Colegio de la Asunción

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Reglamento del Colegio de la Asunción.

El Colegio de Nuestra Señora de la Asunción, más adelante Real Colegio de la Asunción, fue una institución colegial centenaria creada en Córdoba por el doctor Pedro López de Alba y reconocida por bula papal de Gregorio XIII en 1577.[1]

Historia

Siglo XVI - XVIII

Pedro López de Alba, médico del emperador Carlos I y de su hijo, Felipe II, amigo de San Juan de Ávila, creó por mediación de este un colegio de teología en la ciudad de Córdoba en unas casas de la plaza de Capuchinas. Los alumnos -muchos de ellos becados- recibían clases en el cercano Colegio de Santa Catalina y volvían para comer y dormir en el Colegio de la Asunción. En 1584 el Colegio de la Asunción fue reconocido como Seminario de Órdenes menores, con inmunidad civil de la jurisdicción ordinaria. Fue regentado casi desde el principio por la Compañía de Jesús, como podemos ver en detalles de la Capilla, que ya se instaló en las inmediaciones de la calle Claudio Marcelo. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, en 1767, el rey ordenó integrarlo en una Real Patronato. Desde entonces se llamó Real Colegio de Ntra. Sra. de la Asunción.

Siglo XIX

Hacia 1825 fue llamado Colegio de Humanidades y en 1841 fue transformado en Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, pocos días después de la proclamación de Espartero como Regente único.[2] Por Real Orden del Ministerio de la Gobernación de 18 de mayo, se crea el Instituto de Segunda Enseñanza de Córdoba por transformación del Colegio de la Asunción a partir del próximo curso 1841-42. La Orden dice:

Excmo. Sr.: El gefe político de Córdoba ha hecho presente al Gobierno que la junta provisional de aquella provincia habia acordado establecer en el colegio de la Asunción una universidad de tercera clase; mas que no habiendo llegado á realizarse aquel pensamiento, la comisión que al efecto habia sido nombrada por la junta, unida á la sección de instruccion pública de la sociedad económica, continuaron trabajando á este fin, aunque con el objeto de preparar por su parte, no ya la creación de una universidad, sino la de un instituto de segunda enseñanza. Reunidos los datos necesarios, asi respecto á las cátedras que desde luego podrían plantearse, como á los fondos y recursos de que había de mantenerse el instituto y que exceden en bastante cantidad á lo indispensable, por mas que no todos ellos sean expeditos y de fácil y corriente aplicación; el gefe político, la diputación provincial y la misma sociedad económica, instan con todo el celo que les distingue por la mas pronta realización de un proyecto de que tantas ventajas pueden reportar a los naturales de aquella provincia. En vista de todo el Re­gente del Reino, á quien he dado cuenta del expediente, deseoso de promover eficazmente la instrucción intermedia del pueblo español, se ha servido dictar las disposiciones siguientes:
1. El colegio de la Asunción de Córdoba se convertirá para el próximo curso académico en un instituto de segunda enseñanza.

Inaugurado en mayo de 1847, el nuevo Instituto Provincial de Córdoba recibiría con el tiempo el nombre de Instituto Luis de Góngora.

Segunda República

Con Antonio Jaén Morente en la dirección del Instituto y del Colegio de la Asunción, durante la Segunda República se admiten las primeras mujeres en el mismo. Es el curso 1931-1932, el primero de la experiencia. Al curso siguiente el grupo escolar aumenta a 20 señoritas internas.

En octubre de 1934 el Colegio de la Asunción anuncia clases extraescolares de hebreo, árabe e inglés, clases para las que no hacía falta estar matriculado en el instituto. Las imparten los profesores José Manuel Camacho Padilla, Abd el-Krim Abarodi y Carmen Fustegueras Méndez, respectivamente.[3]


Referencias

  1. En el 450 aniversario del Colegio de La Asunción, por José Cobos Ruiz de Adana, en el Diario Córdoba, 10 de octubre de 2019.
  2. Gaceta de Madrid, 18 de mayo de 1841, en la web del BOE, consultada el 14 de mayo de 2018.
  3. Colegio de la Asunción anejo al Instituto de Córdoba, en el diario El Sur, 28 de septiembre de 1934, pág. 2.

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