Epidemia de 1648

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En abril de 1648, el corregidor de Córdoba Gregorio de Chaves y Mendoza, corregidor y justicia mayor de la ciudad de Córdoba informó a la localidad de Cabra sobre la existencia de la peste en Valencia y Murcia.

Rute

La epidemia tuvo un primer foco principal en Rute, donde en 1649 perdieron la vida 184 personas (un 74,8% de los contagiados, un 5,5% de los habitantes). También se vieron afectas otros pueblos de la provincia de un modo importante; en 1649 afectó a los municipios de Villanueva, Alcaracejos; y en 1650 a Pedroches y Puente Genil; siendo afectados en ambos años las localidades de Belalcázar y Benamejí.

Cabra

Ante la amenaza, se implementaron varias medidas preventivas como el cierre de la Villa: Se tapiaron las salidas del casco urbano, dejando vigiladas las principales puertas de acceso; en higiene, se ordenó la limpieza de la ciudad y la eliminación de gusanos de seda. Se establecieron comisarios en las puertas para controlar la entrada y salida de personas y mercancías. A pesar de estas precauciones, la peste llegó a las localidades cercanas, como Cádiz, Málaga, Utrera y Palma del Río, obligando a reforzar las medidas. El 8 de junio de 1651, la peste hizo su aparición en Cabra. El corregidor dictó un auto confirmando la presencia de la enfermedad y ordenando la quema de la ropa de los contagiados. Se crearon hospitales de campaña en ermitas situadas en las afueras del casco urbano para aislar a los enfermos. Así el 19 de junio de 1651, se estableció un hospital de contagio en la ermita de San Juan Bautista. Además de esta ermita, se utilizaron otras como San Sebastián y el Calvario para la cuarentena. Los enfermos eran trasladados al hospital, donde se les atendía sin contacto directo con el médico, quien indicaba los tratamientos desde fuera.

Además se llevaron a cabo diferentes medidas tendentes a controlar la expansión de la peste:

  • Control de Movimientos: Se prohibió a los vecinos mudarse de casa y se ordenó matar a los animales domésticos para evitar la propagación del contagio.
  • Purificación: Las casas de los contagiados eran desinfectadas con cal viva y ahumadas.
  • Asistencia Médica: Se contrató a un médico y un cirujano de Málaga, expertos en tratar la peste.

La epidemia dejó un saldo de 127 muertos en el hospital de contagio y una economía local devastada. Las arcas concejiles quedaron exhaustas, a pesar de las multas y los donativos del duque de Sessa. La recuperación fue lenta y complicada por nuevas crisis de subsistencias y epidemias en los años siguientes.

La peste de 1648-1651 tuvo un impacto devastador en Cabra, evidenciando las dificultades de una época marcada por la enfermedad y la escasez. Las medidas adoptadas por las autoridades, aunque severas, fueron necesarias para contener el contagio y proteger a la población. La historia de esta epidemia en Cabra es un reflejo de la lucha constante contra las adversidades en el Antiguo Régimen.

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