Taberna El Calañés

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Taberna El Calañés

Esta taberna o café cantante era el lugar donde las generaciones de primero del siglo XX se divertían con la fiesta y la farándula propia de Andalucía. Se encontraba en el tramo del Paseo de la Victoria a la avenida de Cervantes, justamente pasando la Puerta de Gallegos

Ubicación aproximada de la Taberna El Calañés


Recuerdos de la taberna [1]

Era una especie de café cantante propio de aquella época al estilo del "Burrero" en Sevilla, los "Tres Reyes" en Cádiz y "Chinitas" en Málaga.
Estaba en el Paseo de la Victoria a la mano derecha, saliendo de la Puerta de Gallegos en dirección a la avenida de Cervantes.
Era en las décadas de novecientos al veinte, lugar frecuentado por flamencos, juerguistas y gente de "bronce", en aquellos años de una Córdoba recoleta y poco poblada.
Frente donde hoy se sitúan los jardines del Duque de Rivas, entonces aquello era un llano terrizo donde se instalaban las ferias de mayo y otoño; había un kiosco de don Sabino Rico, para helados y bebidas veraniegas y al lado un templete donde la Banda Municipal interpretaba los jueves su concierto.
Don Sabino, en los veranos ponía un cine a aire libre por la módica consumición de un refresco de almendra, chufa o zarzaparrilla. El cine, entonces, era mudo y con letreros y muchos y largos episodios.
El café cantante lo regentaba un tal José Pérez, conocido por el alias de "Calañés", un hombre polifacético que entonaba el cante muy bien, decía romances jocosos y hablaba con sus muñecos
Tenía un tablado donde las balarinas hacían su revuelos, los "cantaores flamencos", las "bailaoras" y los de la fiesta, encontraban allí su propio ambiente
Actuaban en el baile,"La Corniz" y otras; en el cante, Felix Gallardo, " El Poli" y "Pachón"; en alguna ocasión, Cayetano Muriel', "Niño de Cabra" y Miguel Milena.
En los veranos, las "Murgas de Regaera" y Perico Beringuín, de Cádiz, al aire fresco del amplio Paseo.
Aquellos años veinte de una Córdoba barojiana y discreta.
Se vendían melones, higos chumbos y sandías en los tenderetes instalados en el Paseo. "Carita Conejo" hacía sus pregones vendiendo piñas, cantándolos por "Alegrías de Córdoba" con al siguiente letrilla:
Niños y niñas, llorar por Piñas
llorar con gana,
que el tío de las Piñas,
se va mañana...
Todos se saludaban, todos eran amigos y convivían amistosamente en las fiestas y distracciones, dominó, naipes y la lotería con sus cartones a real, era el bingo de entonces y se apuntaban las suertes con garbanzos morunos y altramuces
Todo era suave como la brisa, callado, sólo se oía en el silencio de la noche un cantar por soleares.
La Córdoba del silencio, discreta sabia y acogedora.
La de los patios floridos, encalados con blancura de jazmín que se confundía en la llanura de la pared.
La dama de noche y el azul claro lleno de estella del embrujo de las noches de Córdoba.
Era la vida fácil del senequismo

Referencias

  1. "Memorias Tabernarias". Manuel Carreño Fuentes en Diario de Córdoba.10 de septiembre de 1989

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