos IV decidió no llevar su escolta real, lo que causó una gran impresión entre los cordobeses, quienes vieron en este acto una muestra de confianza y cercanía del monarca.
- Las corridas de toros
Se anuncian una corrida de toros con la participación del rondeño Pedro Romero y del sevillano Pepe "Hillo", pero el primero no se presentó. El día 13 de marzo de 1796, se llevó a cabo la corrida de toros en la plaza de la Corredera. Este evento fue organizado meticulosamente para agasajar a los monarcas y a su comitiva. La plaza se cubrió de arena, se armaron bancos y andamios de madera, y se adornaron los balcones con ornamentos vegetales y colgaduras. Pepe "Hillo" había comenzado su carrera en el matadero de Sevilla, donde aprendió diversas suertes y técnicas del toreo, lo que lo llevó a convertirse en una figura emblemática de la tauromaquia. Durante la corrida, logró levantar a los aficionados en ocho ocasiones, mostrando su destreza y valentía en el ruedo. Una anécdota interesante de esta celebración es la reacción del público y la disposición de la plaza. Los reyes y su séquito ocuparon el palco de honor, adornado con colgaduras carmesíes y flecos de plata, reflejando la majestuosidad del evento. A pesar de que los Borbones no eran particularmente aficionados a las corridas de toros, el evento fue disfrutado y apreciado por los presentes. Las autoridades locales y los nobles se ubicaron estratégicamente en la plaza, lo que mostraba la jerarquización social de la época.
El rey solo acudió a una de las tres corridas programadas, constituyendo un auténtico fiasco desde un punto de vista económico.[3] Además, es notable cómo las normativas y disposiciones de la época influyeron en la organización de las corridas. El espectáculo taurino, a pesar de las críticas de algunos ilustrados, seguía siendo una atracción popular y un medio para que la autoridad real se ganara el prestigio y el favor del pueblo. La corrida de toros no solo era un entretenimiento, sino también una demostración del control y la mediación del poder sobre las festividades públicas.
Referencias
- ↑ El fracaso de la corrida de toros en honor a Carlos IV en la Corredera. GARCÍA PARODY, M.. Radio Córdoba. Disponible en Internet
- ↑ Obsequios de Córdoba a sus reyes o Descripción de las demostraciones públicas de amor y lealtad, que Córdoba tributó a nuestros Católicos Monarcas en los días 11, 12, y 13 de Marzo de 1796 ...c / escribíala... Rafael Leal. -- En ella [Córdoba] : En la imprenta de D. Juan Rodríguez de la Torre. [[1796]
- ↑ El fracaso de la corrida de toros en honor a Carlos IV en la Corredera. GARCÍA PARODY, M.. Radio Córdoba. Disponible en Internet
Principales editores del artículo
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- Aromeo (Discusión |contribuciones) [5]