Fernando III de Castilla
Fernando III el Santo (Zamora, 1199 - Sevilla, 1252). Rey de Castilla (1217-1252) y de León (1230-1252). Es también conocido como Santo Rey Don Fernando. Fue hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla.
Biografía
Tras la temprana muerte de Enrique I de Castilla y la abdicación de su madre, obtiene en 1217 el reino de Castilla. Tuvo que enfrentarse a la casa de los Lara por una revuelta nobiliaria. Tras casarse con Beatriz de Suabia (1219), se dedicó preferentemente a dirigir las campañas conquistadoras, combinando hábilmente las acciones diplomáticas con beneficiosas intervenciones bélicas que se valían de las discordias existentes en los distintos reinos musulmanes.
A la muerte de su padre Alfonso IX de Castilla en 1230, tuvo que luchar por el trono de León, ya que éste legó su reino a Sancha y Dulce, hijas de su primer matrimonio con Teresa Sánchez de Portugal. Gracias a la persuasión y algún pago heredó el reino de León, pasando a ser Rey de Castilla y León, y anexionándose el reino taifa de Murcia (1243). Por otra parte, estableció las fronteras con Aragón en el Tratado de Almizra (1244) y repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, la Iglesia y los nobles, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios.
Asímismo, reconquistó todo el territorio de la actual comunidad autónoma de Andalucía, exceptuando el Reino de Granada, siendo importantes las tomas de ciudades como Úbeda (1233), Córdoba (1236), Jaén (1245) y Sevilla (1248).
El Papa Clemente X lo canoniza en 1671 siendo el primer rey español que es elevado a la santidad. Le sucedió su hijo Alfonso X, apodado el Sabio.
Su labor en Córdoba
El 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, Fernando III entró en Córdoba en el marco de la Reconquista, bajo la advocación de la Virgen de Linares (imagen que aún se conserva en el santuario[1] del mismo nombre).
Con la firma de la rendición, se acordó que todos los musulmanes debían abandonar la ciudad con todos los enseres que pudiesen transportar, como así sucedió. Parte de las antiguas fincas romanas fueron repartidas entre los nobles que colaboraron en la toma de la ciudad, procedentes de Burgos, León, Navarra, Talavera y Toledo.
Durante el reinado de Fernando III el Santo, comenzó la construcción de nuevas iglesias (algunas de ellas sobre antiguas iglesias destruidas por los musulmanes), hasta alcanzar el número de catorce, las actualmente conocidas como iglesias fernandinas. Siete de estas iglesias estaban localizadas en la villa y otras siete en la Ajerquía.
Las iglesias fernandinas se caracterizan por su transición del románico monacal, al gótico castellanizado, y en las mismas se pueden apreciar una sólida fábrica, artesonados mudéjares y arcos de nervadura en ojiva.
La ciudad se dividió en 14 collaciones (barrios), de acuerdo al Fuero de Córdoba, otorgado en 1241 y coincidentes con esas 14 iglesias.
De éstas permanecen hoy en día las iglesias de la Magdalena, San Lorenzo, San Pablo de Córdoba, San Pedro de Alcántara, San Francisco y San Eulogio de la Ajerquía, Santiago, San Andrés, San Nicolás de la Villa, San Miguel, San Agustín y la capilla de San Bartolomé. Así mismo, junto al obismo de Osma, consagró la antigua mezquita a la Asunción y ordenó la construcción de la capilla de Villaviciosa en 1257 en la mezquita-catedral.
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Fuente
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