María Gómez Jiménez

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'María Gómez Jiménez'
María torera V.JPG

Torera

Nacimiento: 1916
Córdoba
Fallecimiento: 12 de julio de 1990
Córdoba

Contexto histórico

Décadas: 1930 -

María Gómez Jiménez

Conocida en los médios taurinos como Mary Gómez y popularmente como La Torera.

Biografía

Nacida en 1916, María Gómez fue una torera cordobesa de los años treinta del siglo XX que tuvo fama en Andalucía por su valor y coraje puesto de manifiesto en las faenas que realizaba a pesar de su breve paso por los ruedos. Su nombre en los carteles siempre apareció como Mary Gómez.

Su despertar taurino lo encontró en su padre al ser carbonero de la Cuesta de Luján cuyo local estaba frente a la imprenta La Comercial cuyo dueño era Pablo Troyano Moraga, lugar de encuentro de reporteros taurinos. Allí fue donde tomó contacto con el mundo de los toros, a la vez que su progenitor ejercía como portero de la Plaza de toros de los Tejares donde la llevaba desde pequeña a presenciar las festejos taurinos. Todo este ambiente le permitió respirar aire torero.

Se presenta en 1933, a los diecisiete años de edad, en Fuente Palmera; estuvo algo más de tres años en los ruedos llegando a tener su última corrida en la Monumental de Madrid en 1936. La Guerra Civil le truncó su carrera taurina, cuando empezaba a despuntar en distintas ferias y corridas. Después de la contienda no actuó más en los ruedos.

Mary Gómez

Su presentación en Córdoba fue el 23 de junio de 1935, lidiando dos novillos de Francisco Natera alternando con Rafael Adame, "Antoñillo" y "Niño de la Bodega", actuando posteriormente en diversas novillas que entonces organizaba José Flores González "Camará". Su mayor triunfo lo consiguió en San Fernando (Cádiz), el 16 de septiembre de 1934 pues tuvo una tarde memorable al matar cuatro novillos de Francisco Chico, cortando 4 orejas y dos rabos al ser cogida su compañera de lidia Alfonsa Quiñones. Esta actuación le hizo un buen cartel para presentarse en Écija , Almendralejo, Baza y otras plazas andaluzas. No llegó a actuar nunca con picadores.

En su época había otras mujeres toreras, la más sonada era la madrileña Juanita Cruz y las hermanas Palmeño. María no toreó nunca con Juanita, pues el apoderado de ésta no le permitía que torease con mujeres.

Toreó con novilleros de la época como Francisco Casado Carbón y también actuaba en un espectáculo taurino que llevaba “Fatigón”, un torero cómico de Sevilla.

Su indumentaria siempre fue el traje corto chaquetilla y falda; nunca lució del traje de luces, pues no tuvo tiempo para estrenarlo. No ganó a penas dinero como torera. Lo máximo que llegó a cobrar fue 500 pesetas de aquella época, que era dinero, matando un becerro en Posadas.

Los críticos taurinos la trataron bien. No faltando nunca en sus escritos un ligero toque poético alusivo al arte de la joven torera. Se le contabilizaron haber matado cerca de cien cornúpetas y nunca tuvo una cogida. Sólo sufrió volteretas, una de ellas grave al quedar conmocionada durante veinticuatro horas. Su estrategia residía en acercarse al toro lo más posible, lo cual le supuso menos cogidas; así mismo, al ser bajita el toro se fijaba menos en ella.

Se casó con un banderillero cómico, Enrique Sánchez Velarde, que se anunciaba en los carteles con el apodo de "El Caballero Velarde".Continuó con la carbonería de su padre dejardo este negocio para entrar como obrera de la Electromecánicas, (SECEM), posteriormente abrió con su marido un comercio de calzado. Por último regentó un conocido negocio de botijos, macetas, cerámica y floristería en la Calle Cruz Conde, donde estuvo abierto varias décadas hasta su cierre definitivo.

Anécdotas

Se comentan las siguientes anécdotas contadas por María:

Aquella tarde de San Fernando al finalizar la corrida tuve que salir corriendo por el callejón pues los marineros querían cogerme para subirme a hombros, yo me negué. ¡Imagínate en aquella época una mujer torera encima de los hombros de un marinero…! Un escándalo.

Al referirse del por qué no continuó en los ruedos cuando terminó la Guerra Civil, decía lo siguiente:

Después de la guerra, los nuevos, prohibieron el torear a la mujer y nos metieron por muchos años en la cocina, dejándonos al cuidado de los hijos.

Con respecto a otros toreros, opinaba:

Manolete para mí es el toreo más grande que ha existido, y no nacerá nunca otro igual que él.

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