Taberna Salinas (Tundidores)

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Taberna Salinas


Se encuentra en la calle Tundidores, cerca de la plaza de la Corredera y de la plaza de las Tendillas.

Según Teodomiro Ramírez de Arellano existía una taberna en este lugar en 1879. Se conoce la fundación por parte de Francisco de Paula Salinas en el año 1924, enclave que durante esta etapa estuvo funcionando hasta el año 1982. En 1988 Manuel Jiménez Montoro reabre la taberna conservando gran parte de los elementos decorativos con los que contaba la taberna, entre ellos, la piquera.[1]

No confundir esta taberna con otras del mismo nombre, Taberna Casa Salinas (Puerta Almodóvar) y la desparecida Taberna Casa Salinas (San Álvaro) .



Recuerdos de la taberna [2]

En el trayecto pequeño de la calle de la Ceniza y Espartería fundó en el año 1924 esta taberna Francisco de P. Salinas, con sus propias soleras y buenos vinos.
Según referencias de D. Teodomiro Ramírez, en 1879, hubo en este lugar otra taberna también llamada de Salinas, sería algún pariente anterior
En el año 1982 , se jubiló Enrique, el mozo que la regía, y no sé si por este motivo o por otro, la taberna cerró sus puertas, hasta junio de 1988, que adquirió el solar y taberna Manuel Jiménez , que la restauró, reformó y mejoró al máximo. Manteniendo su vieja forma y su característica propia.
La taberna es frecuentada por excelente personal, Diputación, Ayuntamiento, por su proximidad. Siempre conservando, a la vista del despacho, sus once botas de 32 arrobas de vino encerradas en los viejos robles de la bodega, donde se rellenaban y dejaban en quietud durante determinado tiempo para que los vinos tomen el ambiente de buen sabor y paladar
Manuel Jiménez , hombre joven, emprendedor y de buen gusto y conocimiento, ha mejorado, sin que pierda su vieja solera esta taberna tan cordobesa.
Allí acude un personal selecto y correcto, familiar y a veces solos y solitarios como yo, y otros ya olvidados. Allí se encuentra amistad, calor y acogimiento en su en sencillez. Y también las mil sabrosas y típicas tapas cordobesas: rabo de toro, sangre con tomate y cebolla y los más exquisitos variados platos de la cocina cordubense.
Y en repostería, su regalo confitero, pastel de queso, especialidad de la casa. No se puede pedir más en un ambiente tan agradable.
Gracias, amigo Manuel Jiménez, por haber resucitado esta vieja taberna, de tan arraigada solera, después de seis años de clausura.
Mucha suerte.

Referencias

  1. Las tabernas del casco histórico de Córdoba. Manuel Mª López Alejandre
  2. "Memorias Tabernarias". Manuel Carreño Fuentes en Diario de Córdoba. [[7 de enero de 1990

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