Diego Fernández de la Trinidad

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Diego Fernández de la Trinidad fue un noble andaluz. Fue padre de Gonzalo de la Trinidad y de Diego Fernández de Cárcamo, herederos del Castillo de Madroñiz.[1]

Biografía

El mismo dice en su testamento: «El mayorazgo con todos los bienes en él contenidos descendió y proveno a mí, así como su fijo tercero legítimo del dicho Diego Fernández de la Trinidad, mi padre, por fín y muerte de Afonso Fernández y Gonzalo Fernández, mis hermanos mayores por cuanto finaron sin dejar hijos algunos».

Aparece por primera vez el apellido «de la Trinidad» aplicado a Diego Fernández de Córdoba (1360-1434), fundador del mayorazgo. La razón para adjudicarle tan denominación es la de haber sido enterrado en la capilla que él se hizo construir en el monasterio de la Santa Trinidad de esta ciudad. También declara en su testamento que «ha habido otros bienes por troque y cambio por algunos de los bienes del mayorazgo». El nuevo poseedor del mayorazgo, representante de la tercera generación, era hombre soltero; pero tuvo dos hijos, Diego y Martín, con Elvira Rodríguez, mujer soltera como él. Y este primer Diego Fernández de la Trinidad solicita de Juan II que legitime a sus dos hijos y los« habilite hábiles y capaces para en todas las cosas que hombres legítimos y de legítimo matrimonio nacidos lo puedan ser».

Juan II, en privilegio dado en Arévalo el día 3 de abril de 1445, accede a lo solicitado y legitima a Diego y a Martín. (Salazar y Castro, t. M-17, fols. 116 v. al 118). Más tarde solicita de Enrique IV que autorice los trueques y cambios que ha hecho en alguno de los bienes de su mayorazgo, entre ellos las casas mayores en la collación de Omnium Sanctorum por otras casas con horno de pan cocer que están en la collación de San Pedro.

El heredero de Diego Fernández de la Trinidad es su hijo mayor legitimado por Juan II, de igual nombre y apellidos que su padre, y forma la cuarta generación de este linaje. Caballero veinticuatro de Córdoba, contrae matrimonio, continuando la tradición familiar, con una Cárcamo, cuyo nombre no aparece consignado, y tiene con ella tres hijos: Gonzalo de la Trinidad, Diego de la Trinidad y Catalina de Cárcamo. Muere en vida de su padre. Entonces es cuando el primer Diego Fernández de la Trinidad establece nuevo mayorazgo para su nieto Gonzalo de la Trinidad, y en caso de que Gonzalo muera sin sucesión, pase la posesión del mayorazgo a su otro nieto, Diego de la Trinidad. Este Diego de la Trinidad aparecerá en los documentos posteriores con el nombre de Diego Fernández de Cárcamo, hermano menor de Gonzalo de la Trinidad. La autorización para instituir este nuevo mayorazgo está contenida en carta otorgada por Enrique IV en Madrid a 25 de diciembre de 1461. (Salazar y Castro, t. M-17, fols. 116 al 119 v.).

Los cambios realizados en los bienes de mayorazgo sin previa licencia real motivaron la presentación de reclamaciones judiciales ante la Chancillería de Granada por parte de Aguayos, Sosas o Sousas y por los Gutiérrez de los Ríos, que creían tener derecho a parte de esos bienes por sus entronques matrimoniales con los Fernández de la Trinidad. Como más tarde veremos, la intervención de Diego Fernández de Cárcamo inducirá a la mayoría de los litigantes a desistir de la continuación de los pleitos. La solicitud de legalización de los cambios hechos en los bienes de mayorazgo está formulada con posterioridad a 1454, año en que empezó a reinar Enrique IV.

En los contratos de venta del Castillo de Madroñiz al señor de Santa Eufemia aparece citado Gonzalo de la Trinidad como propietario indiscutible de Madroñiz, y su hermano Diego Fernández de Cárcamo como su heredero legítimo, aceptadas ambas por otros familiares.

Referencias

  1. Los Fernández de la Trinidad, quinta línea de los Fernández de Córdoba, por Manuel Luna Rivera, en el Boletín de la Real Academia de Córdoba, julio - diciembre 1983, págs. 203-214.

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