El Caído (Córdoba)

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Paso de Jesús Caido.
Palio de Ntra Sra del Mayor Dolor en su Soledad.

La Venerable, Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad es una hermandad cordobesa creada en el siglo XVII.

La Hermandad, más conocida como "El Caído", es una de las más antiguas de Córdoba. Sus inicios se remontan al s. XVII, cuando la imagen de Jesús llega al convento procedente, se cree, desde Granada. También es conocida popularmente como la "Hermandad de los toreros", entre otros motivos porque en su época estaba cercana al matadero de Santa Marina, cuna de grandes toreros y porque Manolete y Lagartijo fueron Hermanos Mayores. Bajo las trabajaderas suelen ir novilleros, y en presidencia no faltan nunca varios matadores.

La Hermandad se encuentra enclavada en una zona céntrica de la ciudad: la Cuesta de San Cayetano. Esta zona ha experimentado una progresión demográfica importante que, lógicamente, ha repercutido en los hermanos que pertenecen a la Cofradía, en la actualidad más de 1500. Por otra parte, la vecindad con el Colegio Virgen del Carmen, centro educativo de los Carmelitas, supone una "cantera" fundamental que cada año aporta nazarenos y costaleros a la Estación de penitencia.

El patrimonio de la Cofradía se sustenta en el importante avance que al respecto se produjo en el s. XX. La labor de restauración que se lleva a cabo en estos últimos años permite admirar los enseres en su máximo esplendor.

La Hermandad cuenta con un pequeño museo en el que se muestran los enseres de más valor artístico, así como un traje de luces donado por Manolete. Se puede visitar normalmente los jueves de 20:00 a 22:00h.

El Caído no es una hermandad de silencio, aunque se la considera de las serias entre las que llevan música. Sus pasos son considerados excelentes, característicos, aunque también extremadamente pesados para los costaleros, tal y como se concibieron hace más de cincuenta años.


Pasos

Reseña Histórica

Orígenes

El origen de esta hermandad se remonta a antes de 1676, cuando el maestrescuela de la Santa Iglesia Catedral donó la imagen de Nuestro Padre Jesús Caído a los Carmelitas Descalzos del convento de San Cayetano, también conocido como convento de San José. Esta donación marcó el inicio del culto a Jesús Caído, lo que llevó a la construcción de una capilla en su honor en 1676. Inicialmente, la imagen fue conocida como Jesús Nazareno, pero a partir de 1736 se adoptó la advocación de Jesús Caído.

A lo largo del siglo XVIII, la imagen fue adornada con una corona de espinas de plata, financiada por las limosnas de los devotos. La devoción hacia Jesús Caído alcanzó su punto álgido a principios del segundo tercio del siglo XVIII, lo que llevó a la construcción de una capilla suntuosa, cuya construcción comenzó en 1732 y finalizó en 1736. En esta capilla, Jesús Caído ocupaba un lugar destacado en el altar central, acompañado por las imágenes de Nuestra Señora del Socorro, Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista.

El culto a Jesús Caído y a la Dolorosa reflejaba el fervor de los fieles, lo que condujo a la fundación de la cofradía de Jesús Caído en 1765. Esta cofradía realizó su primera procesión el Jueves Santo de 1779, acompañando a Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad. Esta procesión atrajo una gran atención, especialmente porque, tras una prolongada sequía, una lluvia torrencial cayó justo después de que la procesión regresara a su templo, lo que muchos consideraron un prodigio atribuido a la imagen titular de la cofradía.

Siglo XIX

La incorporación a la Semana Santa cordobesa llevó consigo una indudable vitalidad de la cofradía que se mantendrá hasta los primeros años del siglo XIX. A partir de esa fecha se producirá una fase de postración que se agrava de manera paulatina hasta llegar a la disolución decretada en el año 1818. Esta crítica situación se agudiza dos años más tarde cuando quedan suprimidos los desfiles procesionales en nuestra ciudad por el edicto del obispo Trevilla.

No será hasta 1851 cuando se reorganice la cofradía, lo que significa el resurgir de la devoción popular a Jesús Caído que vuelve a hacer estación de penitencia en ese mismo año y junto a Nuestra Señora del Mayor Dolor al año siguiente. Las dos imágenes de la cofradía participan en la procesión oficial hasta el año 1858, ya que el obispo Alburquerque toma la decisión de reducir el número de imágenes de la procesión oficial. Esta decisión supone que la cofradía entre en un paréntesis de tres lustros en el que la hermandad vuelve a entrar en una fase de aletargamiento, hasta que en 1874 se lleva a cabo una nueva reorganización de la hermandad y esta cobra un fuerte impulso produciéndose un notorio incremento de los efectivos humanos que llegan a alcanzar en 1885 la cifra de 363 personas. Esta pujanza coincide con el mandato, como hermano mayor, del torero Rafael Molina Sánchez.

La crisis del movimiento cofrade en nuestra ciudad a lo largo de las primeras décadas del siglo XX tienen una incidencia menor en la hermandad del Caído, aun cuando se produce un descenso de los efectivos humanos. A partir de 1919, bajo el mandato de Rafael Flores González, se desarrolla una fructífera labor que va a suponer un nuevo incremento en el número de hermanos y el poder afrontar proyectos de envergadura. Así en el año 1921 se estrena el nuevo paso de la imagen titular.

La hermandad del Caído constituye uno de los ejes en torno a los que gira la Semana Santa cordobesa durante las dos primeras décadas del siglo XX, siendo la única cofradía que hasta 1918 saca por sí misma una procesión al margen del desfile oficial del Viernes Santo en el que también participa con su imagen titular. Está documentada la presencia en estas procesiones del Jueves Santo de acompañamiento musical, siendo lo más frecuente una capilla vocal e instrumental, actuando en ocasiones una banda de música y en 1921, por primera vez, una banda de cornetas y tambores.

Siglo XX

En el año 1930 la hermandad recibe el título de real, seguido en 1931 por el título pontificio.

Los proyectos liderados por los marqueses de la Mota de Trejo buscan mejorar la salida procesional del Jueves Santo. Se encargan respiraderos de metal plateado a la firma sevillana Sucesores de Manuel Seco. La influencia sevillana se nota en el hábito penitencial y en los cetros y bastones de los cargos, mientras que las cuatro bocinas adquiridas en Málaga añaden aún más esplendor.

La proclamación de la II República el 14 de abril de 1931 marca el fin del auge de la hermandad y el inicio de una crisis que afecta a todas las cofradías y a la Semana Santa en general. Después de este periodo, la cofradía comienza a recuperarse en 1937.

El 10 de diciembre de 1939, el torero Manuel Rodríguez “Manolete” es nombrado hermano mayor. Durante su mandato, la cofradía revive, fortaleciendo sus lazos con el mundo taurino, con miembros destacados como “Machaquito”, la esposa de “Guerrita” y varios subalternos, así como miembros de la cuadrilla de “Manolete”. Además, se inicia el proyecto de un nuevo paso para Jesús Caído, encargado al tallista cordobés Rafael Valverde Toscano.

En agosto de 1942 se aprueban unos nuevos estatutos. La cofradía experimenta un crecimiento entre 1948 y 1962, reflejado en un aumento de hermanos y aportaciones económicas, especialmente para el proyecto del palio del paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.

La trayectoria brillante de la cofradía se ve afectada en 1962 cuando Rafael Gálvez del Cerro, por segunda vez presidente de la Agrupación de Cofradías, propone como hermano mayor a “Parrita”, matador de toros. Ante su negativa, Gálvez del Cerro sigue al frente de la cofradía, que entra en una crisis hasta finales de los setenta, a pesar de la presidencia nominal de Matías Prats Cañete desde octubre de 1966, quien reside en Madrid.

El devenir de la Hermandad de Jesús Caído refleja un ciclo de altibajos a lo largo de los años. En un principio, la designación de Rafael Jaén Toscano como hermano mayor marcó un cambio significativo en la dirección de la Hermandad. Bajo su liderazgo, se formaron dos cuadrillas de hermanos costaleros para portar las imágenes en la procesión del Jueves Santo, lo que contribuyó a revitalizar la participación de los fieles y atraer una nueva generación de devotos.

Sin embargo, las dificultades económicas persistieron, y Antonio Romero Alfaya se vio obligado a emprender acciones para solventarlas durante su mandato. Durante este período, se realizaron esfuerzos para aumentar el número de hermanos y se llevaron a cabo diversas actividades para recaudar fondos, aunque la situación financiera de la Hermandad seguía siendo precaria.

Juan J. Cas Hernández asumió el cargo de hermano mayor con el objetivo principal de estabilizar la economía de la Hermandad. Su gestión estuvo marcada por la búsqueda de recursos y la ejecución de proyectos para mejorar las instalaciones y enseres de la cofradía. Gracias a sus esfuerzos, se lograron avances significativos, como la ampliación del local de la Hermandad y la restauración de importantes elementos del patrimonio religioso.

El liderazgo de José Jiménez Pérez continuó la línea trazada por sus predecesores, centrando sus esfuerzos en fortalecer la posición financiera de la Hermandad. Durante su mandato, se llevaron a cabo importantes proyectos, como la restauración del paso de Jesús Caído y la organización de eventos para recaudar fondos. Además, se fortaleció la relación con la comunidad, lo que contribuyó a aumentar el número de devotos y participantes en las actividades de la Hermandad.

Con la llegada de Rafael C. Roldán Sánchez al cargo de hermano mayor, se inició una nueva etapa de crecimiento y expansión para la Hermandad. Bajo su liderazgo, se llevaron a cabo importantes reformas estructurales y se impulsaron proyectos ambiciosos para modernizar las instalaciones y mejorar el patrimonio de la cofradía. Gracias a sus esfuerzos, la Hermandad experimentó un notable crecimiento en número de hermanos y devotos, consolidándose como una de las más importantes de Córdoba.

Datos del 2006

Salida del Jueves Santo de 2006: Aproximadamente 550 nazarenos (cerca de 90 son esclavinas), 150 costaleros, 100 músicos, 100 penitentes, 20 mantillas, personal de apoyo (aguadores, pertiguero, organización, enciendevelas), lo que nos lleva a un total de unas 1000 personas este Jueves Santo. La procesión dura más de 6 horas, desde las 18:00h hasta cerca la la 1:00h de la noche.

La apuesta de la Hermandad es difundir las bandas cordobesas en contraposición a las agrupaciones foráneas, llevando durante el año 2006, dos bandas cordobesas.

Hermanos Mayores


Hábito

Túnica morada, cubrerrostro y cíngulo negros.

Templo

Iglesia de San Cayetano.

Horario

  • Salida: 18:20
  • Entrada: 00:00

Itinerario

Referencias


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