Betunero

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Betunero callejero
Betunero

Oficio desaparecido hacia finales del siglo XX en Córdoba. Fue una profesión muy popular hasta los años sesenta.

El trabajo de los Betuneros era limpiar calzado a los varones. Era una labor callejera que ofrecían por las terrazas de los bares o en las esquinas de las calles. Solían ir mirando el calzado a los posibles clientes y decían: ¡ Limpia ¡ , ¡ Limpia ! y así avisaban al cliente que sería conveniente un buen lustrado del calzado.

Existía un lugar muy destacado en Córdoba donde se ponían a limpiar los betuneros, era la parte posterior de Círculo de Labradores frente a la iglesia de San Nicolás esquina calle José Zorrilla, no optante había varios salones de “Lustrado de Calzado” o “Limpiabotas” , – así era su nombre oficial - como los situados de la calle Gondomar, calle Concepción y en la planta baja del restaurante “Casa Miguel González” esquina Gondomar con la plaza de las Tendillas .

Sus útiles de trabajo eran bien sencillo, lo componía por una caja de madera que estaba rematada con un posa pies y la misma servía para guardar los betunes o cremas como la marca “Tractor”, los tintes, cepillos y bayetas de filtro, además llevaban un banquillo para sentarse arras de suelo para así facilitar su labor de limpieza.

Había personajes muy famosos popularmente que ejercían este oficio. Los nombra graciosamente Luis Melgar Reina en su libro Cosas de Córdoba . Fueron los siguientes: “Mejagotira”, “La Miguelona”,“Pepe Remiendos”, “Ricardo la Tragona”, “El Mono”,“Pepe el Señorito”, “El Chino”, El Mudo Emilio Santos Pozo, pero hay uno que sobresalió, entre ellos, se llamaba Emilio Alcalá conocido por “El Tuerto” o "El Viri", el que fuera anteriormente camarero de la casa de comidas “Granados”.

Se contaban muchas anécdotas del “Viri” , entre ellas las siguientes:

  • Un cliente le pregunto: - "Viri", “ ¿ Cuánto me va a llevar ? ” -, le responde: - “ ¡ Tres pesetas ! ” -. Pero cuando mira el tamaño tan descomunal del pie del cliente le contestó socarronamente: - “¡ Ni hablar, Ni hablar ! ” . “ ¡ no ha nada de lo dicho ! ” . “ ¡ Estos no son zapatos, sino la capota de un Fort ! ”.
  • A un cliente que no quiso le limpiara los zapatos le dijo: -"¡Usted sabe lo que le digo!" , "¡qué uno con las botas sucias está anunciando estar "terminao", y eso es ir caminito del el "joyo" de San Rafael ! ”.

José Rafael Solís Tapia recoge en su artículo Las Aceras de los Casinos y los "Limpias" las siguientes anédotas del Viri.

  • Se decía que en una Venta o Cabaret, donde acudía EL Viri a prestar servicio dejó en un rincón la arquilla, y en un descuido le cambiaron la caja de crema para el calzado de color, por otra igual pero llena de excremento humano, todo el personal, músicos, camareros, artistas, etc,.. estaban pendientes de que algún cliente lo requiriera para limpiar, y así fue, después de dar el "dandi" una vez el zapato seco, El Viri, abrió -como no veía bien- la caja, le pegó un rebañón con los dedos y... ya se pueden ustedes imaginar la que se formó.
  • Una noche, estaba entonces El Viri, en el Kursaal Andaluz, de betunero, lo mandaron a un encargo, serían las dos de la madrugada, y cuando regresó, se dirigió a los que estaban allí y les dijo: -Señores, algo habrá "pasao", esta "to" el comercio "cerrao". Cuando se arrodillaba para limpiar un par, se pegaba un papel de fumar en el ojo tuerto y mirando al cliente le decía, ¡SE ALQUILA!, etc...

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