Enrique Caballero Álvarez

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Enrique Caballero Álvarez
Enrique Cabellero.Barquero.jpg

Barquero

Nacimiento: 1918
Córdoba
Actividad: Molinero; barquero; buzo del Ayuntamiento; vigilante de la piscina de la Fuensanta
Reconocimientos: Tiene una placa dedicada en uno de los molinos
Destacado: Fue el último barquero del Guadalquivir. Entre otros salvamentos, rescató a dos personas del autobús que cayó en el río

Contexto histórico

Décadas: 1930 - 1940 - 1950 - 1960

Enrique Caballero Álvarez, el último barquero que tuvo Córdoba.

Biografía

Trabajaba en el embarcadero que se ubicaba en las proximidades del Molino de Martos, en la misma zona donde nació en 1918, en la calle Badanas, y donde trabajó durante años.

Aprendió a nadar siendo muy pequeño, y lo hizo porque el agua era el medio de vida de su familia desde hacía generaciones. Su padre era el molinero del Molino de San Antonio, como su abuelo y su bisabuelo. Desde muy pequeño vivió de cara al río, y desde muy pequeño empezó a salvar a gente que se ahogaba en un Guadalquivir que antes era "más estrecho, con muchas corrientes, más limpio y con peces…".

Su primer salvamento lo efectuó a los doce años, cuando rescató a una niña de ocho que se ahogaba cerca del molino donde trabajaba su padre. Y así continúo mientras ejercía de molinero con su padre, de barquero después, cuando sustituyó al anterior, y como buzo del Ayuntamiento en verano. Siempre trabajando junto al río y siempre dispuesto a lanzarse al agua en cualquier momento para sacar de apuros a los bañistas de entonces.

Como barquero trabajaba desde las 8 de la mañana las 10 de la noche cruzando el río con su barca para transportar desde Miraflores hasta la Ribera a quien tuviera que atravesar esa frontera fluvial entre las dos zonas de Córdoba, siendo el periodo de más actividad por la mañanas para el mercado y los domingos de fútbol a los aficionados que iban al viejo estadio El Arcángel.

Precisamente, fue un domingo cuando sus hazañas se convirtieron en un hito traspasando los límites locales y alcanzando a todo el país.
Fue el domigo 26 de abril de 1964 cuando el último autobús especial con destino al fútbol, que bajaba por la calle de la Feria, cayó al río frente a la Cruz del Rastro, con las trece personas que lo ocupaban.
Enrique Caballero pudo rescatar de las aguas a dos personas a las que, tras hacerle la respiración artificial, logró poner a salvo. Después, junto a su hermano José, sacaron los once cadáveres del autobús sumergido.
Por aquella hazaña el entonces gobernador civil le prometió una condecoración que nunca llegó, y que nunca reclamó porque «lo que hice lo hice de corazón, porque creía que tenía que hacerlo y no por ninguna medalla».
Placa.jpg

Tras veinte años cruzando el río, abandonó el puesto «porque ya nadie usaba la barca», y desaparecieron los barqueros en Córdoba. Caballero acabó su vida laboral como vigilante de la piscina de la Fuensanta, donde le bastó su amplia experiencia en el Guadalquivir para hacerse con el puesto.

La alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, descubrió una placa, en la rampa de acceso al molino, para rendir homenaje a este singular último barquero.

Fuentes

  • Hemeroteca

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