Eduardo Valera Valverde

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Eduardo Valera Valverde

Eduardo Valera Valverde fue militar, periodista y político. Gobernador Civil de Córdoba en dos ocasiones (1931 y 1937), durante la Guerra Civil alcanzó el grado de general de Caballería.

Biografía

Teniente coronel de Caballería con destino en la yeguada militar de Larache (Marruecos), propietario y periodista, fue redactor y director de "Gaceta del Sur", una revista aparecida durante la Gran Guerra patrocinada por agentes alemanes, siendo esta bien acogida por las personas germanófilas sevillanas.[1]

Casado con María Campuzano. Su nuera se llamaba Dolores Pozas.[2]

Su trayectoria política comienza poco antes de la llegada de la II República. Establecida ésta, el 11 de julio de 1931 es nombrado Gobernador Civil en Córdoba durante el bienio republicano-socialista hasta el 16 de junio de 1932. Su mandato no dejó de ser polémico, pues su actuación provocó una encendida división de opiniones en función del posicionamiento político y social de los cordobeses. Para las clases pudientes, el gobernador suponía garantía de orden, paz social y fomento de la actividad laboral, pero para las clases populares y trabajadoras representaba un cacique de nuevo cuño, próximo a los monárquicos y nada de republicano.

El 25 de febrero de 1932 fue objeto de un homenaje entre las fuerzas vivas de la capital cordobesa como desagravio por los ataques del periódico izquierdista Política contra su persona.[3]

Su mandato como primera autoridad terminó debido al comportamiento en la forma cómo acabó disolviendo la manifestación de los trabajadores en el primero de mayo de 1932. Igualmente se le acusaba de tener reuniones monárquicas en la propia sede del Gobierno Civil y de la proliferación de actos simbólicos contra el régimen republicano. Fue nombrado Gobernador Civil de Sevilla donde de nuevo se ve envuelto en la polémica, pues fue protagonista de segundo orden en los acontecimientos del 10 de agosto de 1932 en la intentona del golpe patrocinado por el general Sanjurjo llamada “La Sanjurjada”. Sin oponer resistencia alguna rehusó el mando y fue detenido y deportado a Chiclana (Cádiz). Fue defendido por el abogado y político Miguel Maura. Junto a él, fueron detenidos Ramón Escofet, Antonio Cañuelo Blancas y Manuel de Heredia y Carvajal.

Gobernador civil de Córdoba (1937-1939)

En el levantamiento militar del 18 de julio reaparece en escena al lado de los sublevados, siendo nombrado por Queipo de Llano como Gobernador Civil de Cádiz en agosto de 1936. En plena Guerra Civil el 7 de marzo de 1937, vuelve de nuevo con este mismo cargo a Córdoba, prolongándose hasta el 28 de agosto de 1939. Tomó posesión el día 10 de marzo, cuando el Gobernador accidental, el juez de la Audiencia Antonio Escribano Codina lo fue a recibir a Sevilla, acompañado del alcalde de la ciudad, José Castanys Jiménez. Acompañaba al nuevo Gobernador su secretario, José Joaquín Lasheras. Ya en el Gobierno Civil de Córdoba fue cumplimentado por las autoridades, el presidente de la Diputación Eduardo Quero Goldoni, gestor provincial Urbano Domínguez, secretario del Gobierno Eugenio Galán, jefe de Orden Público Manuel Albendea Rivas, comisario jefe José Serrano Raso, inspector segundo jefe Gerardo Macho, Manuel Navas Barbero y otras personalidades.[4]

Durante su mandato no cesaron las ejecuciones de personas no adictas al nuevo régimen, estando siempre supeditado a los dictámenes de sus superiores militares tanto en la provincia como a los del general Franco. En el orden civil puso en funcionamiento el Sanatorio-Enfermería Antituberculoso de Nuestra Señora del Carmen de Puerta Nueva y realizó los primeros trámites para el futuro hospital de Los Morales.

El 28 de mayo de 1937 destituyó al alcalde José Castanys Jiménez argumentado que "existía resistencia y censura al cumplimiento de mis órdenes", en relación al nombramiento del personal civil para la ejecución de trabajos en los frentes y en la retaguardia. Fue relevado por Antonio Coello.[5]

El 28 de septiembre de 1938 tuvo que aceptar la dimisión del alcalde de Córdoba, Antonio Coello de Portugal y Ramírez de Arellano, por motivos personales, siendo sustituido por el ingeniero José María Verástegui Jabat, hasta ese momento teniente de Alcalde.[6]

Fue sustituido por Joaquín de Cárdenas Llavaneras como Gobernador civil en agosto de 1939. Falleció en el año 1942.


Primer Mandato


Predecesor:
Mariano González de Andía y Llano

(Republicano Derecha Liberal)

Bandera Segunda República con escudo.png
Gobernadores Civiles en la República

1931-1932

(Militar)

Sucesor:
Manuel María González López

(Acción Republicana)


Segundo Mandato


Predecesor:
Don Bruno Ibánez Gálvez

(Militar de la Guardia Civil)

Gobernadores Civiles en la Zona Nacional
1937 - 1939

(Militar)

Sucesor:
Joaquín de Cárdenas Llavaneras

(Militar)


Referencias

  1. PONCE ALBERCA,J.; GARCÍA BONILLA, J.; RAMOS SÁNCHEZ, D. https://www.centrodeestudiosandaluces.es/datos/factoriaideas/ifo14_08.pdf Guerra y poder. Los gobernadores civiles en Andalucía (1936-1939). Universidad de Sevilla.
  2. Ecos de sociedad, en el diario Azul, 11 de marzo de 1937, pág. 2.
  3. Un bello acto de desagravio, en el diario La Voz, 26 de febrero de 1932, pág. 12.
  4. El señor Valera Valverde se posesionó acto seguido del mando, en el diario Azul, 11 de marzo de 1937, pág. 2.
  5. Azul : órgano de la Falange Española de las J.O.N.S.: Año II Número 205 - 1937 mayo 29
  6. La dimisión del alcalde, en El Defensor de Córdoba, 28 de septiembre de 1938.


TEXTOS

La avaricia de un millonario

Recientemente, dispensé el honor de visitarlo en su casa de Priego al más acaudalado propietario de esta provincia, don Pablo Luque, cuya fortuna fácil y rápidamente adquirida, pasa de la modesta suma de cuarente millones de pesetas; me acompañaron en dicha visita el señor comandante militar, jefe del batallón allí destacado, los provincial, comarcal y local de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, y el alcalde de la ciudad.
Se halló presente acompañando al señor Luque un familiar, en representación de sus hijos, a los que "rogamos" por Dios y por España, un donativo proporcionado a su fortuna, para la cruzada social, humanitaria y patriótica protuberculosos, patrocinada por nuestro Caudillo; les hice presente que al dolor que sentían por la reciente pérdida de uno de sus hijos, se sumaría la profunda tristeza de haberlo heredado y pudiera ser para él un consuelo relativo, donar una pequeña parte de ella, perpetuando su memoria.
Prometieron atender esta súplica y en cónclave familiar, después de una angustiosa incertidumbre, resolvieron desprenderse de cinco mil pesetas, que en comisión vinieron a entregarme; afortunadamente para ellos, estaba ausente en la capital. Estos desgraciados millonarios que miden su esplendidez con su avaricia, carentes de sentimientos de amor al prójimo y a España, no quieren digerir este movimiento de justicia social que tan maltrecha tenían los que piensan y proceden como ellos.
Dentro de las normas legales, sin arbitrariedades ni coacciones, haré que les resulte poco laboriosa. No muere lo más sano de la Nueva España para que viva y medre lo más podrido y egoísta.
Córdoba, 21 de marzo de 1938.- Segundo Año Triunfal.- El Gobernador civil, Eduardo Valera Valverde.[1]

REFERENCIAS

  1. Gobierno Civil. La avaricia de un millonario, en el Diario de Córdoba, 22 de marzo de 1938, pág. 1.

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