Corpus Christi

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La fiesta del Corpus Christi fue incorporada por la Iglesia Católica en 1264. Sin embargo, es en 1317 cuando el papa Juan XXII introduce la procesión. Desde entonces fue la festividad cívico-religiosa más importante de las ciudades, siendo además la más grande expresión cívica de las ciudades. El historiador Aranda Doncel declara que entre los siglos XVI y XVII más de 23 diferentes danzas actuaron en la procesión.[1]

Siglo XX

Pasados los siglos XVI y XVII se modifican ciertas costumbres en la procesión del Corpus, debido principalmente a los dictámenes surgidos de la Contrarreforma. En las calles de Córdoba, por donde había de pasar el Santísimo, se le esperaba con inusitado esplendor y fervor, dado que los edificios regios estaban adornados con lujosas colgaduras. Las hermandades de los artesanos construían artísticos arcos de triunfo y en muchas casas particulares se instalaban preciosos altares. Las calles eran perfumadas por hierbas aromáticas, como la juncia, el mastranto, el romero o el tomillo, traídos de la sierra. La comitiva la componían el clero presidido por el obispo, las autoridades oficiales y los grupos de danzarines, más carrozas alusivas al dogma sacramental.

De tal forma, que se eliminó de la procesión del Corpus Christi lo superfluo y el espectáculo profano, dando paso a que el sentir de los fieles estuviera centrado solamente en el Santísimo Sacramento, que desfila en el viril de la Custodia de Enrique de Arfe, prodigiosa obra de orfebrería del siglo XVI.

En 1934 se celebró la procesión el jueves día 31 de mayo, a las seis de la tarde, actuando de presbítero asistente el maestrescuela Miguel Blanco Moreno; de diácono actuaba el magistral Juan Eusebio Seco de Herrera y el canónigo pontificio Francisco Muñoz Romero; de ministros, los beneficiados Tiburcio Galán de Mora, Juan Angulo, Guillermo Moreno y Gonzalo Ogazón y de maestro de ceremonias Antonio Guzmán Ajenjo.[2] La procesión recorrió las principales naves de la Catedral y se detuvo en la capilla del Sagrario. "La Basílica resultaba pequeña para contener al inmenso gentío que la invadía" -dice el periódico. A las 19:30 terminó la procesión, de gran solemnidad.

Guerra Civil

En 1938 se celebró el jueves 16 de junio. La Acción Católica había distribuido a sus asociadas a lo largo del trayecto y rezaron devotamente y entonaron cantos. Las parroquias acudieron con sus asociaciones de varones a la Catedral. A las siete en punto salió la procesión, de la que abrían marcha los batidores de la Guardia municipal en traje de gala. Figuraban algunos niños y niñas en traje de primera comunión, la Juventud católica masculina, las Hermandades y cofradías parroquiales, la Adoración Nocturna, la Sacramental del Sagrario, clero regular y secular, cruces parroquiales. La Custodia escoltada por fuerzas de la Guardia Civil y conducida por los párrocos más jóvenes de la capital. Iba de pontifical el obispo, Adolfo Pérez Muñoz, con su mayordomo, capellán y pajes. A continuación, el canónigo magistral Juan Eusebio Seco de Herrera; canónigo pontificio Francisco Muñoz Romero; subdiácono José Constantín; ministros de mitra, báculo y palmatoria; y de maestro de ceremonias, el Sr. Guzmán Ajenjo.

Seguían representaciones de todos los cuerpos de la guarnición. En la presidencia figuraba el Ayuntamiento, bajo mazas, presidido por el Sr. Coello e integrado por los gestores; La Diputación bajo mazas, con su presidente Eduardo Quero Goldoni e integrada por todos los gestores. A continuación el general Gobernador Sr. Cascajo, el Gobernador Civil, Sr. Valera; presidente de la Audiencia, Sr. Escribano; el delegado de Hacienda, Sr. Danvila; el jefe de Orden Público, Sr. Albendea; jefe de la Guardia Civil, Sr. Conde; de Estado Mayor, Sr. Bellod; jefe provincial de FET, Fernando Fernández Fernández, y jefe de Milicias, Sr. Chinchilla.[3]

Seguían la banda municipal y una batería del batallón primero pesado, con escuadra, banda de cornetas y estandarte.

Las autoridades acompañaron al obispo hasta su Palacio. Después desfilaron las tropas aclamadas por el público.

Una nota de El Defensor de Córdoba sigue a la noticia. Dice:
Hemos de repetir aquí que ayer la mayor parte de las mujeres vestían con arreglo al acto. Pero a más de una, en su casa y en la calle, se les olvidó el honesto velillo, la clásica mantilla o simplemente el pañuelo. Hay que recomendarles no olviden para el próximo jueves que no deben presenciar el paso de la procesión destocadas.[4]



Siglo XXI

En la actualidad, la procesión es exclusivamente religiosa, donde participa el clero de la ciudad, acompañado de personalidades civiles así como representaciones de todas las hermandades de la ciudad.

Enlace Interno

Referencias

  1. Córdoba Capital. Tomo IV. Córdoba se divierte. José Cobos de Ruiz de Aldana, Francisco Luque-Romero Albornoz. Edición de Cajasur. 1994
  2. La procesión del Corpus, en el Diario de Córdoba, 1 de junio de 1934, pág. 1.
  3. La procesión de ayer tarde, en el diario El Defensor, 17 de junio de 1938, pág. 1.
  4. La procesión de ayer tarde, en el diario El Defensor, 17 de junio de 1938, pág. 1.

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