Joaquín de Haro Moreno

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Joaquín de Haro con capa cordobesa.jpg

Joaquín de Haro Moreno nace en Córdoba un 15 de octubre de 1933, como él siempre recordaría “Un día de Santa Teresa”, en la calle Heredia, de la feligresía de San Nicolás de la Villa. Hijo de Francisca Moreno Laguna y Joaquín de Haro Soler, profesor de música de la Banda Municipal, y antes Brigada Músico Militar de la Banda de Música del Regimiento Lepanto nº 2. Fue bautizado en la Parroquia de San Nicolás de la Villa una mañana del día de nochebuena del mismo año, en la misma pila bautismal donde tomara las primeras aguas el Beato Álvaro de Córdoba, siendo apadrinado por su tío José Díaz Moreno, llamado “El Calañés”, quien entonces regentaba la cantina del cuartel de la Guardia Civil de nuestra capital, y su prima Julita Díaz Moreno, componente del cuadro artístico de Radio Córdoba EAJ24.

Habría que considerar a Joaquín de Haro como algo más que un personaje popular, porque él se encargó de poner alma, corazón y vida a Córdoba y sus tradiciones. Toda su ilusión siempre fue alcanzar una finalidad: "exaltar todo lo que formaba parte del espíritu de Córdoba".

Cursó sus estudios en Cultura Española (Ahora Colegio La Salle), posteriormente una vez superado el PREU en el Instituto Góngora, inicia su periplo universitario en la Academia Hispana, obteniendo el Título de Profesor Mercantil en la Escuela Profesional de Comercio de Cádiz, dependiente de la Universidad de Sevilla en el curso 57/58. De ahí su gran cariño por la que el calificaba su segunda tierra; Cádiz.

Como no podía ser de otra manera, realiza el servicio militar en las Milicias Universitarias IPS en Montejaque, Ronda (Málaga), donde consigue el grado primero de sargento y posteriormente de Alférez de complemento. De la misma forma, perteneció al Sindicato Español Universitario. Congregaciones Marianas de San Hipólito y Cursillos de Cristiandad.

A los dieciocho años cursó sus estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, en la especialidad de Canto, en la cátedra de Don Rafael Serrano Palma, siendo compañeros, entre otros: Carlos Hacar, Antonio Barrios, Manuel Lucena, Lola Vals y el famoso barítono espejeño José María Aguilar. Interpretando varias Zarzuelas y Óperas en todo el territorio Nacional. Cabe destacar Cavallería Rusticana y Rigoletto, esta última en la que caracterizaba brillantemente el papel de “Marullo”. Igualmente preteneció al Coro del Conservatorio Superior de Música. Y asimismo perteneció a la Asociación Pro Arte Lírico.

Contrajo matrimonio con Marisol Morales Fernández el día de Reyes de 1960 en la Iglesia de San Miguel de Córdoba, del matrimonio nacieron cinco hijos: Joaquín, Antonio, Marisol, Francisco Javier y Juan Ignacio.

Profesionalmente fue Delegado de la Mutualidad del Papel, Prensa y Artes Gráficas en Córdoba, igualmente regentó negocios de Apuestas Mútuas Deportivo Benéficas, Papelería, Juguetería, Droguería, Perfumería y Mercería en las Moreras. También dirigió una Bodeguilla en el Barrio de Regina, en la calle Alfonso XII. Fue igualmente representante de farmacia llevando la firma de Jalea Real, entre otras. Asimismo fue Agente Comercial. Posteriormente ejerció de Profesor y Asesor Fiscal en el Instituto Alcántara de Córdoba. Finalizó sus años profesionales como Funcionario de Carrera del Cuerpo de Profesores Numerarios de Escuelas de Maestría Industrial y Enseñanzas Secundarias, en la especialidad de Tecnología Administrativa y Comercial. Habiendo sido sus destinos: Aguilar de la Frontera, Montoro, Castro del Río, Hinojosa del Duque y finalmente el I.E.S. Gran Capitán de Córdoba, sito en la antigua Universidad Laboral, donde en el año 1.995 se jubiló voluntariamente.

Fue Presidente Provincial del Sindicato Nacional del Espectáculo, en el apartado de Salas de Fiestas y Discotecas. Y durante los años 1981 al 1984, en que se cerró, fue corresponsal en el apartado de Peñas Cordobesas del Diario La Voz de Córdoba.

Peñista, cofrade y romero

Pregón de 1981 de la Romería de la Virgen de Linares

Y comenzando por las Propias Peñas Cordobesas decir que fue fundador de la Peña La Lira, que nació dentro del Real Centro Filarmónico de Córdoba, junto a los entrañables Isidoro Álvarez (Don Arturo el del Carburo), José Fernández (Pepito Pocopelo), Pepe Molina, Bartolomé Holanda, Ángel Parejas, Juan Urbano, Paco Taguas… entre otros. Igualmente perteneció a la Peña Capa y Sombrero, con sede en el antiguo Hogar del Constructor cuando lo regentaba Rodolfo Medel (Rodolfo Langostino), junto con otros componentes como Bartolomé, Rafael y Pedro Holanda, Juan Cerrato, José María Romeo, Rafael Mata, Juan Urbano, Rafael Saco…, que formaban dentro de la Peña un Grupo de Ronda dirigido por Pepe Molina Prieto. Eran entonces, los “Amigos de Ramón Medina”, en el tiempo en que la Peña el Limón estuvo desaparecida. Era el presidente de la Peña Rafael Acevedo. Dio innumerables conferencias amenizadas sobre Córdoba y su música popular, en casi todas las Peñas del momento; Peña Azahara, Peña Egabrense… entre otras. Acompañado en algunas por la guitarra de Pepe Molina.

De la misma forma, fue galardonado con la Insignia de Oro de la Peña “Los Romeros de San Álvaro” en reconocimiento por su labor al frente del Real Centro Filarmónico de Córdoba. También fue merecedor de la misma distinción por la Casa de Castro del Río en Córdoba. Era también miembro de la Asociación de los Amigos de los Patios de Córdoba desde su fundación. Fue también socio del Córdoba C.F. con el número 826, habiendo sido propuesto en innumerables ocasiones para formar parte de la Junta Directiva de la Entidad por Rafael Campanero, en sus diversos mandatos, negándose siempre alegando que su mayor preocupación era el Real Centro Filarmónico, al que le quisiera dedicar todo su tiempo.

En cuanto a Hermandades se refiere, perteneció a la Hermandad del Santísimo Cristo de Gracia (Esparraguero) a quién tuvo devoción hasta su muerte, teniéndolo siempre en la cabecera de su cama. Igualmente a la Hermandad del Santísimo Cristo y San Alvaro de Córdoba (Romería de Santo Domingo), donde perteneció a la Junta directiva y Presidente de la Comisión de Romerías. Y sin duda alguna, a la Hermandad que no podemos olvidar a la hora de su devoción, es a la Hermandad de Ntra. Sra. la Purísima Concepción de Linares, en la que perteneció a la Junta de Gobierno, fue presidente de la Comisión de Romerías, presentador del Pregón de Carlos Valverde Castilla en 1980 y Pregonero en 1981

Joaquín de Haro interpretando Rigoletto (1955)

En el Centro Filarmónico

Pero sin lugar a dudas, su vida tomaría un nuevo destino en 1961, cuando de manos de Carlos Hacar Montero ingresa en el Coro del Real Centro Filarmónico de Córdoba, y es nombrado vocal de la Primera Junta Directiva tras la reorganización, siendo Presidente Don Antonio García de la Cruz. Desde su ingreso, en octubre de 1.961, el Real Centro Filarmónico fue su segunda casa. Fueron muchas las horas que le dedicó, como componente del coro y como miembro de la Junta Directiva, en la que pasó por todos los cargos. Incluso fue tanta su aportación, sirva como anécedota, que en diversas actuaciones del cuadro artístico tocó hasta las castañuelas.

Dada su gran afición a la música lírica y popular, en su seno se encontraba muy satisfecho, a pesar de la ardua tarea que significaba asistir todos los días, unas veces a los ensayos y otras a la ingente labor propia del cargo directivo que ocupaba en cada momento.

Las satisfacciones recibidas no fueron pocas, pese a las vicisitudes por las que pasó la Institución debido a la escasa ayuda que recibía, si bien, desde el primer día de la reorganización, los simpatizantes que aun recordaban esta extraordinaria Entidad acudieron masivamente a afiliarse, cuotas que servirían para cubrir los gastos necesarios para el funcionamiento.

El Real Centro significó mucho en su vida, no sólo por satisfacer sus aficiones musicales, sino por lo personal, ya que en los archivos encontró algunas fotografías de su padre y, al observarlas, se sintió como un continuador de su paso por la Entidad. El Centro significó para él lo mismo que para cualquiera que después de toda una vida perteneciendo a él, lo haya visto renacer, crecer y mantenerse, no sólo habiendo sido integrante del mismo, sino además, pilar básico para su sostenimiento.

En el ABC de Sevilla de fecha 3 de marzo de 1.974, en su página 12, el periodista Amores, entrevista a Don Antonio García de la Cruz, ya como Presidente de Honor de la Entidad y le pregunta: “¿Entonces de qué vive el Centro?” a lo que le responde Don Antonio: “¿Quiere Usted saberlo? Pues el Centro vive gracias a la tesonera entrega de su actual Presidente, Joaquín de Haro Moreno, con quien Córdoba está en deuda”.

Su etapa en Real Centro Filarmónico como Presidente, durante nueve años, desde julio de 1.970 hasta 1.978, fue de de las más fructíferas y relucientes del Real Centro Filarmónico. En el terreno musical y de actuaciones del cuadro artístico son de destacar los numerosos conciertos que se realizaron. Resaltando las actuaciones del Coro dentro y fuera de nuestro territorio con la Opera La Traviatta en el año 1.976, en Sevilla (Teatro Lope de Vega), en Córdoba (Gran Teatro) y en Vigo (Teatro García Barbón), bajo las direcciones de Mateo E. Marco, Napoleone Annovazzi y Juan Polidori respectivamente.

Durante 1971 crea el Quinteto de Pulso y Púa del Real Centro Filarmónico de Córdoba, que pasó a llamarse “Reginaldo Barberá”, a partir del fallecimiento del Director de la Entidad, en su nombre. El Quinteto “Reginaldo Barberá” bajo la dirección de Eusebio Jiménez Tejada (Guitarra) lo formaban: Francisco Camuñas (Bandurria primera), Rafael Morilla (Bandurria segunda), Fernando Prats (Laud) y Ricardo Moyano (Guitarra baja). El quinteto instrumental participó el IV Concurso Nacional de Agrupaciones de Cuerda, organizado por La Sociedad Artística Riojana, celebrado en Logroño en 1.971, alzándose con el Primer Premio, y participando como invitados en el concurso de 1.972, donde estrenaron la obra del Mestro Gámez Laserna “Impresiones Cordobesas”.

Años antes ya había intervenido en la creación de otras agrupaciones que, aunque no pertenecieron al Centro, casi todos sus componentes eran socios del mismo y salieron y ensayaron allí, caso de Los Caballeros Che-Che en 1.962 que organizaron Isidoro Alvarez (Don Arturo el del Carburo) y José Fernandez (Pepito Pocopelo o Pepito Guitarras), uniéndoseles después Rafael Castro, quien con posterioridad fue creando Los Escocios (1.967), Rafalito y sus Apaches (1.968), Los de Sierra Morena (1.969) y Los Puretas Extravagantes (1.970). Fueron ganadores del Primer Premio Regional en los Carnavales de Cádiz desde 1967 a 1969, quedando bajo las órdenes de Rafael Castro Pérez definitivamente, con el nombre de “Los de Sierra Morena” desde el año 1.969, hasta el año 1.994 en que se disuelve el grupo. Igualmente y de la misma forma interviene en el nacimiento del grupo “Los Piconeros”, bajo la direccióon de Antonio Rodriguez Salido.

En el terreno social también fue muy elocuente su labor, ya que consiguió atraer a los asociados con la organización de numerosos conciertos, instalación de caseta de feria, fiestas de nochevieja, fiesta de Reyes con reparto de juguetes a los hijos de los socios y bailes de sociedad que se hicieron muy famosos en nuestra capital, de donde fue lanzamiento de grupos famosos como Las Manos, Expresión, Flor y Nata…etc.

No se puede pasar por alto el importante acontecimiento histórico bajo su Presidencia del ofrecimiento del título de Presidente de Honor a S.A.R. el Príncipe Don Juan Carlos, entonces, como con anterioridad lo había sido su abuelo, Don Alfonso XIII, y que muy gustosamente aceptó.

Durante su mandato, acontecieron circunstacias que ligan definitivamente al Real Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” con Córdoba, como lo demuestra haber sido nombrado Hijo Predilecto de la Ciudad y Potro de Oro de la Fedración de Peñas Cordobesas. También fue nombrado Hermano de Honor de la Hermandad del Santísimo Cristo de Gracia (Esparraguero), con imposición también de una corbata a la bandera, siendo Hermano Mayor Don Leocadio Martín Baena. Por su parte, las Peñas Cordobesas fueron nombradas Socios de Honor del Real Centro Filarmónico e impuestas las correspondientes insignias de plata a cada una de ellas, acto que tuvo el honor de presidir.

Gestó la organización del homenaje que se tributó al antiguo Director del Centro, Don Reginaldo Barberá Jornet y propuso a Don Antonio Alarcón, entonces Alcalde de Córdoba, la concesión de una calle al músico y compositor ilustre, que dedicó a Córdoba los últimos años de su vida, cosa a la que accedió, dándole su nombre al “Pasaje Barberá Jornet”.

A la muerte del Director, intervino en la búsqueda de uno nuevo, contactando con Don Jesús Cea Samaniego, entonces Capitán Músico Militar, que venía a Córdoba destinado como sustituto del fallecido, al la Dirección de La Sección de Música del Gobierno Militar de Córdoba, nombrándolo así nuevo Director del Real Centro Filarmónico.

Consiguió también que la estatua del fundador del Real Centro Filarmónico, que lleva su nombre, fuese retirada de la atarazana municipal, restaurada y trasladada a la entrada de la sede en la Calle Ambrosio Morales, siendo Alcalde Don Antonio Guzmán Reina.

Para Joaquín de Haro, hablar del Real Centro Filarmónico era hablar de Córdoba. Desde su reorganización, en la que intervino notablemente, su importancia es palpable, demostrando ser continuador de las costumbres populares, y revitalizador de la música cordobesa. Así el Real Centro Filarmónico lo consideró y nombró Presidente de Honor.

Joaquín de Haro fallece un 26 de julio de 2007, día de su santo, en Cádiz circunstancialmente. Pero bendita casualidad que fuera, como he referido, en su segunda tierra por preferencia en amor hacia ella, y al poeta que quería, por cierto tan olvidado como él, Don José María Pemán y Pemartín, que en su poema “De la vida sencilla” describe clararamente a Joaquín de Haro Moreno:

No voy de la gloria en pos, ni torpe ambición me afana, y al nacer cada mañana, solo le pido a Dios: casa limpia en que albergar, pan tierno para comer, un libro para leer, y un Cristo para rezar …

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