Círculo Gallístico

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Pelea de Gallos

El Circulo Gallístico o Circo Gallístico fue un club para peleas de gallos. Era un grupo de personas que regentaban lo que fue las Peleas de Gallos o el llamado Reñidero de Gallos hasta principios de la década de 1960.[1]

Historia

Las peleas de gallos tuvieron gran apogeo en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX[2]

El local dónde se realizaban estaba ubicada en la Plaza de las Doblas. El edificio tenía forma de una placita de toros, ya que la parte dónde se efectuaban las peleas era un recinto circular con un diámetro de unos 5 metros. Estaba vallado como una barrera entre dicho circulo y las gradas, cuyos asientos estaban forradas con hule verde, construido también de forma circular compuestas con varias filas en su altura que podían albergas unos cientos de personas. Remataba el circo una cristalera hexagonal que permitía la entra de luz e impedía la lluvia, el cual podía observarse desde la plaza de Capuchinos. Fue un monumento perdido por culpa de la piqueta especuladora, consecuencia de la una política urbanística mal llevado en los años sesenta y setenta.

El aliciente de las Peleas de Gallos aparte de verlos en su lucha, era la apuesta por medio de quinielas concertadas donde se pujaba por los gallos que presentaban apariencia de ganadores: por su historial, por su presteza física o resistencia en minutos en el pequeño ruedo sin llegar a cantar la gallina.

Vista de la cúpula del Círculo
Hubo un gallo famoso en Córdoba por ser vencedor en muchísimas competiciones, llamado “El Gallo” que dio nombre a una bodega muy popular ubicada en la calle Buen Suceso o a la taberna de la misma denominación en la calle María Cristina, aún se conservan en ambos lugares la foto de la famosa ave.

El domingo 13 de marzo de 1938, en plena Guerra Civil, tras un parón de dos años, reabrió el Circo gallístico de Córdoba con diez nuevas quimeras. Destacaron varios gallos de Puente Genil y Palma del Río y la presentación de la gallera la Almadraba, de Córdoba. Entre los propietarios, Pineda, Martínez, Juan González, Aroca y el Pisto.[3] El domingo 20 de marzo de 1938 volvieron las peleas de gallos, en este caso con 7 quimeras.[4]

En los años cuarenta según las crónicas escritas, había gallos famosos como “Bocanegra” magnifico ejemplar cuyo propietario era Narciso León, “El Bonito” de Rafael Gómez, “Mariposa” de Benito Cordobés, “Formalito” de José Morales, “Benameji”, “El Vaquero”, “El Bonito”, “Primoroso”, “Benito”, “Gallito” u otros muchos que hacía exaltar las voces y las apuestas de los aficionados.

Muchos toreros y aficionados eran igualmente seguidores de las peleas de los gallos, como el picador de "Lagartijo" "Juan el de los Gallos", el mismo Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", el también torero Manuel García Bejarano o el gran aficionado a los toros Baldomero Milla Gracia.


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Testimonios

  • Se recoge parte el comentario que Joaquín Milla Milla publicó en la revista Córdoba en Mayo sobre los Gallos de Quimera.


Me contaba mi tío Baldomero Milla Gracia, que el viejo reñidero fue obra de dos grandes cordobeses: Rafael Molina Sánchez "Lagartijo" (El Grande) y José María Roldán, los cuales eligieron por sitio algo místico, muy cerca del Cristo de los Faroles y de Nuestra Señora de los Dolores. El reñidero tenía que ser algo de misterio, y por modelo representar la Plaza de toros de los Tejares en miniatura (único en el mundo).Por aquellos callejones de bóvedas oscuras pasaba yo de nene al anfiteatro de los gallos. Los señores Aroca, José Castro y Martínez eran los jueces.
En tiempos de la Guerra Civil se prohibió apostar, y una pelea de gallos sin apuestas, le da un parecido a una corrida de toros sin sol, sin mujeres y sin olés. Todo terminó en unas décadas después como tenía que terminar, al intervenir la piqueta demoledora.
Recuerdo a personajes que acudía al reñidero como: Manuel García Bejarano torero valiente retirado que apostaba a Rafalito Gómez (El Niño del Comandante) unas copitas de vino, y allá en lo alto de las gradas un viejo ciego llamado “El Pipi” que apostaba duros a medios por oídas. A Marcelino Domínguez un viejo calderero que iban sus apuestas contra un gallo llamado “El Espartero”. A Manolillo “El Escarolo” que compartía su oficio de zapatero con la de preparador de gallos.
De Arjona venia Francisco Talero con sus gallos “Rafaelillo” y “Tonelillo” que siempre ganaba; yo recuerdo a don Francisco, -viejo ochentón por aquel entonces- hombre alto y de bigote lacios, cuando curaba a sus gallos en el callejón del viejo Circo Gallístico, que contaba anécdotas de “Lagartijo” y "Francuelo", al recordar sus años mozos.
Peláez venía de Bujalance presentado gallinos con patitas de paje y espuelas mortales.
'De Córdoba reñía un gallo llamado “Faraón” de Pedro Castillo que pasó a la historia como gallo de metida valiente.
Frasquito Castro de Villafranca de Córdoba con voz de risa apostaba duros a pera gorda.
En tercera fila de butacas, con capa bordada por el “Niño Antonio”, clavijas de oro con vueltas verdes y rojas había un cordobés sentado con sombrero de ala ancha, venero de gracia y senequismo llamado Joaquín Milla Gracia.
¡La mistad de los concurrente se demostraba al oír las apuestas!


Enlaces externos

Referencias

  1. Publicidad, en el diario El Sur, 30 de abril de 1934, pág. 2.
  2. Riña de gallos. Postal del día. Diario Córdoba. 17 de abril de 1943. Accedido el 1 de octubre de 2010
  3. Circo gallístico, en el Diario de Córdoba, 15 de marzo de 1938, pág. 3.
  4. Circo gallístico, Diario Córdoba, 22 de marzo de 1938, pág. 2.

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