Recuerdos del Bar Bolero
Situación del bar Bolero |
Recuerdos Cordobeses [1]
La gente tenía ganas de vivir y de divertirse. En Córdoba, un joven pozoalbense llamado Juan Rodríguez Redondo, daba los últimos toques para la inauguración de su coquetón local que le llamaría "Bar Bolero", situado en los bajos de la casa de tres plantas nº 2, de la cordobesa y céntrica calle San Álvaro, haciendo esquina con una muy pequeña calleja sin salida donde estaban los "Billares Trunces" y los talleres de carpintería de "Muebles Aguilar".
En aquella década, no había casi de nada, pero funcionaba muy bien los tejemanejes, cambalaches, cartillas de Racionamiento, empeños, estraperlo, etc.
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Las tardes veraniegas cordobesas, parecían auténticas manifestaciones de camareros, ya que la prenda oficial -casi obligada-, era en los hombres, la americana o chaqueta blanca.
El "Bar Bolero" era amplio, estaba pintado por dentro en tonalidades rosa y el mobiliario era del llamado estilo sevillano, tenía tres puertas a la calle dos que servían de balconcillos y una destinada a puerta de entrada, una vez dentro a la derecha, estaba el mostrador, seguido la cocina y aseos, en el fondo del local había un almacén que después serviría de camerino para los artistas y músicos.
"El Bolero" desde su apertura fue un éxito total de público, tenía una clientela muy divertida como: empleados, estudiantes, futbolistas, periodistas, dependientes del comercio, comisionistas, toreros, y se veían variados uniformes de militares y de mandos del régimen y grupos de señoritas.
La plantilla del Bolero estaba compuesta por gente joven y simpática que fueron los hermanos Ponce (Pepe y Domingo), Rafael Adame exnovillero, Gabriel y Arroyo, el mostrador estaba atendido por Sebastián, Pedraja, Arranz y Alonso, en la cocina el maestro "Faroles", y de Limpia Lotero, el robusto "Habichuela".
Juan el dueño, en las horas de bulla, le gustaba echar una manita, era un hombre muy relacionado, y tenía aficiones literarias, llegando a estrenar una obra teatral en el Gran Teatro de Córdoba titulada "Los Hijos de Hoy", y puso de moda una bebida llamada "Trudi-Boro", inspirado en la Vedette alemana de cuerpo escultural que recorría con su espectáculo toda España y también actuó en Córdoba.
El "Bar Bolero" marchaba bien, pero los cercanos Cafés, "La Granja Royal" y "La Perla" pusieron orquestinas y este último, hasta atracciones, esta situación compromete a Juan Rodríguez Redondo a montar en su "Bar Bolero" un tablado con una orquesta y trae a un joven cantor valenciano llamado Angel Jornet.
El público responde bien a pesar de una pequeña subida en las consumiciones, y así marchó cierto tiempo hasta que el propietario del bar da en la diana presentando en su local a la cordobesa Orquesta Orozco que destacaba por su estilo, repertorio y juventud, forma de interpretar y vistosos uniformes. Estaba compuesta por sus fundadores: Pedro Orozco, José Báez, Manuel Manjón, Rafael Ramírez, Andrés Prior, Alfredo Nogales, Miguel Borrego y Manolo Solís, este último, hermano del autor de estas líneas.
La Orquesta Orozco, fue la revelación en aquella Córdoba de difíciles pero maravillosos años, los éxitos eran enormes despertando el interés de la clientela del bar con su música y canciones de actualidad, la orquesta estaba muy solicitada llegando a actuar hasta en tres lugares Estudio de EAJ-24- Radio Córdoba, "Bar Bolero", y por la noche en la recién inaugurada y moderna Sala de Fiestas Aquella "Villa Rosa".
En "Bolero", los llenos eran a reventar, mucho público la escuchaba desde la calle, ante esto, el dueño en el verano de 1943 y teniendo en cuenta la altura de los techos, hace una reforma dotando al local de dos entresuelos con escaleras y en el centro, el Tablado, aumentando el número de mesas y de clientes, quedó muy bonito estilo andaluz, todo pintado de blanco.
Por allí pasaron muchos y buenos artistas también llamados Vocalistas o Animadoras, rememoro a la valenciana Lolita Garrido, Teresita Arcos, Luz Mary, Rina Celi, Mery Morgan, Lya-Derby, Pilar Lorengar, etc.
Pero el impacto, el que enseguida conectó con el público, el más querido, y el que más tiempo actuó fue, Antonio Machín, que con su voz metálica y su singular movimiento de Maracas y su acoplamiento con la "Orquesta Orozco" conquistó al público Boleriano con aquellas canciones como "Isabel", "Dos Gardenias", "Mira que eres Linda", "El Manisero", "Navidad", "Madrecita", "Angelitos Negros", etc...
En las puertas del Bolero, el público se congregaba durante las actuaciones para ver y escuchar a los artistas teniendo en cuenta el poco tráfico de coches con "gasógeno" que había. El diestro Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", acompañado de sus íntimos amigos, le gustaba en ocasiones, frecuentar Bolero y alguna vez que otra, la orquesta le interpretaba su Pasodoble Manolete de Ramos y Orozco.
Pasó el tiempo y Antonio Machín, dejó El Bolero y empezó a volar más alto, siendo solicitado por empresarios y agentes artísticos ofreciendo cantidades más importantes que las que podía dar el dueño del Bar, y se consagra como figura estelar de la canción melódica con acento caribeño recorriendo toda España con diversos espectáculos ya, como cabeza de cartel.
La Orquesta Orozco siguió el mismo camino, Circuitos Carcellés, la presenta en Madrid y a partir de ahí ya no paran. Después los tiempos y las costumbres cambian y el Bolero cerró sus puertas, en el local se puso una tienda de tejidos y confección.
Juan Rodríguez Redondo y familia se trasladan a Madrid a regentar la "Cafetería Machín" muy cerca de la Gran Vía.
En 1980, la casa donde estuvo el tantas veces mencionado Bar Bolero, fue demolida y en su lugar se levantó un moderno bloque de seis plantas y del Bolero sólo queda el testigo mudo de las paredes de la casa nº 8 que hace chaflán con la calle Cruz Conde que tantas veces escuchó la música de la Orquesta Orozco y la voz de muchos artistas, destacando el eco inconfundible del Cubanito muy estimado por los cordobeses Antonio Machín -nuestro angelito negro-.
He traído este recuerdo Boleriano para los que hoy peinan canas y tuvieron la suerte de disfrutarlo.
Referencias
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