Calle Rey Heredia

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Situación
La Calle Rey Heredia parte desde la calle Blanco Belmonte en sentido S.E. hasta la calle Caldereros, cruzándose con las calles Encarnación, Osio, Bataneros y Cabezas.
Barrio
Barrio de la Catedral
Otras denominaciones
Calle Francos
Calle Santa Clara
Calle del Duque
Calle José Rey
no se conoce
Transporte
Parada de bus: no
Parada de taxi: no
Puntos destacados
CalleReyHeredia03.jpg

Historia

En época romana, siendo Colonia Patricia, el Cardo Maximus o eje principal N-S se bifurcó en dos ramales, uno de los cuales coincidía con el trazado actual de la calle Rey Heredia. Dicho ramal se creó con la ampliación de la ciudad en época de Augusto. Comunicaba la zona central de la ciudad con la puerta existente en el ángulo SE, la llamada posteriormente Puerta de la pescadería.

En excavaciones realizadas en los años 1995 y 1996 se encontraron restos de cimientos de un Teatro romano y en la esquina con la calle Encarnación existe una columna con una inscripción honorífica en la que se menciona a uno de los evergetas que participó en su construcción. En época del califato existía una mezquita a la que se le añadió un alminar a finales del Siglo X. En el lugar de la mezquita se construyó el Convento de Santa Clara, fundado en 1265 y desaparecido en 1846, conservándose restos del mismo.

Llamada calle de Francos durante la Edad Media, en la parte alta se llamó calle de Santa Clara.

En esta calle vivió y murió el poeta Guillermo Belmonte Müller (1851-1929).

Llamada en principio calle del Duque, posteriormente recibió el nombre de José Rey. El 8 de febrero de 1915, el Ayuntamiento sustituyó los rótulos de la calle José Rey por los de José María Rey Heredia.

Establecimientos Comerciales

  • Hostal Rey Heredia
  • Hostal La Milagrosa

Vídeo

Galería

Arte de tres siglos en Rincones de Córdoba con encanto [1]

La confluencia de la Calle Encarnación con la de Rey Heredia concentra un conjunto de bellezas artísticas que no deben pasar desapercibidas para el buen observador. En un espacio de pocos metros concurren el Convento de la Encarnación, el antiguo oratorio del Caballero de Gracia y el Palacio del Duque de Medina Sidonia.

Un grueso fuste con capitel romano de estilo corintio-asiático, de la segunda mitad del Siglo II, subraya la esquina; el fuste ostenta una nítida inscripción honorífica dedicada a un notable cordobés de la Colonia Patricia, T. Marcello Persinus Marius, que fue magistrado municipal. Es uno de los muchos capiteles romanos que enjoyan esquinas y rincones del casco antiguo.

La esquina pertenece al convento cisterciense de la Anunciación de Nuestra Señora o de la Encarnación, establecido en 1509, que conjuga elementos renacentistas, pertenecientes a la construcción primitiva, y barrocos, correspondientes a las reformas llevadas a cabo en los siglos XVII y XVIII. A la calle Encarnación abre la portada del compás, un vano adintelado que ostenta la fecha de 1758. Pero hay que alzar la vista para admirar el delicado relieve de la Anunciación, procedente de la primitiva portada renacentista realizada por el tercer Hernán Ruiz. Si la puerta está entreabierta conviene asomarse al compás, cuya mística atmósfera se resume en este bello mensaje labrado sobre una lápida de mármol gris: “Paz a todos los que llegáis a esta casa: os invitamos a entrar en el silencio de este lugar para escuchar a Dios”. A través de la verja se aprecia un patio recoleto, sombreado por una robusta palmera, y tras ella, la adintelada portada de la iglesia protegida por un porche. Si es hora de culto hay que entrar al templo –que las monjas mantienen reluciente– para deslumbrarse con el barroquismo de su retablo mayor, presidido por la Inmaculada procedente del antiguo convento de las Dueñas, la profusa decoración de estucos dorados y las obras artísticas que atesora. Más por curiosidad que por valor artístico merece citarse el Niño Jesús situado en el coro bajo, hallado en el río por unos molineros en 1701.

Enfrente del convento pervive la barroca portada del antiguo oratorio del Caballero de Gracia, fechada en 1743. En su frontón, el relieve de un cáliz proporciona una pista acerca de su origen fundacional, que fue el establecimiento de la Venerable Congregación de Indignos Esclavos del Santísimo Sacramento.

Si el viajero sube por la calle Encarnación con los ojos ávidos de recrearse en las bellezas artísticas, llamará su atención la portada del antiguo palacio del Duque de Medina Sidonia, hijo del monarca Enrique II, en el número 13 de la calle Rey Heredia, casa también conocida por los apellidos de los Armenta y los Cárdenas, otras de sus familias moradoras. Aunque de origen mudéjar, la mansión fue reformada en el siglo XVII, época a la que pertenece esta portada, que ostenta la fecha de 1636. Los especialistas destacan de ella el tímpano sostenido por ménsulas con mascarones, y la consideran un bello ejemplo del primer barroco andaluz. Si la puerta no estuviera permanentemente cerrada se podría entrever el bello patio de ingreso con su galería de arcos, contemporáneo de la portada.

Ya asomados plenamente a la Calle_Rey_Heredia –llamada así en honor del sabio matemático y filósofo decimonónico José María Rey y Heredia– la vista se complace en dos torres que a ella se asoman: la espadaña manierista de la Encarnación y la torre del antiguo Convento de Santa Clara, suprimido en 1868, que aprovechaba al alminar de una anterior mezquita.

En resumen, un capitel romano del siglo II y arquitecturas de los siglos XVI, XVII y XVIII se concentran en esta encrucijada de calles en el espacio de pocos metros, lo que revela la densidad y variedad de estilos que enriquecen el casco antiguo de Córdoba, que es como un museo al aire libre merecedor de cuidado y admiración.

Referencia

  1. MÁRQUEZ, F.S.. Rincones de Córdoba con encanto. 2003. Diario Córdoba

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