Miguel Fresneda Mengíbar
Miguel Ramón Fresneda Mengíbar, ,(*Jódar, 6 de junio de 1858 - †17 de septiembre de 1944) fue militar español. General de brigada de Infantería, fue presidente de la Diputación Provincial de Córdoba entre el 20 de enero de 1924 y el 20 de marzo de 1925, durante la Dictadura de Primo de Rivera. Nombrado hijo adoptivo de la ciudad además de presidente del Círculo de la Amistad.
Biografía
Su padre, Eugenio Fresneda, era funcionario y abogado, y su madre se llamaba María Severina Mengíbar.[1] Realizó sus estudios iniciales en la escuela municipal de su ciudad natal posiblemente de José Molina Bago[2]. Aunque a la edad de 20 años deja su pueblo, nunca dejó de tener relación con el mismo siendo devoto, entre otros, del Santo Cristo al cual donó y durante la posguerra la corona y potencias así como el retablo mayor.
Miguel Fresneda estuvo casado con Ángela Carbonell y Morand, de la familia Carbonell. Presidió el Círculo de la Amistad en dos ocasiones, entre 1915 y 1916 y en 1920. Su hija Ángela Fresneda Carbonell se casó en 1933 con un hijo del marqués de Boil, José María de Arróspide Olivares.[3]
Carrera militar (1878-1922)
A los veinte años, el 30 de agosto de 1878, ingresó en la academia de infantería, según consta en su expediente personal en el Archivo General Militar de Segovia. En julio de 1881 se graduó de la academia como alférez y fue asignado al Regimiento de Infantería Saboya en Burgos. Posteriormente, fue destinado a diferentes lugares como Cataluña, Logroño, Granada y Úbeda. En 1887, fue trasladado al Batallón de Cazadores de Cuba nº 17 en Granada, donde ejerció como profesor en la Academia de alumnos y ayudantes del Batallón, y también en la Academia de Sargentos hasta 1892. En 1893, fue destinado a Melilla, donde participó en diversas acciones bajo las órdenes del general García Margallo, siendo condecorado con la Cruz de 1º clase del mérito militar.
Luego, fue asignado a Córdoba, Sevilla y por sorteo sale a Cuba en el año 1895 donde estaría hasta el fin de la guerra en el año 1898. Su actuación en la guerra le permitió alcanzar en el año 1897 el grado de comandante y al año siguiente recibió la Orden de Isabel la Católica.
En 1916 ascendió a coronel y en 1920 a General de Brigada, obteniendo la Cruz de San Hermenegildo ese mismo año. En el año 1921 y durante la campaña de Annual de 1921, fue Gobernador Militar de Melilla, siendo interrogado e investigado por el general de división Juan Picasso González en relación con los sucesos ocurridos, en lo que se conoció como el "Expediente Picasso". Finalmente, pasó a primera reserva en 1922 y a segunda en 1924.
Estancia en Córdoba (Desde 1900)
La primera estancia en Córdoba ya se situaba en el año 1894 y quizás por esas fechas o tras su vuelta de la guerra de Cuba es donde conoce a la que sería su esposa Ángela, con la que casa en el año 1900, el 12 de febrero.
En el año 1905 era vicepresidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País[4] y en el año 1906, era también vicepresidente del Círculo de la Amistad[5], institución de la cual era socio y de la que fue elegido presidente entre los años 1915 y 1916 así como en 1920, cuando era coronel jefe del Regimiento de Infantería de la Reina número 2 de Córdoba.[6]
En el año 1924 y bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera fue presidente de la Diputación de Córdoba de manera interina entre el 22 de enero de 1924 y el 20 de marzo de 1925.
Como empresario, fue promotor del cine Góngora, regalo a su hija María[7], fue presidente del Consejo de Administración de la Casa Carbonell y Compañía desde junio del año 1936[8] hasta su fallecimiento en el año 1944.[9] así como ganadero[10]
Condecoraciones[11]
- Gran Cruz Roja del Mérito Militar
- Gran Cruz de San Hermengildo, roja y pensionada de segunda
- Maria Cristina con cuatro rojas pensionadas y sencilla
- Cruz de Isabel La Católica
Homenaje en Córdoba. Crónica del Diario de Córdoba -4 de julio de 2022-
El 3 julio de 1922 y en la Caseta que el Círculo de la Amistad tenía en el paseo de la Victoria se le tributó un homenaje de entre 300 y 500 personas
Eh la Caseta que el Círculo de la Amistad tiene establecida en el Campo de la Victoria, se celebró anoche el banquete popular que la ciudad de Córdoba le ha ofrecido en homenaje de admiración patriótica y gratitud por la labor que en el territorio y la plaza de Melilla ha realizado. La concurrencia fué numerosísima, calculándose en unos quinientos el número de asistentes al acto. En la presidencia acompañaron al ilustre general a quien se ofrecía el obsequio, el alcalde de la ciudad don Sebastián Barrios Rejano, el gobernador militar general don Rafael Pérez Herrera, el director general de Primera Enseñanza don Manuel Enriquez Barrios, los diputados a Cortes por Córdoba y Montilla don Florentino Sotomayor Moreno y don José Fernández Jiménez, el presidente de la Diputación provincial don José de Silva Jiménez, don Félix Peiro en representación del gobernador civil, el delegado de Hacienda don Modesto Marín Fernández, el vicepresidente de la Comisión provincial don Rafael Jiménez Amigo, don Rodrigo Barasona Fernández de Mesa en representación del Círculo de la Amistad, el presidente del Casino Liberal don José García Martínez, el teniente de alcalde don Armando Lacalle Castro por la Comisión organizadora, el presidente del Club Guerrita don Rafael González López, el del Casino de la Unión Mercantil don José Carrillo Pérez y el de la Cámara de Comercio e Industria don Manuel Rodríguez Manso. Entre la numerosa concurrencia las clases de la sociedad estaban representadas. La comida, cuyo servicio había sido muy acertadamente dispuesto por la Comisión organizadora, fué exquisitamente presentada por los señores Moreno y Santiago. Formaron la Comisión organizadora don Manuel Tienda Argote, don Armando Lacalle Castro y don Francisco Salinas Diéguez, quienes recibieron muchas felicitaciones por el acierto con que realizaron la labor que les había sido encomendada. He aquí la nota de las viandas: sopa real, pescada a la andaluza, paella valenciana, ternera a la francesa, gazpacho clásico, frutas, café y vinos de Rioja y Montilla. Al final, el señor Salinas leyó las numerosas adhesiones recibidas, entre las que figuraban, redactadas en términos muy entusiásticos, las del senador don Rafael Conde Jiménez, el Ayuntamiento de Jímena, representaciones de todas clases del pueblo de Jódar y fábrica de los señores Carbonell en Aguilar. Consignábase en esta última elocuente homenaje de admiración al antiguo valeroso capitán de guerrillas de Cuba que había concluido su actuación militar con la brillante actuación realizada en el territorio de Melilla. También sa recibió la adhesión, redactada en términos muy entusiásticos y cariñosos, del diputado a Cortes por Córdoba don Eugenio Barroso. Levantóse a hablar el alcalde don Sebastián Barrios Rejano para ofrecer el homenaje en nombre de la ciudad. Dijo que el Hada de las compensaciones, con una mano descargaba en el tráfago ordinario de la vida el fardo do las miserias y con la otra limpiaba la frente fatigada por la lucha y ofrecía actos tan hermosos y consoladores como el que se celebraba, al rendir homenaje de amistad efusiva y de felicitación cariñosa al ilustre general Fresneda. Bien de la Patria y bien de Córdoba merece por la doble actuación que ha realizado el África. Ha completado brillantemente la hoja de servicios en que legítimamente cifran su satisfacción los caballeros militares, porque ella es ejecutoria de sus merecimientos Como jefe de la columna de defensa de la plaza de Melilla ha intervenido en operaciones decisivas y es justo en este punto dedicar un recuerdo afectuoso a otro militar valeroso que es comprovinciano nuestro: don Miguel Núñez del Prado. En la Junta de Arbitrios, ha laborado con honradez e inteligencia que nosotros hemos oído proclamar a los melillenses. En cuanto a Córdoba, este acto, de correspondencia de bellos sentimientos, representa el homenaje que la ciudad rinde al general ilustre a quien las madres de nuestra población deben gratitud imperecedera por e trato cariñosísimo de que ha hecho objeto a los soldados nuestros que han ido a la guerra. Notorio es esto y de ello he conocido pruebas innumerables en cartas de soldados y de familias de estos. Propongo que las flores que sujetas con cintas de los colores nacionales adornan la presidencia de este acto sean enviadas al hogar venturoso del general Fresneda. En reciente ocasión decía el cordobés ilustre que ocupa el más alto puesto de la gobernación de la Patria que los hombres, en su ingratitud hacia las mujeres, las apartan de los actos que ellos solos para su satisfacción organizan y luego les envían ramos de flores que son como el cadáver de la fiesta. No ocurre así en este caso, porque se trata de la extensión del homenaje que rendimos al general ilustre hasta el hogar en que se encuentra la dama virtuosa que realizó admirable labor en los Hospitales de Melilla y que en la cantina del herido atendió con maternales solicitudes a los militares que luchaban por la Patria. Para que la generosidad de Córdoba resplandezca, baste decir que este homenaje se verifica cuando ya nada puede pedirse a la generosidad del general Fresneda, toda vez que por ministerio de la ley ha terminado su vida activa de militar. Brindó por él, por España y por Córdoba. Al terminar su elocuente discurso, el señor Barrios Rejano fué aplaudido con entusiasmo grandísimo. A continuación levantóse a hablar el señor Enriquez Barrios, siendo saludado con entusiásticos aplausos. Agradezco vuestro aplausos— dijo — porque con ellos me demostráis el cariño que como cordobeses me tenéis y los dedico al hombre ilustre a quien rendimos este homenaje merecidísimo, que hacemos extensivo al hogar venturoso en el que se hallan una dama de excelsas virtudes y una joven que con ella ha atendido generosamente a los heridos y enfermos de la guerra. Córdoba es madre de corazón tan generoso que a raudales entrega su afecto a la pléyade brillante de sus hijos y aun dispone de amor para hacer hijos suyos también a figuras del prestigio del general Fresneda. Para la expresión de estos nobles sentimientos de hospitalidad e hidalguía, es marco adecuado este lugar hermoso, embellecido por el arte y la naturaleza y en el que el amor ha sido la inspiración de las fiestas más gratas. Decía oportunamente el alcalde señor Barrios Rejano que después de las crueldades de la guerra se nos ofrecía esta compensación hermosa del homenaje al general Fresneda. Luce el sol después de la tempestad y Córdoba ofrece la expresión de sus más altos aprecios al militar valeroso a aquien consideramos cordobés. Bien sabemos que el general Fresneda, oh su nobleza notoria, no olvida al pueblo que le vio nacer, el que en este acto se encuentra representado por una comisión valiosa. Ama a Jódar, su pueblo natal, con filial afecto, y yo, que sé que para él ha deseado siempre, como suprema aspiración, que se le concedía una escuela, al asociarme al homenaje, en nombre de Córdoba y como ofrenda de ella digo, que la escuela le será concedida. Una ovación clamorosa premió estas hermosas manifestaciones del ilustre orador. El señor Enriquez Barrios se refirió también al regimiento de la Reina, connaturalizado con la ciudad, y en delicadísimos párrafos se refirió a los oficiales que al regimiento de ia Reina vinieron y aquí formaron un venturoso hogar. Todos ellos, formando parte del Ejército de Melilla, han enaltecido el pabellón de la Patria. Ahora, en esta fiesta de amor y hospitalidad, cuando luce el arco iris que sigue a las tempestades, cumplamos la grata obligación de dedicar en estos momentos de grave importancia para la Patria, cariñoso recuerdo a quienes por ella continúan luchando en África. Nuevas aclamaciones premiaron el admirable discurso del señor Enriquez Barrios. Reprodugóronse éstas al levantarse a hablar el general Fresneda.; Comenzó diciendo que en las circunstancias difíciles de su vida militar había fiado la solución a la serenidad y agregó que en los momentos en que hablaba no podía acudir a aquella fuerza, porque se encontraba profundamente emocionado. He abrigado, como todos — añadió ilusiones respecto a mi carrera militar, pero nunca pude imaginarme qué fuese acreedor al homenaje que Córdoba me ofrece ahora y al que me ha concedido al nombrarme hijo adoptivo. Me he limitado a cumplir mi deber, por España y por Córdoba. He de decir que cuanto he realizado que pueda merecer significación ha sido debido a la educación que recibí en mi pueblo natal, en Jódar, dónde me enseñaron a ser siempre honrado y digno. Al reiterar el cariño que debo a Córdoba, renuevo el deseo do que alcance rápida prosperidad. Ha de obtenerla porque ella la desea con firme voluntad y porque cuenta con el valimiento de hijos ilustres, como el cordobés preclaro que ocupa la presidencia del Consejo dé Ministros. Decíanme algunos que no aceitaban a comprender cómo al término de mi vida militar había deseado ir a África. Fué sólo por sentimiento patriótico, para cumplir mi deber. En Granada, al frente de mí brigada de 'Infantería sufrí la abrumadora impresión de los sucesos de Anual y sólo halló motivos de compensación cuando recibí la orden de Marchar a Melilla. Al dirigirme a Córdoba para despedirme de mi esposa y de mi hija, temí encontrarlas presas de natural impresión, pero bien pronto comprendí que se hacían cargo de que yo había de cumplir el deber que tenía contraído con la Patria y que a él subordinaban el temor de perderme en la empresa. Desembarqué en Melilla en la madrugada del 29 de Julio, cuando la ciudad se hallaba entristecida por las infamias de que las hordas del Rif habían hecho víctimas a hermanos nuestros. Encargóme el general Berenguer de la columna de defensa de la plaza y ocupé también la presidencia de la Junta de Arbitrios. Poco después llegaron mi esposa y mi hija, cuando la plaza sufría el cañoneo de los rebeldes y desde el primer momento atendieron a los heridos y enfermos en los hospitales y en la Cantina del soldado, en la que a diario se cuidaba de doscientos a cuatrocientos pacientes, algunos con tifus, presas otros de dolencias también contagiosas. Nunca temí que ellas sufrieran ningún mal, porque sabía que Dios había de velar por quienes atendían a los soldados en representación de las madres de aquí que lloraban por ellos. En las operaciones, como las de Sidí Hamed el Hach, el Atalayón y Tisza, puedo decir que se realizaron los objetivos con muy escaso número de bajas, y no atribuyo este resultado a condiciones mias, sino a la protección de Dios. En la plaza, con mano dura primero, para contener los apetitos de las gentes que de todas partes llegaban, y fácilmente después, mantuve el orden y la organización, hasta el punto de que, al cumplir el tiempo de mi permanencia, les melillenses pedían que continuara. Tengo la satisfacción de decir que regreso sin haber fracasado como militar. En cuanto a la actuación en la Junta de Arbitrios, en diez meses de labor he dejado en realización veinticuatro escuelas, un mercado, el proyecto de alcantarillado y más de tres millones en el Banco. Melilla será un paraíso si, como deseo, se continúa laborando con buena voluntad. Repito que me he limitado a cumplir mi deber y bien comprenderéis que no refiero estas circunstancias para que las apreciéis, porque ellas no valen el homenaje generoso de que me hacéis objeto. Los concurrentes aclamaron de nuevo al señor Fresneda a la terminación de su sentidísimo discurso. Por último, usó de la palabra el nuevo gobernador militar general don Rafael Pérez Herrera. En términos muy elocuentes, consignó su reconocimiento al alcalde señor Barrios Rejano por haberle invitado a un acto de homenaje a un general de brillante y prestigiosa historia. Agregó que se complacía de concurrir a la hermosa demostración de admiración y afecto tributada al militar prestigioso que había intervenido brillantemente en el castigo de la horda que había cometido tropelías abominables en el Rif. Asimismo se congratuló da que el pueblo de Córdoba mostrase sus virtudes civiles, en la adhesión al general prestigioso a quien nombra hijo adoptivo. Terminó abrazando al general Fresneda. Fué aplaudidísimo por su vibrante oración. Finalmente, el señor don Juan Herrera Fernández habló en representación de la Comisión de Jódar que asistía al homenaje. Manifestó que al hablar en acto tan importante acometía una empresa superior al alcance de sus facultades y lejos de la esfera de sus actividades. Dijo que a ello le impulsaba el cariñoso requerimiento del señor Enriquez Barrios, en su discurso elocuentísimo. En frases muy sentidas, recordó la brillante historia del señor Fresneda, de quien el pueblo de Jódar se enorgullecía justamente. Concluyó diciendo que el Guadalquivir que a las dos poblaciones concedo sus dones inagotables, sería mensajero constante de la gratitud y el afecto de Jódar a Córdoba por el afecto de esta ciudad hacia el general Fresneda. Con este sentido discurso terminó el acto hermosísimo rendido por Córdoba al ilustre militar que tan relevantes servicios ha prestado a Córdoba y a la Patria en el territorio de Melilla. Renovamos la expresión de nuestra adhesión entusiástica al benemérito caudillo. </div> |
Predecesor: Francisco Campos Navas |
Sucesor: Francisco Santaolalla Natera |
Referencias
- ↑ Persona - Fresneda Mengíbar, Miguel (1858-1944). PARES. Portal de Archivos Españoles
- ↑ El General de Brigada don Miguel Fresneda Mengíbar. HIstoria de Jódar
- ↑ Notas de sociedad, en el Diario de Córdoba, 30 de octubre de 1933, pág. 2.
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVI Número 16446 - 1905 enero 25
- ↑ Almanaque del obispado de Córdoba: Año 1906 - 1906
- ↑ Biblioteca del soldado, en el diario La Voz, 3 de enero de 1920, núm. 3, pág. 2.
- ↑ Aquel cine gongora, hoy teatro. 8 de octubre de 1911. SOLANO MÁRQUEZ, F.
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LXXXVIII Número 30601 - 1936 junio 5
- ↑ Hoja Oficial del lunes : editada por la Asociación de la Prensa: Epoca Tercera Número 287 - 1944 septiembre 18
- ↑ Boletín agrario : Órgano Oficial de la Cámara Agrícola Provincial de Córdoba: Año I Número 5 Epoca Segunda - 1935 mayo 1
- ↑ Esquela Miguel Fresenda Mejíbar (sic). Diario Córdoba. 18 de septiembre de 1944. Accesible online en Biblioteca de Córdoba. Colección Ildelop. Carpeta Personajes Militares
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